Cuando resulta que la oposición venezolana mete en fiscalía al gobierno de su país por financiar con 14 millones de euros a Podemos (imagino que Monedero estará preparando los papeles de la tremenda complementaria que eso supone), el PSOE es el cachondeo nacional, la izquierda busca su futuro con una linterna con las pilas gastadas y la economía empieza a despegar realmente, va el Gobierno y se mete en uno de esos jardines de los que difícilmente va a salir: la religión.
Es de esas meteduras de pata que, como lo de la reforma del aborto que no se reformó, las tasas judiciales a las que han dado marcha atrás o la tontada de Celia Villalobos que en vez de pedir disculpas y sacarse el tema de encima está con el “sostenella y no enmendalla”, les cuestan votos de la forma más tonta. Les juro que no lo entiendo.
Si no lo leo no lo creo... |
El BOE de ayer publicaba la resolución de 11 de febrero de 2015, de la Dirección General de Evaluación y Cooperación Territorial, por la que se publica el currículo de la enseñanza de Religión Católica de la Educación Primaria y de la Educación Secundaria Obligatoria.
Leer en el BOE cosas como “Jesús, el Hijo de Dios, se hace presente en la historia para llevar a cabo la misión encomendada por el Padre” es como mínimo chocante, al menos en las ediciones posteriores al 20 de noviembre de 1975. Que el Boletín Oficial del Estado reconozca el origen divino de Jesucristo es, como mínimo, llamativo.
La justificación de tamaña barbaridad es lo más divertido (reírse por no llorar), cuando afirma que “la enseñanza de la religión católica en los centros escolares ayudará a los estudiantes a ensanchar los espacios de la racionalidad”. ¿Racionalidad? ¿La religión? ¿Creer en seres superiores y en mitos (espero no ofender a nadie) es algo que beneficia a la racionalidad? Va a ser que no.
Otra cosa sería que en la asignatura de Historia incluyeran temas de historia de las religiones. Eso tiene cierta lógica, ya que es obvio que la religión es uno de los aspectos claves de la historia de la humanidad, igual que el descubrimiento de la rueda, de la máquina de vapor o de la química en sustitución de la alquimia.
Que haya una asignatura de religión en España es una anormalidad a la que ya estamos acostumbrados. Aquello de la separación entre Iglesia y Estado lo solemos dejar para los franceses, ingleses, alemanes… vamos para los países desarrollados, donde lo habitual es que quien desee dar una formación religiosa a sus hijos los lleva a la parroquia, la sinagoga, la mezquita o lo que le apetezca.
La Constitución garantiza la libertad religiosa, lo cual es maravilloso, y reconoce que se tenga en mayor consideración a las mayoritarias como es obvio que es la religión católica en nuestro país. Pero eso no justifica que se meta como asignatura. También tenemos libertad de prensa y no por eso periodismo es una asignatura de primaria.
Supongo que en los próximos días este tema dará mucho que hablar. No es para menos.
¿Pero quién diseña la estrategia política de esta gente?
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