miércoles, 14 de marzo de 2018

Las obras chapuceras las pagamos todos

El adoquinado de Soto Freire, instalado hace un año, está como está...

Que el adoquinado no es la mejor opción para poner en los suelos de una ciudad creo que ya ha quedado demostrado con la retirada de las piedras de la acera interior de la Ronda de la Muralla para sustituirlas por losas más planas. No sé si el material elegido para reemplazar el anterior es el más adecuado, porque tengo la impresión de que es una pista de patinaje en los fríos días de helada, pero eso ya lo iremos viendo con el tiempo. Si hay que volver a levantar, ¡qué más dará!, paga el contribuyente ¡Alegría!.

Sin embargo lo que choca es que esa sustitución se produzca a los pocos meses de adoquinar la calle peatonal que está entre la estación de autobuses y la vieja cárcel (la calle Soto Freire). Y choca más esto último tras verse obligados a realizar obras de adaptación para sillas de ruedas en lugares donde ya había adoquín, como ya traté en su día en este blog.

Pero es que la nueva vuelta de tuerca, lo más sorprendente, es el lamentable estado en que está el solado de Soto Freire un año después de haberse puesto nuevecita. Ya no solo es que estén levantados los adoquines, que también, sino que la masa que se puso entre ellos está desapareciendo a un ritmo vertiginoso.

¿Acaso no se utilizó el material adecuado? ¿Será que hay más agua por esa zona de la que pensaban? En cualquiera de los dos casos, ¿para qué sirve tanta tecnología y tanto estudio previo a las obras si van a estar que dan pena a los doce o trece meses de su inauguración? No sé cómo hacían los romanos, que ponían las calzadas y dos mil años después siguen ahí.

En fin, ya se arreglará. Pagamos todos.

2 comentarios:

  1. Esperemos que el losado de la acera nueva que han instalado en la ronda de la Muralla esté rugoso y no como el que instalaron en la plaza San Marcos que resbala
    Por otro lado, más barato y bonito hubiese quedado la ronda de la Muralla si en vez de arrancar los adoquines los hubiesen pulido.
    Y sí, se pueden pulir.

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  2. Esto ocurre en el país de la "chapuza". Las administraciones públicas contratan fundamentalmente al "amigo" de turno, sí al del 3% como decía Pasqual Maragall, muchas veces con bajas temerarias, que después resuelven a base de aumentos, reformados, etc. para incrementar el precio. La ley de contratos con las administraciones públicas contempla (art. 95) que el adjudicatario de la obra debe de constituir una garantía del 5% de la obra. Lo malo es que si transcurre más de un años ya no se puede exigir nada.
    Sobra al menos el 80% de la clase política y al resto sustituirlos por técnicos competentes y que se endurezcan las penas tanto para el ejecutante de la obra como a la persona responsable de la administración.
    Esto, desgraciadamente, no lo verán mis ojos....

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