El pasacalles y el Truco o Trato, éxito arrollador en el casco histórico |
Nos dicen los expertos que hay crisis de natalidad, pero oigan, el lunes nadie lo hubiera sospechado. El casco histórico estaba lleno por todas partes de niños pidiendo caramelos en el Truco o Trato organizado por Lugo Monumental, y las colas en los comercios eran largas, a pesar de la rapidez con la que se repartieron los caramelos en los establecimientos.
Cuando hace unos años empezamos con esta actividad, ya fue un éxito desde el primer momento, pero cada año va a más. El 2021, el primer año en que la pandemia permitió recuperar esto, cayeron chuzos de punta y había que ir por la calle casi en barca, pero aún así se superaron todas las expectativas.
Incluso el sábado, que miren que llovió e hizo mal tiempo, el pintacaras gestionado por Aluma Peluqueros y El Faro de los Tres Mundos ya nos hizo sospechar lo que vendría el lunes. Se habían anotado bastantes niños para que sus papás aprendieran a maquillarlos con profesionalidad, y pensamos que con el mal tiempo no vendrían ni la mitad. Vinieron todos.
En esta ocasión, este 2022 nos ha ayudado con un tiempo fantástico que hizo que incluso el incremento en la compra de caramelos (más de 400 kg) fueran insuficientes en algunos puntos de reparto. Es imposible prever estas avalanchas por mucho que uno exagere en la compra de dulces.
También hay que agradecer el éxito a los medios de comunicación, que difundieron la iniciativa, y a los comerciantes del centro, que generosamente regalaron todos esos dulces a los niños participantes. Sin ellos no habría habido fiesta.
Además de esta gran actividad, hubo otra que, de 19:30 a 20:30 llamó mucho la atención en la zona: un pasacalles a cargo del grupo de animación Troula, financiado conjuntamente por la Asociación Lugo Monumental y el Ayuntamiento de Lugo a través de la iniciativa Localmente Lucense puesta en marcha por Lara Méndez.
Fue tan llamativo como apreciado, y paseó una jaula de monstruos a ritmos oscuros, llenando la calle de humo y fuego. La verdad es que impresionaban porque aunque todos somos conscientes de que son personas de carne y hueso disfrazadas, las antorchas, las bengalas y el humo, unidos al impresionante realismo del maquillaje y la pericia de los actores hacía que alterasen a cualquiera.
En fin, llamémosle Samaín, Halloween o lo que sea, ha sido un año más una fiesta muy divertida, sobre todo para los críos, para sus familias… y para los comerciantes del centro, que se divirtieron de lo lindo repartiendo caramelos hasta agotar existencias, literalmente hablando.
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