El coche es un depredador que tiende a monopolizar todo cuanto espacio se le da... y a pedir más, siempre más. |
Enlace al vídeo subido por el PP. |
El tema de la O.R.A. en Lugo es curioso. La gente que clama por su regreso es incapaz de meter el coche en un aparcamiento de pago, pero está dispuesta a soltar sus monedas por estacionar en la vía pública, cosa que me choca notablemente. Sin embargo mi oposición a la O.R.A. no sólo es por pagar por aparcar en la calle, sino por el absurdo del plan que se nos propuso en su momento: aumentar las plazas de O.R.A. a lo bestia (no recuerdo ahora pero me suena que eran unas 7.000 plazas) y obligar a mover el coche a las dos horas porque no se permitía renovar el ticket. Es decir, que cada dos horas tienes 7.000 coches dando vueltas por la ciudad. Muy ecológico.
En cuanto al aparcamiento, la opción de los aparcamientos subterráneos produce en Lugo una alergia terrible, aunque cuando al gente va a La Coruña lo primero que hace es meterse en el de los Cantones, que cuesta un ojo de la cara. Vale que el subterráneo de Santo Domingo es una porquería y que es difícil meter el coche sin rascarlo, pero hay más. El de la calle del Teatro, por ejemplo, es amplio y cómodo, y los de Plaza de la Constitución Plaza del Ferrol no son malos y, además, son baratos. No llegan a tres céntimos por minuto en su franja más cara, y por tener el coche un día entero no pagas ni cuatro euros. El viernes de la semana pasada fui a Orense a un concierto y pagué 6,45 euros por dejar el coche cuatro horas.
En los subterráneos de las plazas de Constitución y Ferrol un día entero cuesta menos de cuatro euros... |
No hay ciudad en el mundo en que aparcar en el centro sea sencillo sin pagar. Ni siquiera la siempre ejemplar Pontevedra lo pone fácil, y las bolsas de aparcamiento están a unos 10 minutos andando del casco histórico, lo cual es lógico porque las calles del centro se han reservado para el peatón, como debe ser.
La pregunta no es si hay que dejar aparcar en todas las calles, sino cómo hay que facilitar a la gente llegar al casco histórico sin tener que usar el coche. El vehículo privado está condenado a muerte en las ciudades, salvo para carga de bultos y personas que tengan difícil la movilidad como es lógico. Los coches han de reservarse para salir del casco urbano para ir a otros lugares, para la gente que trabaja fuera, o para los que viven fuera y trabajan dentro. Y ya.
En Orense me clavaron seis euros y pico por cuatro horas... |
Si todos tuviéramos la seguridad de que cada 15 minutos va a pasar un autobús que nos lleve de la zona de origen a la zona de destino (obsérvese que no hablo de un “puerta a puerta”, porque eso es imposible) otro gallo nos cantaba. Saber que si estás en la Medusa podrás contar con un autobús que te deje en la Ronda de la Muralla en 10 o 15 minutos y que pase cada cuarto de hora es el mejor incentivo para dejar el coche en el garaje y bajar en transporte público.
De la bicicleta y la opción pedestre ya no digo nada, porque es una evidencia. Promocionar el uso de la bici como transporte, no como deporte urbano (esto último lo veo más peliagudo) es una de las tareas pendientes que están eternamente sobre la mesa. Los itinerarios peatonales, vedando al tráfico calles enteras que conviertan la ciudad en un medioambiente seguro para el caminante es otra de las acciones básicas que siguen metidas en un cajón.
De lo que se trata aquí es de saber qué queremos. ¿Qué modelo de ciudad defendemos? ¿Una en que el vehículo privado sea sacralizado y le entreguemos todo el espacio disponible u otra en que las personas tengan amplios espacios y transportes de masas adecuados? Y bueno, cuando hablamos de “masas” recordemos que estamos en Lugo, no en Nueva York.
Madrid va a peatonalizar la Gran Vía, lo que se une a otras muchísimas calles en las que ya no se puede acceder en vehículo privado. Coruña ha cerrado al tráfico enormes áreas, Santiago hace ya décadas que es peatonal… No vayamos contracorriente, analicemos las necesidades y cubrámoslas con sistemas que funcionan. Está todo inventado, sólo es ponerse.
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