Hoy el periódico viene cargadito de noticias dignas de comentar, pero una que me parece bastante impactante es el titular de La Voz de Galicia que dice, textualmente, que “El rastro ilegal de los domingos volvió a celebrarse bajo el control de la policía”. Que alguien me lo explique. Si es ilegal, ¿cómo puede la policía “controlarlo”? Es como si dijera que “no hubo incidentes significativos en la venta de droga distribuida por la Guardia Civil de Lugo”.
El tema del rastrillo ya lo traté hace un mes y pico, y sigo manteniendo mi postura de que las cosas no se han hecho pensando en organizar un rastrillo como Dios manda, sino en cargarse la normativa aprobada en su día por Joaquín García Díez para no mejorar nada. Si encima se permite que las ventas ilegales se mantengan, aunque sea en otro sitio, mal vamos. La política de no molestar a nadie sigue siendo la que guía al gobierno socialista del Ayuntamiento de Lugo, que pretende contentar a todos: a los anticuarios dándoles el mejor solar de Lugo, la plaza de España, y al resto haciendo la vista gorda ante la venta de productos de dudosa procedencia.
Lugo es una ciudad peculiar, y sólo así se entiende que un mercado ilegal esté controlado por quienes tienen la obligación de retirarlo.
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