Estos días estoy bastante fastidiado de la garganta. De hecho ayer tenía una afonía tan tremenda que prácticamente no podía hablar sin hacer un esfuerzo que, además de titánico, me resultaba perjudicial. Sin embargo, a pesar de todo esto, no pude reprimir una exclamación poco agradable al ver nuevamente la reparación que le han hecho a la conocida “fuente de las ranas” que está en la Plaza de la Constitución (frente a la policía local, para entendernos).
Hay rincones que a cada persona le marcan por razones que es difícil explicar. Decía Conan Doyle, por boca de su celebérrimo Sherlock Holmes, que si a uno le piden que explique que dos y dos son cuatro tal vez no le resulte fácil, a pesar de estar totalmente convencido de que es así. Con esto pasa igual. Personalmente me cuesta mucho explicar por qué una determinada zona o rincón de la ciudad de Lugo me llama la atención más que otros que tal vez sean más artísticos o pintorescos.
Con la fuente de las ranas me pasa eso, siempre me ha llamado la atención y por eso me duele tanto su lamentable conservación.Traté hace algo más de un año (en el artículo “cucú, cantaba la rana”) el deplorable estado en que estaba esta curiosidad urbana de Lugo. No sé exactamente cuándo se reformó la fuente, pero si les soy sincero no sé si los batracios casi estaban mejor rotos que como los han dejado.
La foto la hice el pasado 7 de diciembre. Ya, hace más de un mes, pero qué quieren, se me acumula el chollo y no puede uno poner en el blog las cosas que va viendo en tiempo real, que esta ciudad tiene mucho que rascar.
A las pobres ranas les han hecho una rinoplastia que llevaría al juzgado a cualquier cirujano que osara cometer tamaña tropelía. Sé que lo “in” es que las restauraciones se han de notar, pero qué quieren que les diga, a mi no me convence el tema. Si fuera una remodelación, vale, pero una restauración se entiende que debería ser para volver a poner las cosas como estaban.
Obviamente entiendo que la piedra nueva no se puede hacer ver como la vieja, hasta ahí llego, pero ¿no les parece que lo adecuado sería hacer una limpieza de la fuente para armonizar un poco el conjunto? Lo que sangra bastante es ver esa chapuza que nos han montado, dejando el cemento, hormigón o lo que sea que une a la rana con la fuente a la vista y el plastón de la nueva cantería que probablemente se distinga a simple vista desde el espacio, como lo de la leyenda urbana de la Gran Muralla China.
Si yo fuera una rana de piedra, preferiría quedarme como estaba. Al menos no llamaría la atención por cutre.
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