martes, 28 de diciembre de 2010

El Plan General de Lugo

En pocos días se celebrará un pleno en que se votará el nuevo Plan General de Lugo. Este documento, que los lucenses llevamos esperando diez años, ha pasado por las manos de varios concejales de urbanismo. Entre ellos el actual Presidente de la Diputación, Gómez Besteiro, el ahora Presidente de la Confederación Hidrográfica del Miño, Liñares, y la concejala de Urbanismo, María Novo. Parece que da suerte tocar ese documento porque todos se proyectan a mejor vida en el buen sentido.

Lo malo es que se trata de un documento que está en entredicho judicialmente. Llama poderosamente la atención que se recalifiquen a mejor terrenos propiedad de Liñares o que se intentara colar la legalización de la barbaridad del Garañón (léase las Torres de Orozco del parque de Rosalía). Con quien no contaba Orozco es con la mano de Jaime Castiñeira, que entre otras cosas gana su pan en temas urbanísticos y además trabaja en el Catastro, así que del tema algo conoce.

L13M6726 Gracias a Jaime, el PXOM cambió, y cambió mucho. Se salvaron cientos de viviendas de quedar fuera de ordenación (vamos, que los edificios no estarían en regla) y llama la atención que muchas de ellas se construyeran con licencias dadas por Orozco. Hoy te lo doy, mañana te lo quito. Edificios enteros, y nuevos, verían en entredicho no su existencia, pero sí su futuro urbanístico, con las cargas que eso supone para los propietarios de los pisos, sobre todo a la hora de venderlos.

También se salvaron los entresuelos, que sin la intervención de Castiñeira serían meros adosados a los bajos. Quien tuviera un entresuelo se vería condenado a venderlo al del bajo o a dejarlo como trastero, porque no se permitía actividad económica alguna incluso en los ya existentes.

Una ciudad sin Plan General, con la que está cayendo en el mundo de la edificación, es la puntilla a una crisis que tiene en el ladrillo su máxima expresión. Fontaneros, albañiles, madereros, peones… todas estas personas son beneficiarias de que exista un nuevo Plan General.

Sin embargo, no oiremos hablar de esto. El Alcalde se hinchará como un pavo por haber podido sacar adelante su plan general y el BNG pondrá el grito en el cielo, no tanto por el PXOM en sí, sino por no haber podido meter mano en el mapa. Después de todo es molesto quedarse fuera, aunque en este caso sea lo cómodo y tal vez hasta lo rentable políticamente.

Jaime ha tenido la valentía de, a cinco meses de las elecciones municipales, optar por lo responsable y no por lo fácil. Ahora toca el momento de dar una explicación que el ciudadano de a pie pueda entender. Mucha gente no comprenderá por qué no se le da un estocazo al Alcalde en este momento, y tal vez gran parte no comprenda que el fin no justifica los medios. Si para fastidiar a Orozco hay que fastidiar a Lugo, me alegro de que exista quien opte por no hacerlo.

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