La concejala Rosana Rielo acaba de decir que 460.000 personas vinieron al Arde Lucus y que dejaron 10 millones de euros en la ciudad. Una sencilla división nos dice que, según el Gobierno local, cada visitante gastó 22 euros en la ciudad de media, es decir, que se tomaron unos vinos y unas tapas y ni se quedaron a dormir.
En cualquier caso, me gustaría que los miembros del Gobierno recordasen que tanto el Nou Camp como el Santiago Bernabeu tienen capacidad para unas 90.000 personas. Es decir, que según las cifras del PSOE en Lugo han estado cinco veces cualquiera de los dos estadios al máximo. Difícil de creer, cuando en el acto con más público, el del Circo Romano, había unas 10.000 personas contando las cinco mil de las gradas y otras tantas (dando una cifra generosa).
Nadie duda de la masiva afluencia al Arde Lucus, ni del éxito de la iniciativa. Es una de las grandes citas “festeiras” de Galicia por derecho propio, y además está muy bien elegida la fecha, ya que se está convirtiendo en la fiesta de inicio del verano, pareja al San Froilán, que es la de cierre. No se entienda un ataque a una fiesta que disfruto como todos los lucenses, sino un intento de racionalizar cifras.
Al público esos números ya no le extrañan, pero tampoco se los creen. Cuando se habla de tres millones de manifestantes según la organización y cien mil según las autoridades tendemos a hacer la media, tirando un poco hacia nuestras simpatías. Las autoridades se han ganado a pulso esa desconfianza, que se extiende a muchas más áreas que las de contabilización de asistentes.
No me creo lo de las 460.000 personas y mucho menos lo de los diez millones de euros, pero bueno, así venden que hubo más gente aún que en 2009, lo que el sentido común niega.
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