martes, 6 de marzo de 2018

Cafeterías públicas sin público

Cafetería del MIHL cerrada a cal y canto desde la inauguración del centro.
Publica hoy La Voz de Galicia que la vieja cárcel va a cumplir un año desde su reapertura y que la cafetería sigue desierta, lo que no deja de ser un dato curioso porque me imagino que el espacio tiene muchos pretendientes ya que es una perita en dulce. Céntrico, con unas bonitas vistas y en un espacio público, que si bien te limita notablemente a la hora de fijar los precios, también tiene costes mucho más reducidos porque habitualmente el canon es bajo en comparación a lo que cuesta alquilar un local.

La noticia también nos habla de que al tiempo que varios postores probablemente se van a interesar por ese local, ninguno quiere explotar la cafetería del Uxío Novoneyra, un local más céntrico todavía pero mucho menos atractivo porque ni tiene vistas ni está en un lugar “bonito”. El canon de 400 euros mensuales para explotar esa cafetería ha quedado desierto y es probable que así siga, porque dudo mucho que ese centro tenga bastante movimiento como para mantener ahí personal.

La que pasa desapercibida es la cafetería del MIHL. Como otro clavo en el ataúd de aquel supuesto gran museo, la pirámide que Orozco se emperró en edificar contra viento y marea y que si hizo historia es probablemente por ser el marrón cultural más grande en los anales de la ciudad. Que en los ya más de cinco años que lleva abierto nadie haya querido arriesgarse a montar allí un chiringuito es algo más que simbólico, es una demostración palpable de su nulo atractivo para propios y extraños.

La cafetería de la vieja cárcel, también cerrada.
Se ve que en un año no "ha dado tiempo" a sacarla a concurso
La costumbre de este gobierno “progresista” de meter dinero público en cafeterías que luego nadie quiere explotar es como poco llamativa. La única explicación es la desidia nacida de jugar con dinero que entienden ajeno aunque realmente es de todos.

Aunque se puede entender que suponen una competencia desleal para los demás empresarios, ya que no todo el mundo tiene la facilidad de trabajar en esos lugares, esto es discutible porque se supone que el concurso es público y se puede presentar quien quiera. Otra cosa es que ganen, claro.

La única que veo que funciona con cierta normalidad es la del Parque de Rosalía, si bien se basa entre otras cosas en no cumplir el pliego de condiciones ya que hasta donde yo sé se había anunciado que tienen la responsabilidad de mantener abiertos los baños que hay bajo el templete del parque y en todo este tiempo jamás me ha coincidido verlos en funcionamiento. Así también pujo yo, claro.

La dejadez en la gestión de estos espacios no es sello exclusivo de la casa municipal, ya que la Xunta también cerró su cafetería hace muchos años, calculo que unos seis o siete por lo menos, y ahí sigue, sin uso, muerta y enterrada para alegría, eso sí, de los locales del entorno que ven mejorada su afluencia por no tener una competencia tan directa.

El tema de las cafeterías públicas tuvo un momento de crisis profunda cuando se podía fumar en las demás pero no en los edificios oficiales. Hoy día no se puede echar el cigarrillo en ninguna con lo que hay una igualdad de condiciones que hace decantar la balanza hacia las concesiones por los menores gastos de explotación. Les condiciona el horario y los precios, sí, pero también es difícil encontrar un negocio de hostelería que tenga un horario tan “ventajoso” como los de esas instalaciones.

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