| Fantástica infografía de resumen que he sacado de www.historicodigital.com... aunque le falta explicar que realmente vivimos una "partitocracia", que es algo mucho menos democrático de lo que parece. |
Aunque como ya saben este blog habla sobre Lugo, no me resisto, como politólogo que soy, a hacer un análisis del resultado de las elecciones de Extremadura y las consecuencias que eso puede tener a nivel nacional e incluso local.
En primer lugar, es indiscutible que la estrategia de la Presidenta de Extremadura, María Guardiola, le ha salido regular. Ni ha sido el éxito que ella buscaba (una mayoría absoluta que le permita gobernar sin VOX) ni el fracaso que podría haber sido, porque ir a las urnas siempre es un peligro para el que gobierna. Sin duda ha logrado algo importante: la abstención de VOX le llega, y ya no necesita su voto a favor, pero lo preocupante es que los verdaderos ganadores de las elecciones son los extremistas de Podemos y VOX, que han subido a costa de los "moderados".
La aritmética es peculiar. El PP ha obtenido 29 diputados, seguido por los 18 del PSOE (que se ha pegado una bofetada épica, aunque muy lejos de la que se dieron en Galicia en su momento), 11 de VOX y 7 de Podemos. Esto quiere decir que hay diferentes combinaciones para elegir gobierno ya que, como es habitual, se necesita mayoría absoluta en la primera votación (33 diputados) y simple en la segunda (más votos a favor que en contra).
En ausencia de pactos de gobierno Guardiola tiene complicada la primera votación, pero no tanto la segunda. Le llega la abstención de VOX o de PSOE y por los pelos no le llegaría con la de Podemos, cosa que de todas formas no iba a ocurrir. Tampoco es fácil que se abstenga el PSOE, que quizá sería lo deseable. Todo el mundo da por sentado que la única opción que tiene Guardiola es la abstención de VOX, pero tal vez no lo fuera si los discursos fueran reales, que no lo son.
Verán, las soflamas de los grandes partidos son contradictorio con su forma de actuar. Tanto el PP como el PSOE, que se supone que son las versiones moderadas de sus arcos políticos, afirman que el gran problema del país son los extremistas, pero obligan a sus contrincantes más directos a echarse en brazos de éstos para gobernar porque no son capaces de abstenerse para evitar ese problema.
Si el PSOE cree realmente que el gran problema es la ultraderecha tiene ahora una ocasión de oro para demostrarnos a todos que cree en su propio discurso, permitiendo al PP gobernar en minoría en Extremadura sin obligarle a recurrir a un pacto con VOX. Lo mismo ocurre al revés en varios lugares, donde el PP debería abstenerse para que gobierne el PSOE sin tener que hacer pactos extremos. Pero no interesa. Es mejor que el adversario se radicalice, aunque sea a costa de hacer sufrir a los ciudadanos las políticas que decimos denostar, para que en las siguientes elecciones vuelvan al rebaño de los "buenos".
El problema para los partidos políticos, y de eso en Lugo sabemos mucho, es que esa política razonable haría que muchos gobiernos se entregasen al “enemigo”, empezando por el de España. Si gobernase la lista más votada Pedro Sánchez no sería presidente (el PP tiene 137 diputados y el PSOE 120) y eso, claro, no es lo que le gustaría a los socialistas, como es normal. Pedirle al PP que vote a favor de la investidura de alguien que tiene menos diputados tampoco sería razonable.
España no es un sistema presidencialista sino parlamentario. Eso quiere decir que por mucho que nos pongan en los carteles la foto de la persona candidata a la presidencia no es a quien votamos, sino a los diputados de nuestra provincia. Esa es la justificación de que la presidencia no recaiga en quien tiene más votos, sino en quien reúne más diputados aunque sean de diferentes partidos, y por mucho que cueste tragarlo en ocasiones, es perfectamente lícito.
Quizá las elecciones municipales deberían tener un sistema diferente, ya que la cercanía hace que sí sea, en la práctica, una elección de corte presidencial, pero la Ley dice otra cosa y nadie la ha cambiado, incluso quienes braman pidiéndolo… y que pudieron hacerlo en su momento pero no dieron el paso.
En todo caso, yo propondría una modificación que creo que es totalmente necesaria: acepto que un gobierno pueda ser elegido por diputados de diferentes partidos (de hecho, hasta es sano) pero en mi opinión no debería permitirse que los componentes de ese gobierno sean de diferentes agrupaciones, sino todos deberían ser del mismo. Esto acabaría con los “repartos de tartas” que tan dañinos resultan para la gestión del país o incluso de una ciudad como Lugo y aunque se permitiría que no gobernase la lista más votada, el saqueo por pedazos no sería el actual.
Pero esto no va a pasar. Los intereses superan con mucho los principios y a nadie le conviene que el sistema tienda a facilitar la gobernabilidad de quien más votos obtiene, sino que se han echado al monte con un sistema de bloques que lo único que está consiguiendo es dar poder a los partidos extremistas minoritarios (nacionales y nacionalistas), tanto por la redacción de las normas como por la surrealista aplicación de las mismas.
En todo caso, Extremadura es el ejemplo claro de que con Pedro Sánchez en la Presidencia el más beneficiado es VOX, porque igual que hizo Podemos en su día diagnostica con acierto graves problemas… la cuestión es si las recetas que propone son también razonables, y es probable que sean igual de efectivas que las de Pablo Iglesias (efectivas para ellos).
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