miércoles, 18 de febrero de 2015

Otro ''muerto'' a colocar

Hice el Camino de Santiago en dos ocasiones, en 1993 y 1995, así que va tocando repetir la experiencia que, por cierto, es muy recomendable. Esta vez haré otra ruta, la del Camino Primitivo, que además como ya sabrán comienza en Lugo para los perezosos que “sólo” queremos hacer los 100 kilómetros que pide la Iglesia para darte la Compostela.

En sus tiempos de gloria. Da otra perspectiva
En las otras dos ocasiones la táctica seguida era pegarnos unos madrugones de órdago, y cuando digo eso me refiero a levantarnos a las 5 de la mañana, con la idea de caminar hasta la una como mucho, que no está mal. ¿La razón? Llegar pronto a los sitios y poder coger plaza en los albergues y también aprovechar la tarde en el lugar de parada. 

Por eso, por mi experiencia personal haciendo el Camino, no estoy muy de acuerdo con la iniciativa que la Diputación Provincial pone en marcha para “salvar” el mirador de Mondoñedo, reconvirtiéndolo a albergue para peregrinos, cosa de la que me enteré por el Facebook de Elena Candia.

El sitio no es malo para un local de hostelería, aunque es obvio que la apertura de la A8 (bendita A8) le resta tráfico a la antigua carretera nacional y, por lo tanto, clientela potencial, así que su explotación en ese sentido probablemente sea complicada. Lo bueno, las impresionantes vistas del valle de Mondoñedo y de la ciudad. Cuando íbamos a Foz parábamos alguna vez allí, aunque ya hace años que está cerrado a cal y canto así que tampoco es que tenga un recuerdo muy nítido del tema. Las vistas sí las retengo en la memoria.

De capa caída. Foto del archivo de la Diputación
Pero lo que es bueno para una cafetería no tiene por qué serlo para un albergue de peregrinos. Cuando llegas al sitio en que vas a dormir te apetece estar en el centro del pueblo o de la ciudad, porque ya llevas un buen tiempo bastante aislado (en parte se hace para eso, pero no hay que exagerar) y no olvidemos el componente de la intendencia. Siempre necesitas alguna cosilla: desde aguja e hilo para coser una ampolla, hasta un supermercado donde proveerte de la comida del día siguiente… o de forma más prosaica tienes ganas de ver otras caras mientras te tomas un café con leche (ya relaxing o con charla incluida).

Destrozado. Foto de La Voz de Galicia
Por supuesto hay otro aspecto fundamental: el cultural. El Camino de Santiago destaca por sus perlas arquitectónicas y artísticas, y que cuando llegas a Mondoñedo te señalen el albergue allá en lo alto para que subas a por una plaza… te quita las ganas de volver a bajar para visitar una ciudad tan bonita como esa.

Obviamente habrá quien no comparta mi punto de vista, porque sobre gustos no hay nada escrito, pero todo esto me hace pensar que llevarse el albergue al quinto pino es un error para todos. Para los peregrinos porque no disfrutarán de Mondoñedo, y para Mondoñedo porque reducirá notablemente el impacto económico y los beneficios sociales que conlleva el trasiego de gente de todas partes, que aporta color y vida a las calles del casco urbano.

El Mirador a día de hoy. Foto de El Progreso
Si no saben qué hacer con el edificio, les doy dos posibilidades: o convocar un concurso de ideas o meterle la piqueta y tirarlo. 

Quizás algún tipo de centro de estudio de la naturaleza, pero como este tipo de cosas suenan a chiringuito de esos en los que colocan a los colegas con unos sueldos vergonzosos, casi mejor que no.

Pero lo del albergue no lo veo.

2 comentarios:

  1. Una pequeña precisión,Luis: el camino primitivo no nace en Lugo sino en la Catedral de San Salvador de Oviedo

    Atte:

    Albrecht Hariwald

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Albrecht, si te fijas he puesto "que además como ya sabrán comienza en Lugo para los perezosos que “sólo” queremos hacer los 100 kilómetros que pide la Iglesia para darte la Compostela". Es decir, que comienza en Lugo para los que quieren hacer el mínimo para conseguir la Compostela.

      Eliminar

Derecho a réplica:

Se admiten comentarios, sugerencias y críticas. Sólo se pide cierta dosis de ''sentidiño'' y cortesía.