miércoles, 29 de mayo de 2013

Monarquías

Aquello de “Santa Rita, Rita” no debe de decirse en ciertos círculos financieros. Como la monarquía está en horas bajas y parece que el Rey ya no es una opción tan rentable como hace unos años, los empresarios que le regalaron el yate Fortuna a Don Juan Carlos piden que les sea devuelto si éste deja de usarlo. 

Aquí hay varios frentes abiertos al debate. El primero es, obviamente, el que nos hace pensarnos con calma por qué cada empresario soltó 600.000 euros, que ya son euros, para juntar los 20 millones que costó el barquito. Quizás sean monárquicos acérrimos, admiradores de Don Juan Carlos, o, simplemente, aspirantes a título nobiliario de la Casa Real, pero no sé, a mí me suena un poco raro soltar esa pasta (insisto, 100 millones de pesetas por cabeza) que casi llegaría para hacer una nueva cafetería en Lugo. No llegaría, pero casi. 

Pero la cuestión riza el rizo cuando ahora se ponen en plan “pues si no lo usas, nos lo devuelves”. Les falta añadir “que ahora ya no nos sales rentable”. El Rey, como es su derecho, le ha cedido el yate a Patrimonio porque no están las cosas para pagar a lo tonto depósitos de combustible de 26.000 euros por llenado, o al menos no están para que los pague él y lo pongamos verde. Si los empresarios querían tener algún derecho sobre el buque, lo suyo sería que le cedieran a Su Majestad el usufructo del tema y no la propiedad, porque los regalos, regalos son, y si no era un regalo, no haberlo hecho. 

Una vez más mi admiración hacia los británicos tiene un pilar de apoyo adicional con el tema de la financiación de la monarquía. Allí saben que su reina es una de las mujeres más ricas del mundo, y también saben cuánto se paga a la Corona por su función. Aquí no hacen más que circular cifras disparatadas en un sentido u otro, como cuando se habla de la financiación de la Iglesia y esas cosas que tanto escuecen en nuestra tierra. 

Pero que la monarquía les cueste un riñón a los ingleses no parece preocuparles demasiado, siempre y cuando cumplan su función. Ya de tener algo caro, al menos que funcione bien, imagino que piensan. Ponen 48 millones de euros anuales de los que el Parlamento revisa las cuentas, al igual que cualquier ciudadano que puede consultar hasta el consumo en papel higiénico de Su Majestad. Así se gana a un pueblo, siendo transparente y profesional. 

Tres hurras por la Reina
(Para ver el vídeo abrir en pestaña nueva)
El otro día, buscando otra cosa en Internet me encontré con un vídeo del “Diamond Jubilee Concert”, que viene a ser una celebración de los 60 años de reinado de Isabel II de Inglaterra. Me pone los pelos de punta ver a esa multitud cantando el “Dios salve a la reina” ante una Isabel II a la que se ve con cara de susto, quizás porque los británicos tienen poca experiencia en mostrar emociones en público de esa manera. 

En nuestro país, si se hace un concierto similar para que alguien trincara comisiones (es lo que parece acostumbrado) en cuanto saliera la bandera de España se escucharían gritos de “¡fachas!" y cosas similares. Es nuestra naturaleza. En el vídeo que les enlazo pueden ver una macro bandera inglesa proyectada sobre el Palacio de Buckingham y a la multitud dándole a la banderita. Impresionante. Supongo que la música también influye, porque en nuestro país no tenemos ningún himno que cantar juntos y eso, quieran que no, une mucho.

Hay veces que siento envidia de lo que veo fuera.

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