En una de esas guerras entre asociaciones “sin ánimo de lucro” pero que perciben cientos de miles, si no millones, de euros de nuestros impuestos, Facua denuncia que la Asociación que gestiona la lista Robinson ha sido víctima de un robo de datos que cifran en los correspondientes a unos 600.000 usuarios. Preocupante, porque se supone que esa lista es, precisamente, para evitar que tus datos circulen por el mundo adelante.
La lista Robinson es un sistema de suscripción voluntaria para evitar que te llamen o te manden publicidad no deseada. Yo mismo estoy dado de alta, aunque su única virtud es que cuando me llama un ser humano y no una grabación, al mencionar que estoy dado de alto cuelgan inmediatamente (sin despedirse, por cierto) y no te insisten machaconamente: “¿pero de verdad no está interesado en ahorrar en su recibo de la luz?”.
El tema de las llamadas al móvil para temas publicitarios, o a saber para qué, es una historia que se repite. A pesar de los reiterados anuncios del gobierno de que iban a terminar con estas prácticas la cosa sigue exactamente igual, o incluso peor.
No hacen más que llegarnos llamadas de números que el teléfono ya nos dice que pueden ser un fraude, aunque no es la primera vez que se equivoca y al coger la llamada es algo que realmente sí te interesa, no porque sea publicidad, sino porque es de una institución o de algo que es importante pero se identifica erróneamente como spam.
¿Para qué sirven esas llamadas en que cuando descuelgas no te hablan y se cortan? Pueden tener tres objetivos: el primero es saber si el número está operativo, lo que se comprueba con llamadas automáticas que ninguna persona real realiza, sino un ordenador. El segundo es obtener información de si descuelgas incluso aunque tu teléfono te avise de que puede ser un fraude, con lo que pasas a un listado de “este es tonto, llámalo” (aunque no seas tonto). El tercero, el más peligroso de todos, es grabarte diciendo algo como “Sí”, que mucha gente usa para responder al teléfono, lo que pueden usar para meter en una grabación en que autorizas el uso de tus datos o la contratación de un servicio.
La tecnología es maravillosa pero como no la controlemos van a acabar por volvernos a todos tarumba. Tanto ordenador llamando por teléfono, tanta llamada fantasma, tanta publicidad no deseada… el día menos pensado dejaremos los teléfonos y nos comunicaremos otra vez por carta.
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