En la tarde de ayer (hace un par de horas mientras escribo esto, en realidad) se celebraron los actos festivos de Santa Marta, patrona de la hostelería, organizados por esa asociación que me resulta tan simpática, Lugo Monumental (no sé si les suena). Tendrían que haber sido el pasado 29 de julio, pero por los motivos que todos ustedes conocen se aplazaron una semana, ya que no nos parecía plan ponernos a hacer fiesta en pleno luto.
Aunque se pagó la novatada de la organización, hay que decir que las cosas salieron razonablemente bien gracias a la colaboración, la generosidad y el entusiasmo tanto de participantes como de público y patrocinadores. ¿En qué se pagó la novatada? Pues en detalles. Nos faltaron posados en las entregas de los premios y los diplomas a los ganadores, y quizás el orden de las pruebas no fue el más acertado, ya que tal vez la carrera de camareros habría que celebrarla en medio de los otros concursos. Pero bueno, no nos podemos quejar para ser la primera vez que se hace en casi veinte años.
Lo más importante es que creo que el público se entretuvo. ¿Que cómo lo sé? Fácil, porque se quedaron. Cuando una cosa es un rollo patatero la gente pasa, se para unos minutos por el aquel de la curiosidad y sigue andando. Pero si se queda hora y media en pie viendo a los profesionales de la hostelería de Lugo (porque eso es lo que eran los participantes, auténticos profesionales) preparar gin-tonics, tirando cañas o haciendo cócteles es porque realmente les gusta lo que ven. Esa es la definición de “interesante”.
Pero sin duda lo más espectacular y divertido es la carrera de camareros. Consiste, como imaginarán, en que los participantes han de hacer un recorrido (en este caso subir y bajar la Plaza de España) con una bandeja cargada. Seis cafés con leche, dos botellas de refresco y tres cañas eran el contenido de las bandejas en esta ocasión. Si les parece fácil prueben a hacerlo y hablamos.
Como es evidente a alguno se le fue al suelo toda la carga, es parte de la espectacularidad y la gracia de esta carrera. Hay que mencionar que los ganadores fueron simultáneos gracias a la caballerosidad de José Fontela, del Café del Centro, que ganaría en solitario si no fuera porque tuvo la galantería de esperar por su compañera, Adriana Domingos, para entrar al tiempo en la meta. Es uno de esos detalles que hacen que la fiesta tenga más fondo del que parece, porque, no nos engañemos, a todos nos gusta ganar.
Arrancar es complicado. A ver si el año que viene las cosas van más rodadas, pero aunque fueran como ayer tampoco hay queja.
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