Por lo que entendí de lo que ha salido en la prensa hay motivos para estar contentos. El señor Orozco ha dado el brazo a torcer, con lo poquito que le gusta, y ha aceptado las alegaciones que la Asociación Lugo Monumental presentó a la ordenanza municipal de tráfico, con lo que ya no se nos multará a los peatones por andar por la acera de la izquierda ni a los ciclistas por circular por la zona peatonal.
Esto es una victoria del sentido común, de la civilización más elemental y del razonamiento básico de no aprobar normas absurdas a las que luego un agente que se encabrone (que los hay) pueda utilizar para sancionarte si le da por ahí.
Sin embargo es llamativa la forma de presentar estas cosas. No se ha dicho que se aceptan las alegaciones en tal sentido o en tal otro, sino que se aceptan las alegaciones de PP y BNG en una u otra dirección. Es decir, que es un tema de grupos políticos en que se deja fuera a la ciudadanía organizada al margen de la política.
No me entiendan mal, a mi lo que me importa es que se corrija la ordenanza, no que uno u otro se lleve el mérito de tal modificación, pero tengo que reconocer que molesta un poco que se rasquen unos a otros sin mencionar siquiera a las asociaciones (Lugo Monumental no ha sido la única, aunque sí la más notoria en presentar estas alegaciones) o a las personas que han alegado en este sentido. No costaba tanto trabajo decir que se han aceptado “las alegaciones” que dicen esto y aquello, sin ponerles padrinos detrás.
¿Se ha llegado a esta modificación por una sesuda reflexión sobre lo que es bueno y malo? No, obviamente no, porque si fuera así ya se habría hecho cuando se aprobó la norma originariamente. La diferencia es que antes PSOE y BNG estaban coaligados y no se pisaban los callos, y que ahora el BNG ya no está en el gobierno así que puede decir lo que piensa incluso en temas que no eran de sus áreas. Esto funciona así, tristemente. Lo importante no es el contenido, sino el firmante.
Hoy nos dicen que tras el paro “los políticos” son el problema más importante para los españoles. Si bien creo que esta generalización no es más que eso, una frase bonita que tanto la gente de a pie como los periodistas utilizan para poder buscar culpables de nuestra actual situación (sin reconocer su propia participación en los hechos causantes), tampoco es que exculpe a nuestros dirigentes de su amplia parcela de responsabilidad. Cuando digo que esta crisis la hemos causado entre todos, ese “todos” incluye a todos, políticos y no políticos, banqueros y periodistas, fontaneros y taxistas, panaderos y ministros… Aquí todo el que ha podido especular lo ha hecho, al nivel que ha podido (“yo no especulé, sólo compré un pisito por diez millones y lo vendí en dieciocho pero eso es distinto”).
Pero volviendo a lo que estábamos, les decía que aunque ha sido público y notorio que ha sido la sociedad civil la que se ha movilizado para modificar estas cosillas en la ordenanza las alegaciones aceptadas han sido, por lo visto, las de los partidos. ¿Qué criterio se ha seguido para decir eso? Porque la primera entidad en registrar las alegaciones, que yo sepa, fue una Asociación, y no un grupo municipal.
Vuelvo a insistir, que nos conocemos y sé que la gente es muy mal pensada, que no se trata de “jo, que lo hicimos nosotros”, sino de reconocer la importancia de la sociedad civil como contrapeso a la administración. Es importante, no por una entidad en concreto sino por el sistema en sí mismo, que la gente perciba que se puede implicar en la vida política de su ciudad o lo que sea sin tener que entrar en los mecanismos de los partidos, no porque estos sean malos ni mucho menos (lo cual es más que discutible) sino porque es fundamental en una sociedad civilizada que la política de partidos no sea el alfa y el omega, el principio y el fin de todas las cosas.
Se nos pide a los españoles que seamos ciudadanos, que nos impliquemos, que demos la cara, y luego se intenta obviar esta participación para darle bombo a las organizaciones políticas. ¿Por qué? Obvio, porque todo ese tema de participación es realmente una cuestión estética, de cara a la galería.
Probablemente no han captado bien de qué va esto. No se trata de que las asociaciones sustituyan a los partidos ni mucho menos, ni de los famosos presupuestos participativos (que me parecen una barbaridad), ni siquiera de que las asociaciones sean la voz del pueblo, que no lo son. Se trata de que se tenga en cuenta la opinión, ya no sólo de asociaciones sino de particulares, como una reflexión de temas del día a día.
Las decisiones las han de tomar los cargos electos, puesto que para eso han sido elegidos, y no pido otra cosa, sólo que escuchen, que tengan en cuenta las opiniones no sólo de su partido y los demás grupos políticos, sino las de todo el mundo. No es tan difícil, tampoco hay tanta gente que dé un paso al frente y ofrezca la cara para que se la rompan. Pero para algunos lo importante es quien firma.
En cualquier caso, es una buena noticia para Lugo que se modifiquen normas abusivas. Es un día para celebrar.
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