lunes, 27 de julio de 2020

Cara y cruz en A Mariña

No, no es el Caribe, ni falta que hace. Es Foz.

Este fin de semana nos fuimos a la playa de Punta Corbeira con Ducki, ya que es una de las poquísimas que en la Mariña está habilitada para ir con el perro. Pasamos un día magnífico con unos amigos y terminamos quedándonos en Foz a dormir.

Les diré la verdad, teníamos ciertas reservas con el tema de hacer esa pequeña excursión porque nos daba algo de miedo que, al ser un puente tan importante (el sábado era el día del Apóstol y, por lo tanto festivo) en que incluso las personas que trabajan habitualmente el fin de semana se lo tomaron como libre, estuviera todo lleno de gente hasta la bandera. Pues no.

En la playa había hueco para aparcar, algo tan habitual como ver un delfín en el mar de Lugo (no es extraordinario pero sí es raro), y una vez abajo se estaba de maravilla. Gente, pero sin exagerar, todos a distancias más que respetables y guardando unas distancias extraordinariamente prudentes, que a menos de seis o siete metros no había nadie. Por la tarde en Foz había más gente sí, pero en general todos muy bien, con sus mascarillas y apartándose unos de otros por la calle.

Por supuesto siempre hay quien da la nota. En la Taberna, el local de referencia de Foz desde que empezamos a ir hace casi treinta años, estábamos sentados en una mesa tranquilamente y en la de al lado se nos puso una pandilla que no solo no guardaba distancia alguna, sino que encima bromeaba con el tema, y más porque uno de ellos era de Burela y venía a decir que “¡anda que os contagio a todos!, jajaja”. Una pandilla que estaría entre los 30 y los 40 años, con sus niños pequeños por allí tocando todo, sentándose a la mesa sin dejar que la limpiasen primero, dándose ostentosamente abrazos y besos… Vamos, todo lo contrario de lo que nos están recomendando machaconamente y que, por lo visto, no acaba de calar.

No me entiendan mal, todos cometemos imprudencias y el riesgo cero no existe. Llevamos desde marzo con esto y aquí el que más y el que menos ha dado un abrazo que no debía o un beso que puede ser un riesgo, no nos engañemos, pero una cosa es que cometas una breve imprudencia (que te tiras después dos semanas dándole a la cabeza) y otra muy diferente que te lo tomes a chirigota y estés poco menos que lamiendo las mesas de los bares.

Ayer venía en la prensa que un señor se murió por un abrazo de una nieta. La chica, de 20 años, fue a verlo antes de presentar síntomas, con toda su buena fe. Le dio un abrazo al señor, y hala, los dos al hospital. La chica estuvo ingresada en la UCI 10 u 11 días y cuando salió su abuelo ya había fallecido.

En un fin de semana he visto la cara y la cruz de la crisis en A Mariña. Bravo por los unos, muy mal por los otros. Esto no es una broma. Sean prudentes y no bajen la guardia.

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