martes, 2 de septiembre de 2025

El invento de los romanos para separar el paso de los carros de las personas

El horrendo bolardo de Rúanova y las inapropiadas separaciones de Teatro.
Dios está en los detalles, pero Lugo no.

Roma es, de las que conozco, mi ciudad favorita. No es la más bonita que he visto, ni la más ordenada, ni la más espectacular, pero sí la que, en mi opinión, tiene más encanto. Pasear por sus calles sin rumbo es encontrarte maravillas a cada paso, y se nota ese cuidado y ese estilazo que tienen con todo que hace que incluso las casas en ruinas sean dignas de fotografiar.

Como uno tiene ciertas manías, soy muy de fijarme en cosas menores, como por ejemplo los suelos. Toda Roma, en su zona peatonal y donde conviven el tráfico rodado y los viandantes, está empedrado con adoquines, y en los lugares donde hay más coches hay asfalto (bueno, no soy técnico, no sé si es cemento, asfalto u hormigón, me refiero al aspecto).

La última vez que estuve, que fue hace un par de años, delante de la Fontana di Trevi había adoquines, igual que en todo el centro, y no me dirán que no es una ciudad cuidada. No les ha dado por ese rollo de nuevo rico de poner “piedra de la buena” y aunque desconozco los motivos veo probables dos principales: el coste y la durabilidad.

Pero además de esto, en Roma ves que se atiende a los detalles. Las farolas, las señales, las papeleras, las fuentes… todo está cuidado y, a pesar de ser una ciudad con un caos aparente, todo funciona. Los envidio.

En Lugo, por el contrario, es habitual que las fuentes no surtan agua (la de San Vicente y su “milagro” es la excepción) o que, si lo hacen, no paren de verterla porque los grifos o no abren o no cierran correctamente.

Un ejemplo de esta dejadez es la inconcebible situación de un contenedor de vidrio en pleno casco histórico, junto a la supuesta “piscina” romana, entre la Catedral y la Plaza de España. No había un sitio peor para ponerlo, ni más visible, ni más absurdo, ni más antiestético. Y ahí sigue.

Otro es el bolardo verde que han cascado donde estaba la ventana arqueológica de Rúanova (otro gran éxito municipal, en que se gastaron ingentes cantidades de dinero durante años hasta reconocer que no se podía mantener), un puñetazo en un ojo que, encima, no sólo no pega ni con cola, sino que han colocado sin molestarse en retirar los restos del anterior. Y todo así.

Lugo no es Roma, pero porque la segunda ciudad está gestionada con mimo y cariño a pesar de que el reto es muy superior al nuestro. La aparente dejadez de la Ciudad Eterna es más un estilo que una realidad y, por la contra, la tan vendida atención al detalle en la nuestra es una pose lejana a los hechos.

Las jardineras que han puesto en la calle Teatro son otro ejemplo de no pensar las cosas ni medio segundo. Por una parte, se ve que no tenían nada más ancho que poner ahí, con lo que han conseguido que, tras la supuesta peatonalización, haya menos espacio para pasar que antes de gastarse la millonada que se gastaron. En vez de poner unos bolardos que quitarían unos pocos centímetros, no tenían otra cosa que meter que esos mamotretos que, encima, supuran óxido y ponen el suelo que da asco verlo.

Hablando con un alto cargo municipal tratamos este asunto, y yo mismo le dije que era importante poner algo allí porque esa calle es un peligro. La plataforma única queda muy moderna y guay, pero ahí no tiene sentido por muchos motivos. Un coche que sale del aparcamiento y ve el semáforo verde va a pisarle (sí, no debería, pero ya sabemos lo que hay) y si a esa ecuación le sumamos que puede ser un coche eléctrico que un peatón puede salir de un portal o del España mirando el móvil, se masca la tragedia.

En ciertas zonas, las de mayor tráfico, echo de menos aquel invento de los romanos para separar el paso de los carros de las personas. ¿Cómo se llamaba? Ah sí… ¡aceras!

lunes, 1 de septiembre de 2025

Un aparcamiento en altura en Castelao

Simulación de un aparcamiento en altura en Castelao

Si usted tiene un coche y se lo da a alguien se queda sin el coche, pero si tiene una idea y la comparte, las dos personas tienen el mismo bien. Nadie ha perdido nada y alguien ha ganado un conocimiento, un pensamiento o una reflexión. Es probablemente una consideración muy simple, pero encierra una profundidad interesante.

Hay quienes viven de “tener ideas”. Filósofos, pensadores, científicos, novelistas, creadores en general... trabajan con su mente y producen grandes avances de la humanidad. A veces dan pequeños pasos y otros saltos de gigante, e incluso muchos no inventan nada, sino que aprenden a aplicar las ideas de otros, uniendo conceptos y planteamientos, y dando lugar a novedosa técnicas.

El mundo cada vez es más pequeño. La tecnología y la tan cacareada inteligencia artificial nos hacen ver que aparentemente está todo inventado, y que lo mejor que podemos hacer es limitarnos a copiar lo que funciona en otros sitios o lo que hemos visto en lugares diferentes y aplicarlo a nuestra esfera.

Hay una excepción clamorosa: los líderes políticos, sobre todo cuando no saben o no pueden gestionar correctamente sus competencias, han de vender su genialidad permanentemente y la originalidad de sus planteamientos, ya que eso les hace sentirse imprescindibles y justificar sus nóminas, habitualmente muy abultadas y casi siempre mucho mayores de lo que podrían generar fuera del mundo de la política. Parece que un político que no sea un genio que alumbra una idea fantástica a la semana no cree que deba estar ahí, y tener la humildad y la cortesía de decir “esto no es idea mía” es una rareza.

Curiosamente debería ser al revés. Si la idea no es propia lo suyo es reconocer la autoría y explicar que un gestor no está para inventar nada necesariamente, sino para reconocer y aplicar las buenas reflexiones y llevarlas a buen puerto.

Todo esto viene a cuento del famoso aparcamiento de la calle Castelao, que Elena Candia y Ramón Cabarcos, del grupo municipal del PP, presentaron el viernes pasado. Por si no lo han visto, la idea es sencilla: hacer un aparcamiento en altura en el solar que hay entre la Xunta, la calle Castelao y la calle Miguel de Cervantes, con una conexión peatonal a la Ronda (lo que es lo mismo que conectarlo con el centro a través de la Puerta Falsa) y crear así hasta 450 plazas de estacionamiento haciendo una pequeña modificación del planeamiento.

En la nota de prensa que difundieron explicaban que la idea salió de un encuentro con Lugo Monumental, la asociación que tengo el honor de presidir y desde la que propusimos ese proyecto hace algún tiempo. Bien es cierto que la propuesta del PP está muchísimo más desarrollada técnicamente, con infografías, cálculos serios hechos por Cabarcos, que es un gran técnico, y que es el paso siguiente a la idea difundida en su día.

El Gobierno Local ha salido inmediatamente a colgarse la medalla de “eso ya lo estamos trabajando”, porque están (según ellos) tramitando hacer ahí un aparcamiento en superficie.

La diferencia es notable. El aparcamiento en superficie en esa parcela te puede dar 50 o 60 plazas como mucho, y con la enorme desventaja de que estaría a ras de suelo a media cuesta de Castelao, con lo que la distancia al centro es considerable, no en metros, pero sí en diferencia de cota.

La idea del aparcamiento en altura tiene infinidad de ventajas: es mucho menos costoso que un subterráneo tanto en la construcción (no hay excavación en profundidad, ni tanto aislamiento más que para la planta baja) como para el mantenimiento (no se necesita ventilación forzada, ni una fuerte iluminación…), es más seguro, aprovecha muchísimo más la parcela y, en este caso, resolvería el problema de aparcamiento del centro por el tamaño y de la conexión con la Intermodal.

Sin embargo el gobierno local, lejos de plantearse trabajar con otras administraciones, en este caso la Xunta, se pone a la contra y niega la mayor. En vez de buscar acuerdos que puedan traer inversiones buscan la confrontación y colgarse la medalla de las ideas, quizá porque de gestión no tienen mucho de lo que presumir.

viernes, 29 de agosto de 2025

Haz lo que yo digo pero no lo que yo hago

560.000 euros al año para gestionar La Vieja Cárcel. Eso da para unos cuantos puestos públicos...

Más de 560.000 euros al año es el presupuesto que se maneja para la empresa privada que gestionará La Vieja Cárcel, en una nueva licitación que nuestro gobierno local, ese de izquierdas que dice defender el sector público, ha difundido recientemente… porque le manda la ley, como es habitual.

La cosa tiene su miga, porque de la empresa que se haga con el contrato ha de subrogar 13 nóminas de quienes están actualmente, incluidas las personas que gestionan la empresa que a día de hoy lleva el tema. Es decir, que si otra empresa gana el concurso tiene que contratar a su competencia y no puede meter a su propio personal, lo de, de facto, limita muchísimo el interés de la licitación para cualquier otra firma. No está mal pensado, no.

Lo más curioso es que quienes promueven este sistema son los mismos que cacarean que están con lo público, aunque privaticen día sí y día también todos y cada uno de los servicios de nuestro Ayuntamiento. De hecho, si les soy sincero, no se me ocurre ninguna excepción porque incluso la inspección del cobro de recibos, algo que es una labor puramente administrativa y funcionarial, lo lleva una empresa privada.

No me entiendan mal, a mí me parece que es razonable que la administración administre y no se meta a cosas que ni conoce ni se le dan bien. Pero tal vez las cosas se han desmadrado un poco y las instituciones están invadiendo parcelas que no son suyas.

El sector público ha crecido de una forma tan desmesurada que hoy no se puede hacer prácticamente nada sin la competencia, muchas veces desleal, del ayuntamiento, comunidad o administración de turno. Ellos pueden hacer lo que los demás no: abrir cafeterías en edificios que si fueran privados estarían demolidos (por la ley de costas, por ejemplo), utilizar zonas públicas que a un privado jamás le dejarían usar, modificar la vida de los particulares para los objetivos que consideren apropiados en cada momento, aunque no sean un interés público obvio…

Meter personal funcionario a gestionar un centro cultural quizá no sea lo más acertado, no se lo discuto, pero la contradicción evidente entre lo que se dice y lo que se hace tampoco me parece de recibo. Es una pirueta dialéctica complicada andar pidiendo una banca pública (sobre todo después el nefasto resultado de las cajas de ahorros, que eran exactamente eso y fue lo que tuvimos que rescatar con miles de millones) y al mismo tiempo delegando en las empresas privadas la gestión de todo cuanto se hace.

jueves, 28 de agosto de 2025

Quizá sería mejor gastar el dinero en evitar un nuevo mamotreto

La placita desde arriba, que no es lo peor que hay en Lugo, la pasarela desde abajo (ahí sí es fea) y  la comparativa de volúmenes que publicó la plataforma "Outro Garañón na Muralla".
Fotos: Google Maps, La Voz de Galicia y Outro Garañón na Muralla respectivamente.
 

Ahora que llevamos unos días hablando de cómo se gasta el dinero público, podemos meternos en el tema de la esquina entre la Ronda y la calle San Roque, donde se van a construir, según la prensa, diez edificios de entre 4 y 5 alturas en lo que algún colectivo ha denominado “outro Garañón na Muralla”. En la infografía que se ha publicado yo veo ocho edificios, pero seguramente sea una cuestión de matices.

Hace ya tres años traté este mismo tema en el blog y proponía entonces negociar con la propiedad para reducir la edificación, incluso indemnizando al promotor, para evitar dos cuestiones polémicas: la desalineación con los edificios donde está el Froiz (las nuevas construcciones avanzan más que el pórtico de ese supermercado, lo que no es razonable) y el impacto visual desde San Roque, ya que se volverá a tapar la vista de la Muralla.

Como les decía entonces, tampoco se trata de evitar que la gente construya en sus solares, ya que estoy seguro que todos haríamos lo mismo intentando exprimir hasta el último metro siempre que sea legal. La cuestión es buscar un equilibrio.

Recientemente el ayuntamiento ha anunciado que se va a gastar 1,2 millones de euros en tirar y volver a hacer la plataforma que está frente al Froiz porque la entrada es muy fea. No les falta razón en hablar de la falta de estética de ese paso, al menos desde abajo (desde arriba tampoco es para tanto), y quizá se podría “adornar” lo que hay en lugar de tirar todo y volver a hacerlo… y usar ese dinero para negociar con el promotor y retranquear sus edificios.

Pero es más fácil actuar sobre una plataforma que no crea problemas más allá de la estética parcial, que sentarse a hablar con los malvados promotores privados.

De nada ha valido que el Colegio de Arquitectos, Adega o la Academa de Bellas Artes se hayan pronunciado en contra del diseño de esos edificios. Tampoco ha servido el informe de ICOMOS del año 2021 que dice expresamente lo siguiente:

"Desde el punto de vista del marco legislativo debe indicarse que la propuesta desarrollada y ahora aprobada se justifica en parámetros de edificabilidad poco o nada sostenibles a nivel edificatorio, y con escasa o nula referencia al aspecto fundamental que no es otro qué la protección patrimonio o, en su defecto, la no alteración del mismo, situación está que no se da al establecerse un volumen edificado ficticio que se contrapone y altera a los elementos catalogados."

Recuerden que cuando ICOMOS habló de cosas parecidas para hacer el auditorio en San Fernando se renunció al proyecto y nos retrasó décadas hasta tener el nuevo auditorio (y San Fernando sigue en ruinas).

Así que la propuesta parece evidente: negocien con el constructor y dediquen ese dinero que van a despilfarrar en una obra que no me atrevo a calificar de inútil pero sí de superflua, e intenten que los nuevos edificios tengan algo de sentido para evitar que esa esquina se convierta en un nuevo mamotreto en Lugo.

miércoles, 27 de agosto de 2025

Lugo ¿ciudad inteligente con contadores de agua tontos?

Lugo presumía en el año 2017 de la obtención de más de 4 millones de euros para hacer una “ciudad inteligente”, una “smart city”, que incluía un 60% de financiación del Estado para hacer cosas maravillosas como la gestión inteligente de aparcamientos en superficie o la modernización de las lecturas de contadores de agua. Casi diez años después, ni lo uno, ni lo otro. Lugo siendo una ciudad “tonta” a estos efectos.

Lo de la obligación del cambio de contadores se sabe desde hace al menos 5 años. En 2020 se aprobó la normativa que establecía un plazo máximo que vence el 24 de octubre de este año para cambiar los contadores que tuvieran más de 12 años de antigüedad. La Ley de Metrología establece multas de hasta 5.000 euros por no realizar dicho cambio, que habrá que ver quién pagaría llegado el caso. Como siempre, dejamos todo para última hora.

Otras ciudades, como Elche por poner un ejemplo, pidieron fondos del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia de la Unión Europea, financiado con los fondos Next Generation, consiguiendo que los 3,2 millones de euros del coste de digitalizar todos los contadores de agua se pagasen con 2,1 millones de la Unión Europea y 1,1 de la empresa mixta que gestiona el agua. En Lugo se han gastado esos fondos en las mal llamadas Caldas, el carril bici, la casita de madera que no vale para nada y la peatonalización llena de coches del casco histórico. Cuestión de prioridades.

La diferencia de gestión es la clave. Mientras en unos ayuntamientos han utilizado las subvenciones europeas para resolver problemas en otros se han gastado en crearlos, como ha sido el caso de Lugo, donde nos han metido en una hipoteca en piedras que seguiremos pagando hasta que se gaste otra fortuna en quitar losas para meter un suelo que resista el paso del inevitable tráfico que hay en una ciudad con cuatro grandes aparcamientos públicos en su zona “peatonal”. Y en poner verde, ya que estamos.

Pero no hay consecuencia alguna, porque la principal responsable de este desaguisado huyó a Santiago a parapetarse en el Parlamento de Galicia y sólo pasa por aquí para hacerse fotos de campaña y decir que la Xunta es mala, que para eso cobra (y mucho).

No hay responsabilidades en las cagadas públicas. Ni las hubo en la aberración del Gaiás, un proyecto que venía de tiempos de vacas gordas pero que aún así era un disparate en aspectos como traer las piedras de Brasil (algo que hizo el bipartito, por cierto, porque tuvieron desacuerdos con las empresas contratistas iniciales que eran gallegas), ni en la triste y absurda gestión del Cuartel de San Fernando, ni en el fracaso del centro de nuevas energías del Ceao (que ahora quieren convertir en aparcamiento…), ni en los mencionados disparates de Caldas, carril bicil o edificio de madera, ni en la que se prevé una nueva burrada con dinero público: convertir la fábrica de la luz en un centro de gastronomía.

Aquí no pasa nada. El dinero público no es de nadie y el sufrido ciudadano no tiene más remedio que sentarse atónito a ver lo que hacen con sus votos y cómo los transforman en subidas de impuestos para pagar caprichitos y chorradas varias, mientras los contadores del agua de Lugo siguen siendo tontos. Tan tontos como quienes toman decisiones que nos hacen la puñeta a todos.

martes, 26 de agosto de 2025

El 25 aniversario de la declaración de la Muralla amenaza con ser un acto de partido

La Muralla que debía unirnos pero se usa como arma política.

No sé si la frase es suya, pero se atribuye al visionario George Orwell aquello de que “la historia la escriben los vencedores”, porque la recogió en una columna publicada a mediados de los años 40. Le pega mucho, con esa visión triste, terrible y lamentablemente acertada que tenía del futuro.

En mi primer día de vacaciones me encontré con una publicación oficial del Ayuntamiento de Lugo en redes sociales que me hizo recordar esa frase. En la foto se veía al Alcalde de la ciudad, Miguel Fernández, acompañado por José Ramón Gómez Besteiro y Lara Méndez, hablando de que se iban a preparar actos por el 25 aniversario de la declaración de la Muralla como Patrimonio de la Humanidad. Sí, yo tampoco sé qué pintaban en la foto Besteiro y Lara, pero allí estaban.

El Alcalde, que como tal sí está muy bien que salga en esta foto, acompañado de dos personas que tuvieron lo mismo que ver que Bob Esponja con el reconocimiento de la UNESCO.

Pero la presencia en la imagen de dos personas que tuvieron la misma implicación que el Kaiser Guillermo en la declaración como patrimonio de la Muralla no es lo grave, lo terrible es el texto que acompaña al publirreportaje:

Ojo a la cuestión. Lo importante para celebrar el 25 aniversario de ese hito no es destacar el trabajo realizado por el equipo redactor del proyecto que culminó con un reconocimiento mundial, ni, por supuesto, la incansable tarea llevada a cabo por el entonces alcalde, Joaquín García Díez, que logró recabar los apoyos de Manuel Fraga y de la Casa Real para alcanzar el objetivo. No, no, lo destacable es “el trabajo realizado por los sucesivos gobiernos socialistas”. Con dos cojones, permítanme la grosería. Ni Orozco se atrevió a tanto, ya que usaba aquella fórmula tan sutil de "esto lo hemos logrado entre todos", que así nadie le rechistaba.

Que la cuenta oficial de una administración pública se refiera a un partido político es algo tan tristemente habitual que a mucha gente le pasa desapercibido, pero no es aceptable. Que en el aniversario del reconocimiento de la Muralla por la UNESCO se desvíe la atención hacia quienes no movieron un dedo para lograrlo, es un insulto. Como cada vez que insisten en atribuir a Basadre la invención del Arde Lucus, algo que me juego la cabeza a que van a poner el año que viene en todas partes por el 25 aniversario de la fiesta. Así se escribe la historia.

Entiendo que les escueza que Joaquín fuera quien hizo todo el trabajo por la Muralla, pero deberían aprender de él porque siempre ha dicho que la iniciativa no fue suya sino de la oposición. No recuerdo ahora mismo si fue una propuesta del BNG o de Carlos Dafonte 1, pero sí que es cierto que la idea de pugnar por el reconocimiento partió de un partido que no estaba en el gobierno. La diferencia es que en lugar de actuar como se haría hoy, ridiculizando la propuesta y votando en contra, el entonces alcalde, a pesar de ser el único que tuvo mayoría absoluta y podía hacer lo que quisiera, aceptó entusiasta la idea y se implicó de una forma brutal.

Joaquín cuenta anécdotas del trabajo que se hizo como que cuando fue a un foro internacional con diapositivas de la Muralla (de aquella es lo que había) le preguntaban si era un montaje porque pensaban que no podía existir ese monumento, tal era el grado de desconocimiento. También relata que un alto cargo de otra administración le preguntaba por qué estaba tan implicado con el reconocimiento de la UNESCO “si eso no trae subvenciones”. Ya ven el panorama al que se enfrentaba… aunque lo hizo con éxito.

La política cutre de partidos llevada a las administraciones no sólo es una aberración, sino que es una torpeza. Joaquín está jubilado, así que reconocer su labor no tendría nada de malo. Al contrario, sería un acto de justicia que le daría al Alcalde un barniz de objetividad y de elegancia, que se le podría pegar de García Díez. También podría aprender de su antecesora, la fallecida Paula Alvarellos, que el año pasado acudió a un homenaje que se le organizó a Joaquín y reconoció en su discurso sus muchos logros. En el mundo en que vivimos fue un gran esfuerzo por parte de Paula ir a aquella comida, y precisamente por ese tipo de acciones es por lo que todos la recordamos con cariño y respeto.

En todo caso, veremos qué organizan para noviembre, pero visto lo visto me temo que va a ser un acto de partido, no de ciudad.

No hay forma de que se hagan las cosas con sentidiño.


1 NOTA: Me indican que la propuesta formal en el Pleno Municipal la hizo Branca Rodríguez Pazos, del BNG, y que Cándido Sánchez Castiñeira también lo presentó en el Parlamento de Galicia desde Coalición Galega. Que conste ;)

lunes, 25 de agosto de 2025

Un ¿demandado? monumento a Paula Alvarellos

A la izquierda, la ubicación elegida para el monumento, sustituyendo esa fuente del Parque Rosalía
Foto: El Progreso

Volvemos de las vacaciones y vamos a empezar a retomar la actividad hablando de un tema polémico, que por cuestiones derivadas de la naturaleza humana son los que más nos gustan a todos.

La semana pasada el gobierno local anunció que iban a construir un monumento a Paula Alvarellos, nuestra anterior alcaldesa, fallecida este año, y justifican la decisión por la “demanda social” que hay para tal dedicatoria. No sé muy bien quién lo ha pedido, pero francamente, no lo veo.

No me entiendan mal, creo que Paula era una persona dinámica y muy trabajadora. Tenía una buena relación con ella y tuvimos varios encuentros a solas en que dejaba ver la persona tras el cargo y nos entendíamos razonablemente bien a pesar de las críticas que, como es lo suyo, le dirigía. Creo que heredó un papelón terrible de su antecesora, y que hizo todo lo que pudo para reconducir las cosas dentro de lo que podía, que no era mucho porque los contratos y los proyectos no son fáciles de reformar. Por ejemplo, en Santo Domingo logró ampliar la zona verde modificando el proyecto original que se cargaba los árboles y metía un carril por allí, aceptando el punto de vista que muchas organizaciones como Adega, el Colegio de Arquitectos y Lugo Monumental expusieron y defendieron. Con otras cosas como las Caldas o el carril bici no pudo hacer nada porque ya estaban ahí, pero sinceramente creo que intentó hacerlo bien. Quizá no eligió bien a personas de su equipo (las que podía elegir, que otras también las “heredó”), pero ella tenía disposición y actitud.

La muerte de Paula fue traumática por muchos motivos: por ser sorprendente, por las circunstancias (en un acto público), por su juventud… Nadie se lo esperaba y nos dejó a todos durante mucho tiempo descolocadísimos.

Sin embargo, y a pesar de lo dicho y el gran respeto que siento por su memoria, no entiendo el tema del monumento. Paula sólo pudo estar poco más de un año en la Alcaldía y durante este tiempo no pudo desarrollar gran cosa porque la administración es lenta y acepta mal los cambios.

Si su fallecimiento hubiera sido a causa de su actividad me parecería razonable, como un bombero que fallece rescatando a una persona de un incendio o un policía al que matan evitando un atraco. Se podría argumentar que la presión del cargo colaboró con el infarto que nos la quitó, pero es difícil de asumir esa explicación porque por esa regla de tres a cualquier persona que fallezca tras ejercer un cargo de responsabilidad se le podría aplicar la misma lógica.

Orozco, que fue alcalde quince años, no tiene ni placa, ni calle ni monumento. No soy yo su mayor fan ni mucho menos, pero creo que de hacer un monumento a un alcalde lo merece más él o, por supuesto, Tomás Notario, Vicente Quiroga o, sobre todo, Joaquín García Díez. Sin embargo viven, y en esta extraña sociedad nuestra es un demérito insalvable para hacerles homenajes.

La política es una realidad paralela en que se da más importancia a los colegas de profesión que al resto. No me cabe en la cabeza, por ejemplo, que Conchita Teijeiro tenga una estatua por iniciativa privada en la sede de ASPNAIS pero que no tenga un reconocimiento público que, lamentablemente, también llegaría tarde aunque aún viva.

Hace unas semanas en este mismo blog criticaba la medalla de Galicia otorgada a la Princesa de Asturias, no porque tenga nada contra la monarquía o contra la moza, sino porque no me parecía que tuviera sentido ese peloteo a quien no ha hecho nada meritorio para recibirlo salvo ser heredera de la Corona. El caso de Paula es algo diferente, porque sí hizo su trabajo, pero no sé si se le otorga por la labor realizada o simplemente por haber fallecido.

Estamos en una surrealista dinámica que confunde los conceptos de “desgracia” y “mérito”. Paula falleció como Alcaldesa y eso fue un terrible acontecimiento que nos creó un trauma colectivo, pero no le otorga automáticamente la categoría de “monumentable”, e insisto, con todo el cariño y el respeto que le tengo, me parece una cuestión más política que otra cosa.

La unánime tristeza por la muerte de Paula se empaña ahora con esta iniciativa, que abre el debate de "¿por qué se hace esto?", algo que no venía al caso y que, realmente, no aporta nada positivo para nadie.