miércoles, 11 de noviembre de 2015

La Caja de Pandora


En esta vida es importante tener principios, y normalmente éstos se demuestran cuando es más incómodo, porque cuando defendemos una idea con el viento a favor su credibilidad se ve en entredicho.

El nacionalismo gallego, ese guirigay en que no se ponen de acuerdo ni para ir a las elecciones de la mano, sí se une para decir que son la honradez y la transparencia personificadas, y que no aceptan que un imputado como Manuel Martínez presida la Diputación de Lugo porque lo han condenado preventivamente ya que así lo dicen supuestamente sus principios morales.

Esta idea podría ser respetable por algunos, aunque no por mí, que defiendo la presunción de inocencia a toda costa y que hasta una sentencia judicial no hay condena ni consecuencia posible (salvo confesión propia, claro). Pero aun dando por sentado que pueda ser un principio moral aceptable lo de cargarse a alguien de un puesto porque le han acusado de algo, el mismo BNG que relegó a Martínez al papel de malo de la película ha aupado al gobierno provincial a otros imputados, que por lo que se ve son una cosa tipo El Jocker, que es malo malísimo pero al menos hace que sus víctimas mueran con una sonrisa. No lo hicieron por altura moral, sino a cambio de un plato de lentejas que se ha quedado más escaso de lo que pensaban.
Un cariñoso Beiras apoyando a los condenados
Foto de La Opinión de La Coruña

Esa contradicción se torna todavía más grave cuando vemos que tras la condena a 15 meses de tres estudiantes que agredieron a la policía en un acto de Feijóo, condena que aceptaron aunque al salir del juzgado negaron los hechos, los culpables (ahora sí, no acusados sino culpables) de la agresión fueron defendidos a capa y espada por Beiras y Bieito Lobeira, que ahí sí están de acuerdo.

Tradicionalmente el nacionalismo suele recurrir a los palos cuando no les dan la razón, y no hay más que ver ejemplos extremos como Mussolini, Hitler o Franco, nacionalistas exacerbados que tiraron de pistola cuando no les daban la razón. Los cachorros del nacionalismo también heredan esa “calidad” democrática, la que se traduce en “no dejes que los demás hablen, no sea que convenzan” y, cuando se les intentan parar los pies porque el Estado de Derecho es otra cosa, se lían a hostias (con perdón) y luego dicen que el “estado represor los persigue”.

Según Bieito Lobeira los pobres estudiantes fueron “represaliados injustamente” porque estamos en “una época en la que las personas que defienden los derechos democráticos son acusadas y detenidas”. Aunque es obvio que ya lo sabe porque nadie puede ser tan lerdo, alguien debería explicarle a este señor que la condena no dice una palabra de sus manifestaciones y sus ideas, que por ridículas que puedan ser tienen la libertad de sostener gracias a este Estado que ellos aseguran no reconocer. La condena es por los palos, no por las pancartas. 
 
Titular en El Progreso de hoy
Me recuerda a casos como aquellos sindicalistas que también se liaron a bofetadas con la policía y fueron condenados por eso y por coaccionar a los trabajadores para obligarlos a ir a la huelga. Por supuesto se armó la que se armó y hablaban de “condena al movimiento sindical”.

Si fuera al revés, y unos mendrugos de cabeza rapada y esvástica en el brazo hubieran protagonizado el altercado en un mitin de Beiras, por poner un ejemplo, estarían hablando de otra manera. Y tendrían razón, pero ahora no.

Otro momento de la protesta por la condena. Foto de El País
El lenguaje es muy útil para engañar si se quiere utilizar de forma manipuladora, pero tiene sus peligros. Si creas una conciencia colectiva que justifica la violencia, o que aplica esa curiosa ley del embudo en que la “mayoría social” en Lugo dice que dos representantes merecen media Diputación pero que en Santiago asegura que no se puede rebajar el IBI aunque el Pleno vote lo contrario, lo que te encontrarás es con un monstruo que ya no podrás controlar cuando lo quieras intentar.

La Historia está plagada de ejemplos de movimientos que no eran “antisistema” sino “antilosqueestán” y que lo que pretendían es sacar al de arriba para sustituir su culo por el propio… y se les fue de las manos. De las mayores atrocidades de nuestro pasado se explican con una estrategia equivocada que se desbocó y luego fue tarde para cerrar la Caja de Pandora.

Cuidado, señores Beiras y Bietio Lobeira, porque según ustedes justifican que se agreda a la policía alguien podría justificar que les ataquen a ustedes. Yo no, desde luego, porque tampoco justifico lo que han hecho estos agresores, condenados tras un juicio justo en que se han reconocido culpables.

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