Xohán Rompe

Nos ha dejado Xohán Rompe, nuestro particular Quijote, nuestro Hippie eterno, nuestro dandy lucense, nuestro mayor armadanzas local. Un tipo que nunca se sujetó a más reglas que las suyas, privilegio que solo es aceptable cuando quien lo aplica es alguien tan noble como él.

Xohán me sacaba de quicio con su impuntualidad, y su elástica interpretación de las formas… pero conseguía cabrearte y hacerte sonreír al mismo tiempo. Era imposible enfadarse con él porque te desarmaba con su absoluta y total entrega, su sinceridad y su infalible naturalidad. Nunca te dejaba dar nada por sentado. Se reía de sí mismo, presumía de sus defectos y te invitaba a hacer lo propio con los tuyos. Se hacía querer, se le quería, y se le quiere.

Luchó siempre por las causas más nobles. Era la voz más firme en la lucha por los servicios del HULA, que gracias a gente como él terminó en victoria, y de cuyos frutos hoy disfrutamos todos. Incluso, estando ya fastidiado, protagonizó un encierro en el hospital para exigir las 24 horas de hemodinámica cuando nos “concedieron” ocho como si nos hicieran un favor.

Rompe era un activista, pero de los de verdad. No de despacho y pancarta para la prensa sino de trabajo duro y sacrificio en primera persona. Era un general de los que se metía en la primera línea de la batalla, algo poco habitual en una ciudad donde lo que gusta es decidir sobre un mapa mientras son otros los que se parten la cara.

Productor, escritor, político, hospitalero, empresario, vividor en el mejor sentido del término… he conocido a muy pocas personas con la energía y las ganas de vivir de Rompe, y exprimió hasta el último segundo de su tiempo, algo de lo que tenemos que aprender todos. Estoy absolutamente convencido de que no querría que le lloremos, sino que le celebremos y que nos tomemos unas cañas a su salud, y así lo haremos.

Seguro que allá donde vayas les vas a alterar los esquemas y a revolucionarles el chiringuito, porque para eso eres único. Buen viaje, amigo Rompe. Sit tibi terra levis.