viernes, 21 de julio de 2017

Enseñar pistolas a los niños ya no es solo cosa de ''americanos''

¿De verdad no tenían otra actividad mejor que hacer con críos?
En la cuenta de Facebook de Olga Louzao vi una foto que me dejó perplejo. En la misma se observa a unos niños de corta edad que miran con pasmo, asombro y diversión a un policía local de Lugo que enseña al monitor de su grupo… ¡a disparar con su arma reglamentaria!

A ver si lo he entendido bien. Un grupo de menores (insisto, muy menores) visita en una actividad organizada la sede de la Policía Local de nuestra ciudad (en presencia de la alcaldesa Lara Méndez) y no se les ocurre nada mejor que mostrarles lo guays que son las armas y lo que mola apuntar con ellas a “delincuentes virtuales”. Vamos, para que si el papá o la mamá de algún niño tiene pistola en casa se animen a jugar con ella, a ver si hay suerte y se ventila una mano en el mejor de los casos, o se lleva por delante a alguien en el peor. Eso sí, luego lo calificaremos de “desgraciado accidente”.

Ya sé que me estoy poniendo en una situación extrema, incluso dramatizando y exagerando el asunto, pero francamente creo que es difícil encontrar una actividad peor que hacer con críos en la sede de la Policía. Tal vez sería más adecuado incidir en otros aspectos del cuerpo, en el servicio público, en la atención al ciudadano, en su labor de vigilancia y protección de la comunidad, y no en la vertiente más peliculera por mucho que sin duda sea lo que más atraiga a los chavales.

¡Qué locos están estos americanos!... ¡Ah, no, espera...!
No niego el atractivo de la parte morbosa, por supuesto. En el zoo los niños (y los no tan niños) pasan de largo de las vitrinas con mariposas y las jaulas con bichos pacíficos y van corriendo a ver principalmente tres grupos de animales: los grandes (elefantes, rinocerontes…), los divertidos (delfines, focas y demás) y los agresivos como leones, tigres y panteras... ¡Dios mío! (si no han visto El Mago de Oz no pillarán esto), así que los lagartos de la zona de sangre fría saben que no tienen nada que hacer como espectáculo ante la boa de 7 metros. El morbo que nos da tener delante una criatura que te puede dejar seco es algo digno de estudio.

Pero que exista esa tendencia y que una visita a un centro oficial la cubra son dos cosas diferentes. ¿Qué mensaje se transmite? ¿El de la normalidad de las armas? ¿Acaso no deberíamos intentar precisamente alejar a los críos de ellas? No soy ningún experto en medir edades a ojo, pero en mi modesta opinión ahí había niños de 6 o 7 años entre otros. No creo que sea la mejor edad para eso.

Cigarrillos de chocolate ilegales desde 2005
Siempre he criticado los extremos. Por ejemplo, que los cigarrillos de chocolate sean ilegales me parece una estupidez. No creo que ningún niño se ponga a fumar porque de pequeño le dieron chocolatinas alargadas, que por cierto a mí me gustaban muchísimo y no he fumado en mi vida. Pero una cosa es caer en el ridículo, como sería igual de absurdo prohibir los juguetes con forma de pistola, y otra muy diferente darle a un chaval una clase de cómo se enciende un pitillo y cómo se traga el humo. Creo que ya no es una cuestión de matiz, sino una diferencia más grosera.

Se ve que en estas cosas vamos para atrás. Hace muchos años participé en un pleno infantil del Ayuntamiento y entre otras actividades la persona responsable del área nos organizó una visita a los bomberos y a la policía que fue una pasada... Y no nos enseñaron a disparar. ¡Qué sosos!

El reportaje de ayer de La Voz de Galicia da cuenta de la actividad

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