sábado, 12 de febrero de 2000

Libertad y libertinaje

Lo que más me ha asustado del ascenso de ese Hitler con asesor de imagen y trajes de Armani y de lo sucedido en El Ejido no han sido los horribles hechos en sí, sino la curiosa reacción de gente a la que creía conocer relativamente bien.

Comentando esos temas he escuchado cómo alguna gente justifica el giro hacia viejas formas fascistas con frases como la famosa de “es que ahora ya no hay libertad, sino libertinaje” o “es que da miedo salir a la calle”. A esas personas me gustaría hacerles esta reflexión: ¿Se dan ustedes cuenta de que la diferencia fundamental entre una Democracia y un régimen Fascista, sea del color que sea, es que la primera es lo que todos (incluidos ustedes) queremos y la segunda lo que mandan cuatro gatos?.

Me explico: No está escrito en ningún manual (y si lo está, habría que revisarlo) que una Democracia, por el hecho de garantizar los derechos y las libertades individuales, tenga que ser “blanda”. Precisamente nos permite elegir opciones que van desde el patético sistema judicial que actualmente tenemos, con sus sentencias nunca cumplidas y condenas ridículas, hasta formas radicales opuestas como la instauración de la pena de muerte, la cadena perpetua y los trabajos forzados.

No confundan los términos: no culpen a la Democracia de que haya inseguridad ciudadana, inseguridad jurídica, y cualquier otra inseguridad de que se sientan víctimas. Tampoco culpen a los jueces que aplican las leyes correspondientes o a los policías o guardias civiles que hacen tres cuartos de lo mismo. La culpa es exclusivamente nuestra, de todos, que hemos elegido a quienes han redactado esas leyes.

Si quieren cambiar el sistema, háganlo, pero sigan el camino marcado para ello: voten. El poder del voto siempre ha sido menospreciado a título individual, pero sin mi ladrillo el muro nunca estará completo.

No justifiquen un voto a “revolucionarios antisistema” porque no están de acuerdo con éste. Si quieren votarles me parece muy bien, pero no me vengan con esas, que no es así.

Artículo del 12 de febrero de 2000 publicado en la sección de Cartas al Director de El Progreso

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