martes, 20 de febrero de 2018

¡Un millón de visitas!


Es coincidencia que por segundo día consecutivo toque mirarse algo el ombligo, pero es que oigan, 1.000.000 de visitas son una barbaridad de visitas y ayer pasamos esa barrera en este blog. Ya sé que hoy en día esa cifra la alcanza en cuestión de días o incluso horas un vídeo de esos “virales” en que alguien le pega una bofetada a otro o en que un niño pequeño o un perrito hace una monería, pero no aspiro a semejante cosa porque este blog es una cosa muy personal de una pequeña capital de provincias y no tiene vocación universal. Jamás pensé llegar a ese número, si les soy sincero.

Como ya les he dicho en varias ocasiones, tener un blog es un cierto ejercicio de narcisismo, de pensar que uno tiene algo interesante que decir o ideas y puntos de vista que compartir con los demás. Es mi caso, sí es el caso, hay que reconocerlo. Me parece que esta ciudad necesita un poquito menos de falsa modestia y un bastante más de implicación, sea con propuestas e ideas o con pasos adelante en la dirección que sea, incluso en la equivocada porque el movimiento es bueno cuando la alternativa es la parálisis total.

Comencé a escribir esta bitácora al poco tiempo de dejar de trabajar como asesor de Joaquín García Díez. Dejé el puesto cuando Joaquín abandonó la portavocía del grupo municipal del PP, partido que más tarde abandoné también por muchos motivos explicados en su día, pero sin dejar de mantener contacto con los amigos que todavía militan en esa agrupación. Trabajar con Joaquín fue sin duda la etapa profesional más bonita que he vivido, por haberlo hecho junto a una persona a la que admiraba desde hacía muchos años y con la que me alegra poder decir que a día de hoy me une la amistad. Quizás eso me hace algo subjetivo cuando hablo de su etapa como alcalde, pero francamente, no he variado mi discurso al respecto desde la época en que no nos conocíamos así que me parece que no es el caso. Me enseñó muchísimo, a pesar de que es infinitamente más lo que no pude aprender de él que lo que logré apuntar, pero espero poder seguir instruyéndome a su lado durante muchos años. Con Joaquín comparto la inquietud por este Lugo nuestro, tan hermoso, tan encantador… y tan difícil de movilizar para casi cualquier cosa. 

Esa inquietud fue la que me hizo iniciar este blog, casi como una terapia particular, como un lugar donde poder hablar de lo que me apasiona desde toda la vida: Lugo, la ciudad que desde mi juventud todos mis amigos querían abandonar. Yo nunca tuve el impulso de marcharme de Lugo, salvo un momento puntual por cuestiones personales, pero por suerte el apego a las raíces familiares evitó que cometiéramos el error de marcharnos, la equivocación de caer en aquella tentación momentánea.

Durante varios años las visitas fueron muy pocas, como era de esperar. Mil visitas al mes, dos mil como mucho, eran la media habitual hasta que hace cuatro o cinco años la cosa despegó, en gran parte gracias a la difusión de Internet y a que algunas personas son fieles lectores diarios, cosa que les agradezco infinitamente, incluso a aquellos que me escriben para criticar una postura, lo que si se hace con argumentos me parece maravilloso.

Esto es un blog a caballo entre lo personal y lo ciudadano. En estas entradas se han denunciado cuestiones que generaron portadas de periódicos y también se ha hablado de cosas muy personales. Incluso me sirvió en parte para sobrellevar como pude el fallecimiento de mi añorada abuela Emilia, compartiendo con ustedes algunos recuerdos de una mujer única.

A día de hoy sigue habiendo entradas de 250 lectores y otras de varios miles, según el tema. La más visitada fue del 7 de agosto de 2017, y se recogía la apertura de la primera playa canina “de verdad” de la provincia de Lugo. La segunda iba sobre las estrellas Michelín y su inexistencia en Lugo… los temas que se alejan de la política son los más leídos por ustedes, cosa a tener en cuenta si bien me tira más hablar de lo que me apetece que la búsqueda de la visita, entre otras cosas porque no me reporta beneficio alguno el tener muchos lectores, salvo el moral, claro.

Desde que tengo este blog he recibido un ingreso de 70 euros de los anuncios de Google. En ocho años no es que sea la panacea, porque no llega ni para pagar el dominio de Internet, pero bueno, algo es algo. Tampoco escribo para lucrarme la verdad, e incluso los artículos que publiqué en la prensa local fueron siempre desinteresadamente.

No puedo terminar este artículo sin dedicar un párrafo a los agradecimientos. El primero para ustedes, mis queridos lectores, que tienen la paciencia de seguir mis largas parrafadas (soy incapaz de reducirlas) y que me han animado en momentos de tribulación, sin ustedes probablemente habría colgado el teclado hace mucho tiempo. El segundo a los grupos de Facebook que diariamente permiten que se publiquen estos artículos, haciendo mención especial a “No eres de Lugo si...” y “Eres de Lugo si...”, y a los administradores por su paciencia y tolerancia cuando ha habido ciertas dudas sobre la conveniencia o no de mantener una entrada. También a los amigos de Galicia Digital por reproducir muchos de los artículos de este blog, y a El Progreso y La Voz de Galicia por haberme dado cancha en sus medios en varias ocasiones. Y el último, el más importante, a Marcos, por estar siempre ahí y ser el pilar inamovible que ancla mi mundo.

A todos muchísimas gracias por este primer millón de visitas. ¡Vamos a por el segundo!

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