martes, 5 de julio de 2022

Enésimo intento para cafetería de la Vieja Cárcel

La Vieja Cárcel tal y como la diseñó Nemesio Cobreros. Lástima no recuperasen esa estampa

Lo de la cafetería de la vieja cárcel es uno de esos marrones que se veían venir pero que hasta que lo tienen encima, sus responsables no caen del guindo. Se creen que con tener unas buenas vistas, algo que nadie discute, ya habrá bofetadas para conseguir la licitación porque dan por sentado que la hostelería es una mina de oro y que con unos cuantos cafés ya haces el agosto.

Que lo piense una parte de la población que tiene de hostelería la misma idea que de física cuántica, tiene un cierto pase, pero que quien ha de poner a funcionar una instalación intente timar a los emprendedores es, como mínimo, llamativo. Y sí, digo timar con todas las de la ley porque han pasado de pedir 2.000 euros al mes a 100, así que una de dos, o ahora la están regalando porque no es aceptable llegar a las municipales del 2023 con eso cerrado (cosa que no es descartable) o antes estaban estafando a los interesados. No caben muchas más interpretaciones.

Este sainete comenzó ya cuando nuestro Gobierno decidió que tenían mejor gusto que Nemesio Cobreros y añadieron una planta más a un edificio que tenía que tener dos menos. Le incrustaron esa pecera sobre el cuerpo frontal, que por lógica tendría que haberse reducido a la altura original diseñada por aquel gran arquitecto, y se felicitaron unos a otros por la gran idea de tener una cafetería súper mona de la muerte.

Tan ideal les pareció que tras esperar “únicamente” un año y medio desde la inauguración del edificio (que se abrió en marzo de 2017) sacaron a licitación el espacio en julio de 2018 pidiendo 2.000 euros mensuales de alquiler y una larguísima lista de requisitos acordes con su idea “naif” de lo que ha de ser una cafetería guachi ideal: menús ecológicos, comercio justo, horarios limitados… y quedó desierto, como era evidente. Bueno, para ser justos hubo un postor que picó pero lo dejaron fuera por ser una comunidad de bienes, y que jamás volvió a participar porque se dio cuenta de que había esquivado una bala.

Dos concursos en 2019 con condiciones similares, aunque bajando el canon en el segundo a 1.200 euros, también quedaron desiertos. Las condiciones eran inasumibles y a pesar de que se les dijo reiteradamente, insistieron en la cabezonería de pretender vender duros a cuatro pesetas, cosa que nadie compró.

De las vistas únicamente no se come...

Llegó la pandemia, la gran excusa para la paralización de cualquier cosa, y aunque empezó en marzo de 2020 les sirvió de argumento para estar sin hacer nada desde principios del 2019 hasta septiembre de 2021, donde volvieron a la carga. Cambiaron de sistema y en vez de una concesión administrativa optaron por una demanial que da más libertad al adjudicatario. También se independizó el horario del de la Vieja Cárcel, algo que era de sentido común pero que se resistieron a hacer hasta la cuarta tentativa. Tampoco coló.

En enero de 2022 vuelven a intentarlo con una concesión de 1.360 euros por 5 años prorrogables por 10 más y ni así. Les diré que de esa pensé que lo conseguirían, pero claro, no había visto que el primo que se haga con el local tiene que poner la salida de humos, la climatización, las neveras, la vajilla, el equipamiento… y que todo ello queda para mayor gloria de la administración. Tampoco pujó nadie.

Y llegamos ahora a junio de 2022. Tras presumir de haber “invertido” 30.000 euros en mejoras en la cafetería para que sea más atractiva (si se fijan en el detalle, si llega a picar alguien en la puja inicial de 2018 se habría comido aquel alquiler de 2.000 euros más estos 30.000 de “mejoras” que le habría tocado hacer) bajan el precio a 100 euros mensuales pero se mantiene la obligación de poner equipamiento de cocina (que cuesta una fortuna), salida de humos, climatización y demás requisitos para poder funcionar, que también quedarán en propiedad municipal.

Creo que se vuelven a equivocar. No es interesante meterte a una iniciativa cuyos plazos son ajustados (limitan mucho los tiempos para hacer las instalaciones) y de la que no se saben los costes. Lo suyo, creo yo, sería que al menos tengan algunos presupuestos de esas instalaciones para saber de qué hablamos.

En definitiva, lo único que sabemos es que la cafetería de la Vieja Cárcel, esa supuesta joya, ese presunto chollo, esa presumible mina de oro, lleva cerrada a cal y canto desde 2017 porque las expectativas del Ayuntamiento siempre estuvieron erradas. Se les ofreció colaboración para ver cómo solventarlo, pero ni caso hicieron… y así les va.

Sería divertido, si no fuera porque esos errores los pagamos todos.


1 comentario:

  1. Hola, ayer visite el museo, pensé encontrar otra cosa. Solo conserva la estructura de la cárcel. No tiene ningún atractivo que todas las celdas no las hayan conservado ni en lo más mínimo a como eran. Estaban en mejor estado que un piso a estrenar, no han conservado mas que cartas que recibían los presos. Solo conservan los herrajes de las puertas. No había necesidad de modernizarla tanto. Me fui muy decepcionado. Y cuánto a la cafetería nadie podría hacerla funcionar dado que el museo no invita a ser visitado.

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