Antes de esta crisis, que nos ha trastocado a todos las prioridades y a muchos los principios, la mayoría de las ciudades habían gastado en renovar sus instalaciones una pila de dinero. Lugo también, como no podía ser menos, si bien partíamos de una base algo peor que el resto. La gran transformación de esta ciudad tuvo lugar a finales de los años 90, con la reforma de la Avenida de la Coruña y otras arterias principales y, sobre todo, con la peatonalización del casco histórico.
Como Lugo llegó tarde a todo eso, que se hizo cuando otras ciudades tenían cascos históricos peatonales desde hacía bastante (sin irnos muy lejos tenemos los ejemplos de Santiago, Pontevedra…), los demás estaban ya a otras guerras cuando aquí poníamos adoquines. Estas otras batallas implicaban la recuperación de espacios públicos en edificios históricos o emblemáticos de las ciudades.
Nuestra ciudad, curiosamente, es generosa en espacios públicos. Lo malo es que la mayor parte tienen echado el cierre. Les pongo unos cuantos ejemplos y en seguida verán a qué me refiero. Con la apertura del HULA, edificio impresionante al que deberían hacerse visitas turísticas (no se me asusten, si se hacen al cementerio y a la potabilizadora no sé porqué no se van a hacer al hospital, que es bastante más bonito), quedó en desuso, como todos sabemos, el antiguo Hospital Xeral. Pero no sólo quedó ese edificio, sino que también se vació el San José, el que está frente a las Pepas en la calle Santiago. Por supuesto también tenemos otros espacios muertos de risa como el antiguo Cuartel de San Fernando o el antiguo hospital Portela en el Parque Rosalía.
Estos son los ejemplos más simbólicos. Esos edificios tienen en común que para su uso y disfrute hay que meter una considerable cantidad de dinero en ellos. Si uno pretende, como haría yo, hacer un hotel en el San José (si un Parador no puede ser tal vez la administración podría sacar a concurso su explotación privada), o un museo en San Fernando (¿nota al margen, no hay nombres que no sean de santos?) tiene que gastar muchísimo dinero.
Pero hay un edificio que lleva cerrado décadas, cuya utilidad es obvia y que sólo necesita una mano de pintura para ejercer su función. Hablo del antiguo polideportivo que hay junto a la Diputación, en pleno centro de Lugo. Si buscas “Lugo” en San Google (por seguir tirando de santoral) y te vas a Google Maps, esta todopoderosa aplicación te marca el centro de la ciudad en la parte superior de Santo Domingo (¡e dalle!), cerca del águila. A escasos 40 metros está el polideportivo del que hablo. Puede que mucha gente ni siquiera recuerda que existe, pero yo incluso tengo una lejana visión de algún acto de “coros y danzas” o algo así al que fui de pequeño allí.
No tengo ni la más remota idea de por qué está cerrada esta instalación. Me suena vagamente que había un lío competencial entre varios propietarios del tema, incluyendo a administraciones y particulares, pero es llamativo que un espacio tan enorme, en pleno centro de Lugo, esté abandonado y lleno de ratas.
Lugo tiene potencial a cascoporro, cada vez menos, es cierto, porque nos vamos cargando poco a poco nuestro patrimonio, edificios históricos y dejando que se deterioren instalaciones que por poco dinero podríamos estar disfrutando todos. No me digan que no sería útil tener, en el recinto histórico, un centro deportivo de estas características.
Tal vez la solución sea la misma que con el San José, permitir la privatización de la gestión y que se abra un gimnasio espectacular. Seguro que habría particulares interesados. Ahí queda la idea.
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