miércoles, 25 de febrero de 2015

Lugo necesita al Ave Fénix

Podría comenzar diciendo que “es una pena que lo de la reclamación de servicios para el HULA se esté desinflando porque se ha politizado”, pero creo que sería un mensaje cierto aunque demasiado derrotista. Lo pienso, pero creo que aún tiene solución.

La “victoria” de la reprobación a la conselleira Rocío Mosquera tiene el mismo efecto que la aprobación de la ILP pero al revés. Si la iniciativa legislativa hizo que todos los diputados y los partidos tuvieran que retratarse y votar cosas concretas, al margen de discursos grandilocuentes y palabras largas que embotan el cerebro y confunden intenciones, lo de ayer, como era previsible, simplemente fue la demostración reflejada en actas de lo peor de la politización de un tema muy serio.

Pasó con Nunca Máis, pasó con el No a la guerra y, como no tengamos cuidado, pasará con este asunto también. Bueno, ya está pasando.

La gente está escaldada y un poco harta de que la tomen por idiota. Los dos ejemplos del párrafo anterior son antecedentes que todos tenemos presentes cuando se nos plantea una “reivindicación ciudadana” con la que, en principio, cualquier persona normal está de acuerdo. ¿Acaso alguien puede pensar que es mejor tener los tratamientos contra el cáncer en Coruña que en Lugo? ¿O que es mejor tener hemodinámica ocho horas que 24? Bueno esto último hay quien lo piensa, por lo visto, contra toda lógica.

Pero estar de acuerdo con un asunto y apoyarlo fuera de los bares no necesariamente es lo mismo porque una vez más se está empezando a oler la sangre y los tiburones de la cosa pública vienen como ratas a revolcarse en los desperdicios, mostrando lo peor de la condición del político y denigrando la que debiera ser la profesión más noble del mundo.

Ocurre a todos los niveles. Desde las altas instancias de instituciones presuntamente serias, hasta pequeños grupos donde el personalismo, el afán de protagonismo y la machacona obsesión por arrimar el ascua a la sardina electoral hacen que se desanime a los que, desde el principio, pidieron una reclamación ciudadana, social, sin banderas, sin símbolos, sin logotipos… sin partidos.

Día a día la reclamación se tiñe de rojo, pero no de un rojo cualquiera, sino concretamente del Pantone 485, que es el color corporativo del PSOE. Eso puede gustar a algunos, sobre todo a los estrategas electorales que tienen puesta su vista en el 24 de mayo, pero no tanto a otros muchos que ven un poco más allá y piensan en el fin último de todo este tema, que es la consecución de los servicios del HULA.

El desaparecido
Dr. Miguel Ángel González
"Alma mater" de la reclamación
Reflexionen sobre lo siguiente: ¿creen ustedes realmente que hoy se conseguirían las 42.000 firmas de la ILP? Personalmente pienso que no, porque esas firmas fueron fruto de una campaña inteligente y sincera, llevada por personas que desde el minuto 0 se opusieron a politizar la demanda y a utilizarla para arañar votos. Hoy la inmensa mayoría de esa gente está fuera del tema - al menos "orgánicamente" - porque el endiosamiento de algún jefecillo ha expulsado a patadas a todo el que no esté dispuesto a cantar sus alabanzas sin el más mínimo espíritu crítico. El cacique pide su puesto de gloria e intentará destruir a todo el que no se lo quiera conceder.

A pesar de todo esto, que sé que es negativo e incluso depresivo si lo pensamos bien, puede que sea el momento de que, cual ave fénix, quienes tuvieron las energías y la inquietud de iniciar todo este tema renazcan de sus cenizas y vuelvan a dar un paso al frente, retomando el espíritu inicial y volviendo a poner sobre la mesa una reclamación limpia, sin segundas intenciones, que sólo se ocupe de algo tan cotidiano como la supervivencia de cualquiera de nosotros.

Porque se trata de eso, no lo olviden. De que si tenemos un cáncer podamos radiarnos en Lugo y no tengamos que tirarnos no sé cuántas horas de ambulancia, espera, y vuelta en compañía de otros enfermos que reflejan lo que serás, lo cual deprime, o lo que ya nunca volverás a ser, que deprime más. De que si a cualquiera de nosotros nos da un infarto podamos ser atendidos en Lugo en el menor tiempo posible y de la forma más completa y salir adelante. De que un lucense tenga una oportunidad mayor de vivir en vez de morir.

Entiendo que algunos obvien esto y prefieran rascar votos. Lo hicieron con el Prestige y con la guerra, ¿por qué no lo iban a hacer con nuestra salud?

Piensen, piensen, piensen... No olviden pensar y ser críticos. No hagan seguidismo que es algo terrible. Los mirlos blancos están en peligro de extinción, y esta tierra ni siquiera es su hábitat natural.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Derecho a réplica:

Se admiten comentarios, sugerencias y críticas. Sólo se pide cierta dosis de ''sentidiño'' y cortesía.