martes, 3 de enero de 2012

Los peligros de las dietas-milagro

Año nuevo, impuestos nuevos. Bueno, siendo sincero no es que sean nuevos, son los de siempre, sólo que más altos. Rajoy ha terminado el espantoso año 2011 dando avisos de lo que será un 2012 en el que nos va a dar la risa. A pesar de que su intención, dijo, era no subir los impuestos, el desfalco contable que deja el amigo Zapatero parece ser que es mayor aún que el reconocido oficialmente, y pasa de un 6% a un 8% que, traducido a euros contantes y sonantes, vienen siendo unos 20.000 millones de euros. Yo hay días que no los gano.

El debate de si para salir de esta había que subir los impuestos o recortar los gastos se ha saldado, por lo que se ve, con una solución salomónica: subir los impuestos y recortar los gastos. Así todos contentos o todos jodidos (perdón por la palabra pero es la más gráfica que se me ocurre).

tijeras-antiguas Me sorprendió muchísimo que hoy saliera el PSOE a criticar la subida del IRPF por no ser progresiva. No sé qué se entiende por “progresivo” en algunos ámbitos, pero si a una persona que cobra 12.000 euros al año le suben 20 euros anuales y a una que cobra 400.000 también en 12 meses le clavan 20.500 euros parece que progresivo viene siendo. Al menos más que subir el IVA que ese sí que nos hace la pascua a todos por igual, y le sube un 2% en la barra de pan igual a Amancio Ortega que a un jubilado que cobre la mínima. Eso sí, seguro que Amancio compra pan más caro, pero eso es otro tema.

Lo que está claro es que aún es pronto para ver por dónde va a terminar la cosa tras este sorayesco “inicio del inicio”, pero los tiros sí que están bastante direccionados. La cuestión, creo yo, no es tanto si hay recortes o no hay recortes, si se suben impuestos o no se suben, sino el efecto que esto va a tener y si va a servir realmente para algo. Los sacrificios son más llevaderos si uno ve un resultado, y como en las dietas-milagro parece que es más sencillo no comer patatas fritas si en una semana bajamos dos kilos que con una vaga promesa de que a los seis meses estaremos en nuestro peso.

El problema es que las soluciones-milagro suelen salir rana, recuerden que suelen ser perjudiciales para la salud y que, encima, lo habitual es el efecto-rebote que te deja aún con más kilos que al comienzo. En lo económico, véanse aquellas grandes recetas de los 400 euros o el Plan E, que lo único que hicieron es vaciar las ya debilitadas arcas de la Administración aumentando una deuda que ahora vamos a tener que pagar entre todos, porque los que la generaron se van a sus casa con la tranquilidad de los sueldos cobrados (salvo Pepe Blanco, que a lo mejor se va a su celda, pero eso está por ver).

Así que, los experimentos en casa y con gaseosa. Vamos a las soluciones que sobre seguro dan resultados, aunque sean algo más penosas y menos ocurrentes. Nos toca un régimen severo, para purgar la mayor parte que podamos de nuestros males. A Rajoy le toca hacer de poli malo, y ser el médico que nos quita el tabaco, la sal, el picante, el alcohol y las grasas. España está enferma de donde más duele, del bolsillo, y ya no pedimos que no se nos exijan sacrificios, con que sean útiles y proporcionales nos damos con un canto en los dientes.

No faltarán las voces que hablen de los sueldos de los diputados, del coste del Senado (normalmente exagerado hasta el absurdo por gente que se informa de la actualidad en “Sálvame Deluxe”) o del papel de las diputaciones. Aunque hay cosas que sí comparto revisar, de hecho que las considero prioritarias, no hay que dejarse guiar por el panfleto y el titular. Las opiniones, ya saben que este blog siempre insiste sobre lo mismo, han de ser documentadas y contrastadas, y no de dejen llevar por lo primero que oigan aunque suene bien.

Ahora toca el turno de la seriedad, pero cuidado, tampoco pido un salto de fe. Hay que estar vigilantes y ver que quien nos pide austeridad empiece por practicarla en todos los sentidos, y eso incluye ser serios en temas de imagen pública. La medida de pedir a las Autonomías que cierren sus “pseudo-embajadas” y las alojen con las “de verdad” es un paso en la buena dirección.

Estaremos atentos.

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