miércoles, 27 de marzo de 2013

Gobernar es decidir

Los gallegos somos conocidos por no definirnos con facilidad, tal y como refleja la expresión de que no se sabe si subimos o bajamos. Algunos somos excepción al tema, ya que es fácil saber qué opinamos de algo con sólo preguntar (o incluso sin preguntar si lees el blog), y quizás sea un error porque el que tiene boca, se equivoca, y cae en la peligrosa deriva de la contradicción. 

¿Cómo no contradecirse? Suele ser sencillo, diciendo lo que se piensa. Uno puede cambiar de idea, o evolucionar respecto a su opinión original con algo, a mí me ha pasado con temas como la limitación de mandatos de cargos públicos (antes no la apoyaba pero ahora sí tras una conversación con un amigo que me convenció de lo acertado de esta medida), pero cuando hablamos de principios es más difícil andar variando. 

Alumnos de As Mercedes - Foto de La Voz de Galicia
Cuando se defiende simultáneamente una cosa y la contraria ahí ya no estamos ante una indefinición, sino ante una cara dura como el cemento armado. Es lo que le pasa a nuestro bienamado gobierno local, que exige a la Xunta diálogo con los alumnos y profesores de As Mercedes mientras que respecto a la peatonalización de Quiroga Ballesteros la niega a los placeros y comerciantes con el argumento de que una decisión de este tipo afecta a toda la ciudad y no se deben tener en cuenta los intereses de unos pocos. Con los vecinos del puente, en cambio, también quieren dialogar (como con los de As Mercedes) para no peatonalizar un puente tras gastar una pila de millones en la que, según ellos, sería la alternativa al tráfico. 

Personalmente creo que un gobierno ha de gobernar. Esto no quiere decir que haya que dar puñetazos en la mesa a diestro y siniestro y hacer lo que le venga en gana, no se trata de eso, pero sí de hacer lo que se considera necesario sin preocuparse de si las encuestas les dan o quitan votos por ello. Si se hubiera encuestado a los "interesados", los coches y autobuses seguirían pasando por delante de los Franciscanos.

Por supuesto ese principio básico no quiere decir tampoco que no se escuche a la gente. No parece muy lógico tomar decisiones a puerta cerrada y sin hablar previamente con las personas afectadas, ya que siempre se dice que cuatro ojos ven más que dos, y doscientos pares verán más que cinco. Creer que se está en posesión de la verdad de manera absoluta de forma que no sea necesario hablar con nadie más me parece un error. 

Pero consultar tampoco es vincular. Uno puede reunirse con los vecinos de la zona, con los comerciantes, las asociaciones, la junta de cofradías y el deán de la catedral para tratar temas que les afecten, pero es no implica que se haga lo que estas personas digan. ¿Para qué reunirse entonces? Pues porque nos pueden hacer ver cosas que se nos habían pasado, para explicar las decisiones que se prevé adoptar o, incluso, para dar salida a un derecho que debería ser constitucional y que es el de la pataleta. 

Recreación del puente romano
http://lvcvsavgvsti.blogspot.com.es
Creo firmemente que el paso de As Mercedes a un centro de Formación Profesional puro es totalmente lógico, como lo fue en el caso del Politécnico. Si queremos una FP seria y competitiva va siendo hora de centrarse en ella haciendo que los centros de enseñanza de profesiones estén dedicados a ello en exclusiva entre otras muchas medidas. También creo que peatonalizar Quiroga Ballesteros y el puente mal llamado romano es no sólo una buena idea sino algo que, como ha pasado en otras zonas, beneficiará (y mucho) a los comercios y, sobre todo, a la ciudad. 

Pero también creo que tanto la Consellería de Educación como el Ayuntamiento de Lugo han metido la pata en el proceso. Lo suyo es reunirse con la gente para plantear lo que se está estudiando y pedir opinión, no para modificar el fin último, sino para ver alternativas a los problemas que se pueden plantear y que tal vez no se aprecian desde un despacho. 

En el caso de As Mercedes, por ejemplo, ya hubo problemas cuando se hizo lo mismo con el Politécnico cambiando todo a medio curso. No parece muy lógico recolocar a los alumnos en abril cuando faltan dos meses y pico para acabar el curso. Lo suyo debería ser terminar donde empezaste y el año que viene convocar ya las plazas en los centros que se considere conveniente. 

En cuanto a Quiroga Ballesteros los comerciantes y empresarios de la plaza y el entorno también tienen que tener derecho a hablar, a exponer sus quejas, los problemas que puede generar la medida y que así se propongan soluciones que no eviten la peatonalización pero maticen sus efectos. 

No será lo último que hablemos de este tema. El lunes, si no se nos va el nuevo papa o hay un tema de más urgencia, les contaré lo que nos costará a los lucenses decidir dónde van los bancos y farolas, porque el resto ya está diseñado.

martes, 26 de marzo de 2013

Más zonas peatonales

En ocasiones es complicado marcar límites. Verán, ya saben que yo defiendo la peatonalización como una de las mejores formas de humanizar estas colmenas que llamamos ciudades. La agresividad de una acera estrecha donde convives con tubos de escape y pasos de cebra (ya nadie les llama así, ¿se han fijado?) se matiza mucho con una amplia tira de piedra que permita la convivencia de peatones y otras opciones como la bici, los patines o el carrito de niño. 

Qurioga Ballesteros - Foto de La Voz de Galicia
Sin embargo, que es una forma más pija de decir “pero”, nadie en su sano juicio puede defender un absoluto en el tema de la peatonalización. No sería lógico que no pudieran circular coches desde la plaza del Rey a la Piringalla, ya que lo que haríamos así sería desertizar la ciudad. No hay que pasarse. 

Ayer nos contaba el Ayuntamiento que quieren peatonalizar la calle Quiroga Ballesteros, en su tramo desde la calle Montevideo hasta Santo Domingo. Obviamente esto supone automáticamente la peatonalización de la parte de abajo de Santo Domingo, ya que su único acceso es por la plaza de abastos, y en esta plaza quedaría únicamente una vía para dar servicio al aparcamiento subterráneo. 

En principio la idea no me parece mala, me gusta que el peatón vaya ganando terreno en el casco histórico y me parece que es una calle que puede tener mucho futuro como peatonal, ya que hay negocios, hay vida en ella. Me parece, desde luego, una opción mucho más lógica que cuando peatonalizaron el tramo de ronda, que sólo sirve para… ¿nada? 

El problema de peatonalizar Quiroga Ballesteros es el tráfico. Hay mucha gente que cruza por el centro desde la ronda, a la altura de la Gasolinera Martínez, hasta la calle Castelao. Esta gente ahora tendrá que ir por la ronda y saturar aún más esta vía, con los consiguientes líos de tráfico en la calle Villalba y esa zona, que ya le llega bien. Por otra parte, imaginen el cristo que se puede montar en la calle del Teatro si no calculan bien el tema, ya que sería de acceso a los dos aparcamientos (Santo Domingo y Ánxel Fole), además de entrada y salida para toda la zona peatonal (coches de propietarios de garajes) y servicio de abastecimientos varios, transportes… 

También es preocupante el tema de la Plaza de Abastos. No es lo mismo una tienda tipo zapatería, mercería o incluso textil, que un sitio donde hay que meter terneras enteras y cajas de pescado. Tampoco es lo mismo para el comprador, que lleva cosas que pesan y que querrá, intuyo, poder acercar más o menos el coche. La solución a esto es el túnel que siempre dicen entre la plaza y el aparcamiento subterráneo, y después que la gente se busque la vida para hacer descuentos con horas de aparcamiento como hace el resto del comercio del casco histórico. 

Dejo para el final lo que más me quita el sueño… ¿van a hacer una horterada del estilo de la que han hecho en San Marcos? Ya sé que lo que mola es ser modernos, pero para eso que se compren un coche eléctrico. Me dejen la ciudad más o menos presentable, por favor, que frente a la Diputación uno no sabe si vestir de Pasarela Cibeles o pisar con cuidado por si hay gente enterrada. Es lo que tiene plagar una plaza de lápidas. 

Tengo que decir que el buen gusto no caracteriza a nuestros actuales gobernantes en Lugo, y que cada vez que hacen algo la cagan en ese sentido: el puente romano, la plaza San Marcos, O Cantiño, el paseo de las lápidas de la plaza de España… hay innumerables ejemplos de lo paletos que son a la hora de reorganizar la estética urbana, al menos en mi opinión por supuesto. 

La calle de Quiroga Ballesteros puede ser peatonal, sin duda, pero al igual que pasaba con San Marcos con cerrar el tráfico y elevar la parte de la calzada a la altura de las aceras igualando el pavimento va que arde. Y por favor, cuidadito con el “mobiliario urbano”, que las farolas torcidas esas que ponen ahora son, además de feas, un coñazo.

lunes, 25 de marzo de 2013

¿Dónde están los que pedían la intervención?

Hay cosas que son opinables. Otras no tanto. Por ejemplo, que la estrategia que está siguiendo Rajoy desde el Gobierno para evitar que esto se acabe de hundir es la acertada o no es cuestión de puntos de vista. Unos cuantos millones de españoles (tampoco tantos como en otras ocasiones) votaron al PSOE, que fue el que colaboró activamente en este tremendo desaguisado, mientras que unos cuantos más (más que en otras ocasiones) apostaron por Rajoy. 

Obviamente habrá un nutrido grupo de votantes del PP en las últimas generales que hoy no lo harían… o sí, que diría don Mariano. Lo que está pasando en Chipre, con sus corralitos, sus quitas a los depósitos, su crisis bestial que tiene a la gente metida en sus casas… es un ejemplo de lo que podría haber pasado en este país si nos hubieran intervenido, cosa que mucha gente decía estar deseando. 

Tal vez fuera porque estamos mal acostumbrados, que muchos pensaban que la intervención era recibir unas pocas órdenes desde Bruselas a cambio de una lluvia de millones, como los que nos cayeron para “formación” todos estos años y de los que no se ha sabido gran cosa. Pero no, no es así. La intervención es mala, amigos míos, algo a evitar, y no una especie de maná divino que venga a sacarnos las castañas del fuego a cambio de nada. Si les parece que los ajustes han sido duros, miren a Grecia o Chipre y luego hablamos. 

El otro gran frente abierto que tiene Rajoy es el de Bárcenas y sus chanchullos, que vienen a dar un paso más hacia la desconfianza ciudadana cuando ya parecía que lo del Gürtel estaba más o menos amortizado. Pues no, esto repunta, y la única estrategia acertada creo que es la de Feijóo y Esperanza Aguirre (extraño verlos de la mano en algo): depurar responsabilidades, cesar a los que hayan metido mano a la caja de forma irregular, y pedir disculpas a los españoles por hacernos pasar esta vergüenza tanto a los que son afiliados al PP como los que no. 

Yo, personalmente, me pongo colorado de sólo pensarlo porque es un tema que da auténtico asco. No me vale el “y tú más”, que cada vez se pone más complicado al escalar los escándalos de magnitud, o el “y tú también”, que es a lo que vamos. Los EREs de Andalucía no anulan lo de Bárcenas, por mucho que se intente, y a lo máximo que vamos a llegar así es a reafirmar ese “todos son iguales” que tanto éxito de público y crítica tiene en nuestros mejores teatros. 

Me deja perplejo el caradurismo de algún dirigente del PP que dice que Griñán estaba al tanto de lo de los EREs sin la más mínima prueba en favor de tal afirmación. Haciendo un ejercicio de lógica aristotélica, entonces Rajoy estaría al tanto de los sobres de Bárcenas, de la trama Gürtel y de un concejal de Rabanillos de la Higuera (espero que no exista el pueblo, que me meto en un lío) que aparcaba en una plaza de minusválido (perdón, discapacitado). 

No se puede exigir control absoluto de una organización por parte de su dirigente, porque hay sinvergüenzas que lo primero que hacen es esconder sus actividades de quienes les pueden echar a la calle, y lo de “es que usted lo fichó” haría que el presidente del grupo Carrefour se fuera a la trena cada vez que en un cajero de su cadena nos diera mal el cambio. Hay que ser un poquito más proporcionales. 

Parece que no aprendemos. Pepe Blanco dio la pista de lo que te puede pasar cuando pones en marcha un ventilador lleno de porquería sin calcular que a lo mejor te pone perdido el traje de Armani. Seguimos igual, sólo que ahora del lado de estribor.

viernes, 22 de marzo de 2013

89 céntimos

89 céntimos parece que es una fortuna, o al menos eso de deduce de la que se ha liado con el fin de la gratuidad del Whatsapp para dispositivos Android. Para las tres personas que no sepan lo que es, el Whatsapp (guasap, wasap, o similares según la grafía del inglés “nivel medio” de España) es una aplicación que permite mantener conversaciones, enviar imágenes, vídeos, sonidos e incluso hacer grupos de charla a través del móvil de forma gratuita si tienes conexión de datos (vamos, internet). 

La aplicación salió, como tantas otras, en versión de pago para iPhone por 0,89 € y gratis para Android o Symbian (Nokia). De todas formas no entiendo muy bien cómo va eso porque yo la compré y luego me devolvieron el dinero a la cuenta, tal vez porque los de Apple son un poco raritos para sus sistemas de trabajo (eso sí, funciona como un reloj) y será por alguna oscura cláusula de la maraña de normas que aceptas cuando, sin leer el contrato, dices que lo has leído y que estás de acuerdo. 

Pero más allá de la anécdota está el hecho en sí mismo. No vamos a decir que fue una revolución, pero sí una incomodidad masiva por esos 89 céntimos de euro. Es que ni para un café. 

Hablamos de una aplicación que se instala la gente en móviles que les han costado un riñón y parte de otro, de un pago anual que no llega al euro, pero aun así la percepción de que “era gratis y ya no” es lo que cuenta. De hecho otras aplicaciones (léase el Line, que a menos que cambie mucho me niego a usar porque, entre otras cosas, los monigotes son feos como un pecado) han aprovechado para empezar agresivas campañas publicitarias certificando su gratuidad ahora y en la hora de nuestra muerte. Por cierto, ya me dirán de dónde saca la pasta una aplicación gratuita para hacer tanto anuncio en la tele con actores conocidos. 

Mientras el mundo se hunde a nuestro alrededor, la gasolina cuesta el doble o más que hace unos pocos años, los recibos tienen más ceros que el guion de una película de James Bond o nos enteramos de pelotazos de cientos de miles o millones de euros, la preocupación son los cochinos 89 céntimos del Whatsapp. 

Está visto que la subjetividad reina.

jueves, 21 de marzo de 2013

Democracia interna en los partidos, esa pose tan moderna

Un tema tabú que ahora se está empezando a airear públicamente, además de la presunta querida del Rey, es lo de las elecciones en los partidos. Antes la cosa pasaba sin pena ni gloria, y a posteriori te enterabas por la prensa de que un partido u otro habían elegido como presidente, secretario general o fallera mayor a la persona que fuera, habitualmente en única candidatura. 

Ahora no, hay un striptease público en que nos cuentan con pelos y señales los manejos, negociaciones y maquinaciones para hacerse con el control del partido, que es donde reside el poder por mucho que vayamos a las urnas cada pocos años. 

Pero esto es engañoso. La palabra striptease viene del inglés, de la suma de “strip” (desnudarse) y “tease” (broma, burla, engaño…). Es decir, que es un desnudo trucado, una pose que está pensada para excitar al personal. En este caso para excitar sus conciencias y voluntades, se entiende. 

La democracia interna en los partidos no existe, simplemente es una pose muy moderna. Las campañas para mangonear la agrupación no son reales, sino un juego de malabarismo dialéctico, una cuestión mediática en que los argumentos no son un fin en sí mismo, sino una herramienta más. Se dice lo que se cree que se ha de decir para que los militantes, y los futuros votantes, piquen y a uno le den lo que quiere, que es el codiciado sillón de mando del ayuntamiento, diputación, comunidad autónoma o país. Las ideas no se preparan pensando, sino encargando encuestas y dejando en manos de las grandes empresas de estudios de opinión las políticas a seguir y los puntos clave que poner en negrilla en los programas electorales. 

Lo lógico sería que uno exponga sus ideas, sus convicciones, y que con esa rampa de lanzamiento los votantes de lo que sea opinen sobre eso. Ganaría las elecciones el que más personas convenza. Pero eso es una falacia, no funciona así. 

Que conste que la culpa no es sólo de los que montan el circo, sino también de los que compran entradas. Que Telecinco tenga un canal para Gran Hermano es porque hay gente que ve el canal de Gran Hermano, no lo hacen por convicción moral. Pues esto es igual. Si votas pensando en lo guapo que es el candidato, en lo bien que sale en la tele o en cosas así de tontas estás pidiendo a gritos que te engañen. 

Hoy en la prensa vienen dos casos relacionados con todo esto. El primero es el del PSOE gallego, y el segundo el del PP local. 

En el primero se habla de elecciones primarias. Esta incultísima España comulga con lo que le pongan en los titulares y se han tragado cebo, anzuelo y sedal, y no se comen al pescador porque no se les pone a tiro. Unas elecciones primarias son cuando un partido elige a su candidato a alguna elección pública. Aquí no se da ese caso, porque lo que se elige es al secretario general del partido, no al candidato a nada, a menos que luego nos digan que está legitimado para presentarse a la Xunta sin pasar por la casilla de salida, que todo puede ser. 

El sistema elegido, y “pionero” según el único candidato al puesto, es que los militantes eligen delegados y éstos al secretario general. Vamos, lo mismo que ha hecho el PP desde que se fundó y que el PSOE siempre calificó de “falta de democracia”: elección por los militantes de compromisarios y del presidente por éstos. 

Por su parte el PP de Lugo se verá las caras con dos militantes que fueron expulsados del partido, según ellos, por opinar. Yo, personalmente, he recibido emails de estas personas que no opinaban sobre ideas, sino que encabezaron una persecución tanto interna como en los medios de comunicación contra Jaime Castiñeira. Fue una cuestión personal, que se traslucía en cada palabra que escribían y pronunciaban y que ha generado esta situación. 

Que conste que yo tampoco estoy muy contento con la democracia interna de los partidos, que es prácticamente nula. Sin embargo no creo que el problema sea tanto la normativa de las formaciones como la falta de valor de sus militantes. Es poco frecuente que alguien dé un paso al frente y diga “yo quiero pelear contigo por la presidencia”, principalmente porque a mucha gente no le queda tiempo después de ganarse la vida, y otra que puede no está dispuesta a meterse en ese fregado. También están los que esperan que les llueva maná divino en forma de puesto, contrato o “ayuda” de algún tipo, que en todos los partidos, sobre todo cuando pisan moqueta, suelen aparecer como los champiñones en épocas de lluvia. 

Hay un miedo cerval a plantarse en una reunión o un congreso y levantar la mano para decir “oiga, yo también quiero participar” y cada vez más, porque hasta los que son honrados y quieren hacer algo positivo se encuentran con que la sociedad los va a mirar mal. La política hoy en día es una dedicación denostada, de forma suicida hay que decir, por una sociedad simplista que reduce todo a un “la culpa es de los políticos y los banqueros”, sobre todo porque quien eso dice no es ni lo uno ni lo otro, ni aspira a serlo. 

En fin, lo de siempre: lean. Es lo único que les puedo recomendar. No les digo que tengan que tragarse “Así habló Zaratustra” o la “Crítica de la razón pura”, pero al menos dediquen unos minutos a leer la noticia entera y no sólo el titular. Y tampoco se crean todo lo que ponen, tengan espíritu crítico.

miércoles, 20 de marzo de 2013

Hasta que pase algo gordo

Ya me estoy cansando de decir que aún queda margen para el asombro, pero es que la realidad supera a la ficción. La cobardía en este país es una de las mayores señas de identidad de muchos de nuestros dirigentes. Por no afrontar la realidad y llevar las leyes y normas hasta sus últimas consecuencias nos hacen a todos atravesar una cuerda floja que pende sobre un abismo de demandas y problemas. Ahora les hablo, concretamente, de la fiesta de la Carballeira que se celebrará hoy en Aceña de Olga. 

Fiesta de la Carballeira - Foto de La Voz de Galicia
Nos cuenta la prensa que el Ayuntamiento ha preparado la zona añadiendo contenedores y limpiando de hojas el suelo de la zona, no sea que se manchen los zapatos los asistentes, pero lo más grande es que la fiesta no está autorizada. Es decir, que se admite de facto la existencia de la fiesta, y en lugar de tomar medidas contra su celebración se prepara el terreno, no sea que se nos pique el personal. 

Lo primero que tengo que decir es que no entiendo las razones que llevan a no autorizar la Carballeira. No me vale lo de que allí beben menores, porque también lo hacen en las casetas del pulpo del San Froilán y no por eso las cierra el Ayuntamiento. Tampoco creo que sea un argumento que el lugar no sea idóneo para esto, porque anda que no hay fiestas populares en sitios bastante más cutres y nadie abre la boca. Tal vez el error sea de los organizadores, por no haberle puesto un nombre de un santo a la fiesta, que siempre es más fácil organizar la “fiesta de San Fernando” (yo hoy la haría de “Francisco”, que está de moda) que la de la Carballeira. 

Basura de la Carballeira - Foto de La Voz de Galicia
Pero la cuestión no es esa, sino el cumplimiento de las normas. O la fiesta es legal o no lo es. O está autorizada o no lo está, y es lo segundo. Si está autorizada el Ayuntamiento no sólo ha de poner contenedores y limpiar las hojas, sino que estaría bien que pusiera unos baños portátiles y hubiera una previsión sanitaria para las probables intoxicaciones etílicas que se dan año tras año con una alegría pasmosa y una dejadez paterna que raya el delito. 

Pero no está autorizada, es una concentración totalmente ilegal, y el Ayuntamiento no sólo lo sabe, sino que colabora tomando medidas que en un juicio en caso de que pase algo son la prueba flagrante de su aquiescencia, también llamado pasotismo. 

Vendiendo alimentos - Foto de La Voz de Galicia
“¿Y qué quiere usted que haga?”, dirá el político meapilas de turno. Pues muy sencillo: la multa es un recurso maravilloso que tiene la administración para hacer cumplir las normas. No les estoy diciendo que detengan a 500 chavales, que eso ya sé que es ciencia ficción en un país en que si juntas el número suficiente de personas puedes hacer cualquier cosa, pero sí que se sancione a los organizadores y, por qué no, a todos aquellos que hagan lo que no deben. Menores bebiendo, personas que se ponen a vender alimentos con carteles de la forma más descarada, asistentes que hacen sus necesidades entre los arbolitos… vamos, lo que vienen siendo comportamientos sancionables de toda la vida. 

Yo soy liberal. Eso, traducido al cristiano, no significa que quiera que los bancos reciban dinero público, sino que considero la libertad individual como un fin en sí mismo y un derecho que ha de ser restringido sólo en casos de necesidad. Aquí, ya lo he dicho, no se da esa necesidad ya que no sé por qué no se autoriza la fiesta (tampoco estoy seguro de que alguien lo haya solicitado, vaya usted a saber), pero lo que es obvio es que si se aprueba una norma es para que se cumpla y no para sancionar el día que te levantas con el pie izquierdo como cuando multaron a las carrozas de los Reyes Magos. 

Ahora una última reflexión. ¿Qué pasaría si un chaval en la Carballeira bebe hasta el coma y se nos va al otro barrio? ¿O si alguien resbala con la basura y se rompe la cabeza? ¿Han oído ustedes hablar del concepto de “responsabilidad civil subsidiaria”? ¿Y de la “dejadez de funciones”? Porque si algo pueden dar por sentado es que los papás del crío van a buscar culpables principalmente para lavar sus propias conciencias y la imagen del crío difunto, que no tenía culpa de nada.

El Madrid Arena fue lo que fue. Parece que no aprendemos. Tanto rollo con las normas de seguridad, las previsiones y la madre que los parió y con no pedir autorización ya puedes hacer las cosas como te dé la gana sin ningún tipo de consecuencia. Hasta que pase algo gordo.

martes, 19 de marzo de 2013

Un artículo que no va a gustar a casi nadie

Ya se lo había dicho alguna vez, pero hoy vuelvo a sentirme idiota. Verán, cuando las cosas iban bien y el dinero salía de debajo de las piedras en el banco me estuvieron intentando convencer, literalmente hablando, de pedir una hipoteca mayor de lo que necesitaba. “No seas tonto”, me decían, “si pides más te lo damos igual y puedes cambiar el coche o hacerte un buen viaje con la financiación más barata que vas a tener nunca”. Y yo seguía siendo tonto. 

También a la hora de elegir piso, dadas mis limitaciones económicas, me busqué uno bien situado y grande, pero antiguo y sin ascensor porque no me podía permitir otra cosa. Algunos me miraban raro por no cogerme un dúplex en la Aceña de Olga, que por lo visto es lo más, y en el mismo banco también me decían que estirase más el tema, que no había problema para la financiación. No quise. 

Hoy, aquellos que con sueldos similares o peores que el mío y que sí se metieron a gastar a lo loco lloran por los rincones administrativos y de los medios de comunicación porque los desahucian. Han convertido su imprudencia y su atolondramiento en un problema nacional, en algo que “la sociedad y las administraciones” han de arreglar porque “viven una situación dramática”. Me van a permitir la expresión, pero… ¡hay que joderse! 

Antes de que me suelten a los perros permitan que les aclare un par de cosas. La primera es que las generalizaciones son lo que son, ya saben que no suelo usarlas porque no me gustan. La segunda, vinculada a eso, es que no critico que se luche contra los desahucios en general, sino que creo que hay que estudiar caso por caso y ver las causas de por qué se ha llegado a esa situación. 

Cuando una pareja que cobra 2000 euros entre los dos se mete a una hipoteca de 800 o 900 el problema no es social ni estatal, es un problema privado. Hay que ser un poquito previsor y, a menos que los dos sean funcionarios de carrera y tengan el puesto garantizado, prever la posibilidad de que uno pierda el empleo sin que eso implique la ruina directa. 

Ya sé, ya sé, los pisos son muy caros… depende de qué piso queridos amigos. Como comprenderán a mi me gustaría tener una casita de la calle Orense con mi jardín y mi pastor alemán, pero no puedo pagármelo y me tengo que conformar con una alternativa realista. También me gustaría tener un Morgan biplaza y una berlina para los viajes, pero la Primitiva se me resiste y no me veo en Gran Hermano haciendo el payaso para ganar dinero fácil. 

Hoy el secreto es saber llorar. El caso de la pobre anciana de La Coruña que vive en un piso de renta antigua por cuatro perras y que dejó de pagar el alquiler nos conmovió a todos. Tanto es así que le ofrecieron una plaza en una residencia, a la que renunció y una vivienda social, que tampoco le gustaba porque prefiere vivir en el centro. ¡No te jode! ¡Y yo! 

Lo mismo pasa con las preferentes, los sellos de correos y otros espejismos del boom económico. Si hubiera salido bien y fuera rentable les garantizo que nadie abriría la boca. Pero no, eran estafas y toca que pague Juan Pueblo. Nos parece fatal que rescaten a los bancos (a mi también me parece una tomadura de pelo) pero al tío que metió dinero en productos bancarios nos parece muy bien que le devuelvan la pasta de nuestros impuestos. Pues a mi no. Que denuncie al banco por estafa, que es lo que es, y que éste responda ante la justicia. 

La gente que va a trabajar todos los días, es prudente con sus gastos, ahorra, no se embarca a créditos que no sabe si podrá pagar, ni hipoteca su vida para vivir por encima de sus posibilidades, ni pide préstamos para irse de vacaciones sin haber terminado de pagar el del año anterior o para la primera comunión del niño… es idiota. Es lo que demuestra la cínica y absurda sociedad en la que vivimos. 

Ya sé que hay situaciones muy dramáticas de personas que no tienen responsabilidad en su situación. No es lo mismo alguien que se arruina por haberse metido donde no debía que otras persona que, por ejemplo, han tenido desgracias sobrevenidas (una enfermedad con gastos prohibitivos, un accidente laboral…). 

Lo mismo pasa con las empresas, y en esto tengo bastante experiencia. Hay sectores que sufren la crisis más duramente que otros, y empresas que se van al tacho por diversos motivos. No soy partidario de las subvenciones ni las ayudas en ningún caso, pero podría entender que el Estado echara una mano a empresas que han sido golpeadas por causas externas. Lo que ya no tengo tan claro es que se use mi dinero, el de mis impuestos, para ayudar a quienes han gestionado mal su negocio ya sean bancos, talleres, hoteles, zapaterías, restaurantes o tiendas de ropa. 
Volvemos a lo de siempre. El concepto de responsabilidad está muy devaluado y aquí lo importante no es demostrar que la situación no es culpa tuya sino gritar muy fuerte ante las cámaras y, si es posible, concentrar un buen grupo de gente que pelee por “la justicia”. 

En este momento en que nadie lee el texto sino sólo el título, ¿realmente estamos defendiendo causas nobles? ¿O simplemente hay un seguidismo becerril por causas que creemos que nos pueden beneficiar tarde o temprano? 

Piensen en lo que apoyan y pidan información. Las cosas no son siempre lo que parecen.

lunes, 18 de marzo de 2013

Lo importante es quien firma

Por lo que entendí de lo que ha salido en la prensa hay motivos para estar contentos. El señor Orozco ha dado el brazo a torcer, con lo poquito que le gusta, y ha aceptado las alegaciones que la Asociación Lugo Monumental presentó a la ordenanza municipal de tráfico, con lo que ya no se nos multará a los peatones por andar por la acera de la izquierda ni a los ciclistas por circular por la zona peatonal. 

Esto es una victoria del sentido común, de la civilización más elemental y del razonamiento básico de no aprobar normas absurdas a las que luego un agente que se encabrone (que los hay) pueda utilizar para sancionarte si le da por ahí. 

Sin embargo es llamativa la forma de presentar estas cosas. No se ha dicho que se aceptan las alegaciones en tal sentido o en tal otro, sino que se aceptan las alegaciones de PP y BNG en una u otra dirección. Es decir, que es un tema de grupos políticos en que se deja fuera a la ciudadanía organizada al margen de la política. 

No me entiendan mal, a mi lo que me importa es que se corrija la ordenanza, no que uno u otro se lleve el mérito de tal modificación, pero tengo que reconocer que molesta un poco que se rasquen unos a otros sin mencionar siquiera a las asociaciones (Lugo Monumental no ha sido la única, aunque sí la más notoria en presentar estas alegaciones) o a las personas que han alegado en este sentido. No costaba tanto trabajo decir que se han aceptado “las alegaciones” que dicen esto y aquello, sin ponerles padrinos detrás. 

¿Se ha llegado a esta modificación por una sesuda reflexión sobre lo que es bueno y malo? No, obviamente no, porque si fuera así ya se habría hecho cuando se aprobó la norma originariamente. La diferencia es que antes PSOE y BNG estaban coaligados y no se pisaban los callos, y que ahora el BNG ya no está en el gobierno así que puede decir lo que piensa incluso en temas que no eran de sus áreas. Esto funciona así, tristemente. Lo importante no es el contenido, sino el firmante. 

Hoy nos dicen que tras el paro “los políticos” son el problema más importante para los españoles. Si bien creo que esta generalización no es más que eso, una frase bonita que tanto la gente de a pie como los periodistas utilizan para poder buscar culpables de nuestra actual situación (sin reconocer su propia participación en los hechos causantes), tampoco es que exculpe a nuestros dirigentes de su amplia parcela de responsabilidad. Cuando digo que esta crisis la hemos causado entre todos, ese “todos” incluye a todos, políticos y no políticos, banqueros y periodistas, fontaneros y taxistas, panaderos y ministros… Aquí todo el que ha podido especular lo ha hecho, al nivel que ha podido (“yo no especulé, sólo compré un pisito por diez millones y lo vendí en dieciocho pero eso es distinto”). 

Pero volviendo a lo que estábamos, les decía que aunque ha sido público y notorio que ha sido la sociedad civil la que se ha movilizado para modificar estas cosillas en la ordenanza las alegaciones aceptadas han sido, por lo visto, las de los partidos. ¿Qué criterio se ha seguido para decir eso? Porque la primera entidad en registrar las alegaciones, que yo sepa, fue una Asociación, y no un grupo municipal. 

Vuelvo a insistir, que nos conocemos y sé que la gente es muy mal pensada, que no se trata de “jo, que lo hicimos nosotros”, sino de reconocer la importancia de la sociedad civil como contrapeso a la administración. Es importante, no por una entidad en concreto sino por el sistema en sí mismo, que la gente perciba que se puede implicar en la vida política de su ciudad o lo que sea sin tener que entrar en los mecanismos de los partidos, no porque estos sean malos ni mucho menos (lo cual es más que discutible) sino porque es fundamental en una sociedad civilizada que la política de partidos no sea el alfa y el omega, el principio y el fin de todas las cosas. 

Se nos pide a los españoles que seamos ciudadanos, que nos impliquemos, que demos la cara, y luego se intenta obviar esta participación para darle bombo a las organizaciones políticas. ¿Por qué? Obvio, porque todo ese tema de participación es realmente una cuestión estética, de cara a la galería. 

Probablemente no han captado bien de qué va esto. No se trata de que las asociaciones sustituyan a los partidos ni mucho menos, ni de los famosos presupuestos participativos (que me parecen una barbaridad), ni siquiera de que las asociaciones sean la voz del pueblo, que no lo son. Se trata de que se tenga en cuenta la opinión, ya no sólo de asociaciones sino de particulares, como una reflexión de temas del día a día. 

Las decisiones las han de tomar los cargos electos, puesto que para eso han sido elegidos, y no pido otra cosa, sólo que escuchen, que tengan en cuenta las opiniones no sólo de su partido y los demás grupos políticos, sino las de todo el mundo. No es tan difícil, tampoco hay tanta gente que dé un paso al frente y ofrezca la cara para que se la rompan. Pero para algunos lo importante es quien firma.

En cualquier caso, es una buena noticia para Lugo que se modifiquen normas abusivas. Es un día para celebrar.

viernes, 15 de marzo de 2013

Una empresa para vacaciones

Ahora que se aproximan las vacaciones de Semana Santa creo que alguien debería crear una nueva empresa para orientación de los sufridos trabajadores (los que quedan) en que se creen mapas que señalen por dónde no se debe ir. Lo digo más en serio de lo que pudiera parecer en primera instancia. 

No me refiero sólo a recomendar destinos a evitar (“en tal sitio suele hacer mal tiempo”, “en este país hay una revolución en marcha”, “si quiere volver con todos los dedos yo no iría a la montaña sin guantes”…) sino también a carreteras, medios de transporte o incluso poblaciones a rodear. En vista de las huelgas, manifestaciones o protestas que pueden acabar con tus vacaciones antes de empezarlas, esta empresa tal vez tendría futuro. Aquí es donde se me ve la vena liberal porque otra persona probablemente pediría que lo hiciera el Ministerio de Fomento. 

Por ejemplo: no sé si sigue adelante la huelga convocada por los trabajadores de Iberia contra los recortes de plantilla, pero si tienes un billete de avión para fechas significativas, que es cuando más daño hacen, pues es para echarse a temblar. Lo mismo si es de otra compañía, ya que pueden venir los controladores aéreos, el personal de tierra, o los camareros de las cafeterías de los aeropuertos a joderte las vacaciones de la forma más tonta. 

Si optas por coger el coche tienes que intentar evitar cortes de carreteras, barricadas incendiarias, autovías tomadas por las “manifas” o bloqueos de camiones. Por ejemplo tenemos las travesuras de los trabajadores del naval en Ferrol o de los mineros en el Bierzo, que cuando les apetece cierran las principales vías de comunicación de Galicia con la meseta y se quedan más anchos que largos. 

Los derechos a manifestación y huelga son una obviedad jurídica a estas alturas de la película. Lo que no acabo de ver tan claro es que esas manifestaciones y huelgas puedan violar un derecho tan sagrado o más que esos y que es el de la libertad de circulación. Por supuesto no es comparable que la plantilla de Iberia se niegue a volar con que un colectivo cualquiera corte la A6, ya que lo primero supone una consecuencia directa de la propia huelga y lo segundo un tema de vandalismo de difícil justificación. 

Lo mismo ocurre cuando hay huelgas de recogida de basuras o de limpiezas. No sólo se limitan a no recoger la porquería, sino que además van sembrando desperdicios para que la cosa se note más. Yo mismo lo he visto en el edificio donde trabajo, en que cuando hubo rollos laborales entre las personas que hacen la limpieza y la empresa que las contrataba además de mirarte mal si no tirabas basura al suelo lo hacían los que protestaban. 

De la silicona y los clavos en las cerraduras, los piquetes “informativos”, las pintadas, los carteles y pegatinas en escaparates y mobiliario urbano, las amenazas malamente disimuladas y los insultos a quienes deciden no secundar las huelgas ya no hablamos, que son materia conocida. 

Pero ya les digo, un mapa de esos en plan “Google”, que valen para señalizar casi cualquier cosa, con puntos negros a evitar o a buscar si a uno le va el turismo de cacerola (que me juego algo a que en breve se podrá poner de moda) tendría futuro. Yo es que no sé programar…

jueves, 14 de marzo de 2013

Manolita tenía razón

Les prometo que no estoy obsesionado con el tema del puente, pero es que viene en el periódico día sí y día también y veo que la memoria de nuestros convecinos es muy frágil, sobre todo a la hora de hacer propuestas que hace no demasiado rechazaron.

En el año 2003 en el programa electoral de Manuela López Besteiro, que era la Conselleira más valorada del gobierno de Manuel Fraga, y que en ese año fue candidata a la alcaldía de Lugo por el PP, se incluía lo siguiente entre las propuestas para la zona de San Lázaro – A Ponte: “Unha nova ponte e novas vías de comunicación deixarán o centro a menos de cinco minutos do barrio e permitirán peatonalizar e facer un carril bici na ponte romana e mellorar notablemente o seu entorno, facendo desta zona a central do gran Parque do Miño”. 

En rojo el trazado más o menos propuesto
Hubo una exposición en la Plaza del Campo en la que se mostraban los planos del puente que proponía Manolita. La idea era, en mi opinión, perfecta, ya que solucionaba todos los problemas que se planteaban con la construcción de un viaducto bastante discreto un poco más arriba del actual puente romano. Este puente no sería simplemente una estructura para cruzar el río, sino que sería la terminación de una nueva avenida que bajaría desde la Ronda de la Muralla directamente a ese vial, haciéndola por el actual barrio del Carmen, que está todavía sin desarrollar y que permitiría conectar el centro con la zona del Miño en pocos minutos. 

Curiosamente la propuesta de este puente hizo perder muchos votos al PP en aquellas elecciones, ya que los vecinos de la zona pusieron el grito en el cielo porque esta edificación suponía el derribo de dos viviendas, que parece ser que eran de personas con vara alta en la zona. El resultado en la mesa electoral del puente fue catastrófico. 

Ahora, diez años después, nos vienen a decir en la prensa que los vecinos piden un nuevo puente exactamente donde lo proponía Manolita. Diez años después le dan una razón que siempre tuvo. Una década para caer de la burra y darse cuenta de que el sentido común sólo va hacia un lado y que un puente por ser grande no tiene por qué ser más útil o mejor. 

El puente que proponía López Besteiro habría sido muchísimo más barato que el mostrenco que nos han metido, y lo que es más importante, es que habría tenido sentido. Esa nueva avenida de la que les hablaba no sólo sería útil para los vecinos del barrio, sino que haría que los lucenses pudieran bajar desde la Ronda de la Muralla al río en muy poco tiempo, conectaría realmente el centro con el río con una amplia vía que abriría, por fin, nuestro paseo fluvial a la ciudad sin tener que bajar por la calle Santiago y a Volta da Viña, que puede ser muchas cosas, pero cómoda no es una palabra que la defina. 

Lugo perdió con Manuela una gran alcaldesa, porque es una mujer que tiene la cabeza puesta sobre los hombros y que es principalmente práctica, no se anda con chorradas. Quizás por eso no ganó las elecciones, porque se enfrentó a un Orozco populista apoyado por un BNG cuyo discurso era (recuerden que salíamos del bipartito) “por dios no voten al PP, que tenemos un alcalde maravilloso” y claro, la gente votó al “alcalde maravilloso” y ganó el PSOE por mayoría absoluta. No eran buenos tiempos para el PP, ya que era la época de la guerra de Irak y esas cosas, y el no votar por unas siglas hizo que Lugo perdiera una oportunidad de oro de tener a Manuela como alcaldesa, que nos habría venido de perlas. 

Pero bueno, la democracia es lo que tiene. También Chávez o Hitler ganaron elecciones, lo cual nos indica que esa “infalibilidad” del pueblo que tanto les gusta cacarear a nuestros representantes políticos (principalmente a los que ganan) es un discurso tan hueco como tantos otros. 

Manolita tenía razón con lo del puente. También con muchas otras cosas, pero ya saben que nadie lo va a reconocer. Parece que fue José Blanco en el 2004 quien primero habló del puente, pero ya está todo inventado. Tampoco seré yo quien les diga que la idea fue de Manuela porque no sería cierto, se lleva hablando de poner más puentes sobre el Miño durante décadas, sólo que ella fue la primera a la que yo escuché hablar de una idea que tenía sentido y que hoy, fíjense, nos vuelven a poner sobre la mesa quienes lo rechazaron en las urnas hace no tanto. 

Y mientras tanto diez años y un montón de millones perdidos. Bienvenidos a Lugo.

miércoles, 13 de marzo de 2013

El caballo de Blanco

Blanco de paseo con unos amigos
Que dice el amigo José Blanco, Pepe para los amigos tanto ocultos como declarados, que a los imputados no se les puede hacer dimitir. Este cambio de opinión quizás, sólo quizás, tenga algo que ver con que lo han imputado a él, y, claro, el punto de vista varía ligeramente cuando eres víctima de tus propios dardos. 

A mi nunca me han imputado, al menos por ahora (esta prudencia es porque tal y como están las cosas vayan ustedes a saber), pero aun así defiendo sin duda alguna la nueva tesis de Blanco, que no la antigua. Quienes me leen de vez en cuando probablemente ya lo habrán visto aquí, pero insisto por enésima vez en que una imputación no puede tener ni la más mínima consecuencia para un cargo público, ni para nadie. 

Blanco con su dedo acusador
Una imputación no es ni siquiera una acusación, es menos que eso. Es un momento procesal previo en el que no hay ni siquiera pruebas de ningún tipo sino como mucho indicios. En un Estado de Derecho sólo una condena puede tener consecuencias porque como ya hemos dicho muchas veces uno es inocente hasta que se demuestre lo contrario, incluso José Blanco, José Clemente López Orozco, Luis Bárcenas, Francisco Camps, Iñaki Urdangarín, José Bretón o Joseph Goebbels. Este último no llegó a ser condenado ya que se suicidó antes de la captura de Berlín junto a su esposa y tras matar a sus seis hijos. Cosas de nazis. 

Pero a lo que íbamos, la figura de la imputación sólo tiene un fallo enorme: el nombre. Decir “imputado” suena fatal, es como si ya hubiera sentencia y para el lego en derecho, que es el español medio e incluso el que está bastante por encima del español medio, es una condena social. 

San Pablo y su caballo
José Blanco ha caído del caballo, cual Pablo de Tarso, y por fin se ha dado cuenta de que una acusación, una grabación o una llamada imprudente de un amigo es suficiente para machacar una carrera política que, supongo, él quería continuar al frente del PSOE gallego y como candidato a la presidencia de la Xunta de Galicia. ¡Cómo caen los poderosos! 

Les diré que no me alegro, aunque no me lo crean. El señor Blanco está siendo víctima de sus propias palabras, de la estrategia de su propio partido en el pasado que él mismo, como secretario de organización (que es un cargo muy importante por lo visto) ayudó o directamente diseñó. Que la cosa funcionara bien es un breve consuelo para quien se ve reo de una condena social que él colaboró a forjar y que ahora reconoce injusta. 

El problema de todo esto es que la conversión de Blanco es interesada, con lo que el peatón del que antes hablábamos lo va a desquitar con un “claro, qué vas a decir tú ahora” sin rascar ni un poco en la argumentación. No es fácil separar las simpatías o antipatías personales de las actitudes de quienes son titulares de nuestras pasiones, y si bien al señor Blanco le honra reconocer su pasado error, el ser destinatario de una imputación judicial le quita bastante credibilidad a su nuevo razonamiento jurídico. 

Ahora sólo falta que se compre un piso en el barrio del puente y reconozca que el mamotreto que hizo construir no sirve absolutamente para nada. Ya puestos a reconocer errores…

martes, 12 de marzo de 2013

Peatonalizar el puente romano: sí o sí

La gran esperanza blanca, el nuevo puente sobre el Miño, una de las obras mas absurdas, inútiles, desproporcionadas, agresivas, antiecológicas y ridículas de esta ciudad (y por ejemplos no será) tiene arreglo. Eso nos cuenta nuestro amigo el señor Alcalde, que propone ahora modificar el puente con un nuevo ramal para poder peatonalizar el puente llamado romano. 

La peatonalización es una lata, eso lo reconozco. Yo he vivido muchos años en zona peatonal y tengo que decir que es un coñazo andar a paso de tortuga para poder meter el coche en el garaje, y eso si eres el afortunado poseedor de una plaza en tu edificio y no tienes que mojarte para llegar desde donde puedas aparcar, que suele ser en el quinto pino (los pinos uno a cuatro están en zona azul y no puedes dejar el coche ahí todo el día) hasta tu casa. 

Pero una vez aclarado eso, y reconocida esa incomodidad, también les diré que no sólo soy un firme defensor de las zonas peatonales sino que creo que en Lugo queda mucho, muchísimo, por hacer en ese terreno. Por ejemplo, yo peatonalizaría casi casi una calle de cada dos. Esta ciudad adolece de plazas y de zonas de paseo saliendo del centro. Cuando se planifica una plaza, por ejemplo Viana do Castelo o Augas Ferreas, lo primero que se hace es rodearla de coches, en lugar de planificar el tema de manera que se pase en un único lateral, dejando buenas zonas para aparcar, y el resto de la plaza quede libre de vehículos. 

La peatonalización es el mayor signo de civilización de una ciudad. Donde no es posible siempre hay otro tipo de alternativas, como las que han llevado a cabo en Pontevedra o en Santiago, con zonas de amplias aceras, donde no es cómodo meter el coche precisamente para que la gente no lo meta, y con enormes zonas de aparcamiento gratuitas (eso es importante) al lado de las zonas peatonales. 

Pues bien, en nuestra ciudad creo que los tres grupos han equivocado su estrategia respecto al tema del puente romano y su peatonalización. Es una obviedad que, tras su reforma, ese puente tiene que ser exclusivamente peatonal, pero también es evidente que impedir el paso por sí mismo a ese puente no va a ser la panacea de nada ni la solución a nadie. 

Los vecinos y comerciantes ponen el grito en el cielo con sólo mencionar la posibilidad de que se les cierre el tránsito mecánico por el viaducto, y dicho así tienen razón, pero no se trata de ponerse de perfil y dar la razón a todo el mundo sino de buscar soluciones que sean razonables para todos y hacer también un poco de labor didáctica con los interesados del puente. 

Si se hiciera caso a la mayoría de los comerciantes por la calle de la reina seguiría habiendo coches, al igual que en San Marcos o por la plaza de España. No los hay porque hubo un alcalde, Joaquín García Díez, que le echó huevos al asunto y peatonalizó contra viento y marea porque sabía que era lo que había que hacer. Hoy nadie le discute que tenía razón, pero tampoco se atreven a dar un paso más llevando este mismo esquema a otras zonas de la ciudad. 

Imaginen el puente peatonalizado, pero también imaginen una humanización de la zona. Háganse la idea de lo que podría ser el paseo del Miño conectado a través del Balneario a la zona donde está el puente romano, y esa zona ajardinada, agradable, con bancos, césped, paseos… incluso se podría poner por ahí la famosa y tan esperada playa fluvial, porque otra cosa no, pero terreno en esa zona hay hasta aburrir. 

Por supuesto sería absolutamente necesario hacer un muy buen aparcamiento justo al lado de esta zona, probablemente junto al nuevo puente, donde poder dejar el coche antes de disfrutar de esta gigantesca zona verde, pero si queremos aprovechar el río es la mejor manera, con zonas verdes y peatonales. 

Los vecinos del puente, es cierto, tendrán que dar algo más de vuelta para llegar a sus casas, pero oiga, a cambio tendrían el jardín público más grande de la ciudad, con unas zonas de paseo estupendas y la tranquilidad de alejar el trasiego de motores de sus viviendas. También hay que dar mucha vuelta para meter el coche en tu garaje del Campo Castillo, pero es lo que hay. 

A pesar de que los físicos nos hablan de múltiples dimensiones, los humanos del montón sólo percibimos cuatro: las tres de siempre y el tiempo. Este último no se pide a la ciudadanía que lo perciba con claridad absoluta, ya que siempre hay mucha cerrazón para hacer cambios, pero sí a los gestores públicos. Regir los destinos de una ciudad no es sólo llevar corbata y el bastón de mando en las procesiones de Semana Santa, es más, no debería ser ni eso, sino ver un poco más allá, buscar realmente el avance de tu ciudad mediante cambios que ni siquiera tienen por qué costar un riñón. Con los 700.000 euros que nos costó la cafetería del parque se podría haber hecho mucho, muchísimo, de esa zona verde en el entorno del puente romano, e incluso se podrían haber hecho dos cafeterías: una en el parque y otra en el entorno del Miño. Un chalecito con pretensiones cuesta 300.000 euros de nueva planta, no me explico en qué han gastado más del doble en un cubo de hormigón.

lunes, 11 de marzo de 2013

La vida sigue igual...

Han pasado diez días desde la última entrada de este blog. ¿El motivo? Bronquitis aguda. Tengo que reconocer que no sólo es la enfermedad, sino el desánimo que lleva aparejada. No sé si es porque el tiempo no acompaña (si hiciera sol tal vez las cosas se verían de otra manera) o porque aún mi cuerpo no acaba de ponerse a funcionar después de tantos días de cama y manta, pero ver que los periódicos siguen hablando de lo mismo, de que las empresas cierran, el paro aumenta, el túnel se alarga y las cosas siguen igual, es decir, regular tirando a mal, no ayuda. 

Canalizar toda esta frustración, el descontento reinante, hacia un resultado electoral es lo único que preocupa a muchos: a unos porque la sombra de Zapatero es alargada y no es muy sencillo que recuperen el poder cuando su gran renovación es un tío que estuvo de ministro con todos los gobiernos del PSOE desde que murió Franco; a otros porque las recetas que con tanta fe y ahínco aplican no acaban de ser efectivas; a terceros porque ven que si se apaga el bipartidismo tendrán una brecha donde meterse como la nueva esperanza de un país desesperanzado. 

Y mientras tanto en Venezuela lloran a un líder muerto que fuera de sus fronteras pocos veían como una persona mínimamente seria. Lo de ir en chándal con la bandera no ayuda a que te tomen en serio, aunque de puertas adentro por lo que se ve funcionar, funcionaba. Y el Papa ya no está, que se ha retirado, mientras la Iglesia busca elegir un nuevo sucesor de San Pedro, que todos temblamos si es negro por aquello de Nostradamus (aunque creía que ya tenía que ser Ratzinguer el negro), para que luego digan que la superstición no existe en las sociedades civilizadas. 

El mundo sigue girando, y diez días de retiro no permiten ver grandes cambios. Los telediarios siguen hablando de Bárcenas, Urdangarín, Chávez… y los únicos cambios son para decirnos que hay más gente sin trabajo y destapar nuevos cirios políticos como el que se ha liado en Ponferrada, en que el voto del exalcalde acosador ha servido para derribar un gobierno. Lo que no pase en España no pasa en ningún sitio. 

¿Y Lugo? Lugo sigue igual: con su puente restaurado pero no peatonalizable porque las miras son tan estrechas como el paso que ha quedado, con su gobierno local en descomposición porque cada día parece que se marcha un concejal, con sus gastos en chorradas en un momento en que no se puede gastar ni en lo que es serio, con edificios vacíos que no se sabe qué hacer con ellos… 

No, no es un día animado ni optimista. Quizás mañana…