Estas vallas ya no están. Las quitaron hace unos días, al igual que en otra casa de la calle, sin que se aprecie mejora alguna que justifique su retirada. Quizás el motivo es que vienen las elecciones.
Ahora está así. No parece que el estado sea muy fiable, pero si pasa cualquier cosa habrá que ver por qué se quitó el vallado. |
Es complicado valorar algunas cosas. Por ejemplo, hace unos días el Ayuntamiento retiró las vallas de protección de dos casas en la Ruanova, aunque a la vista ambas están en el mismo estado en que estaban. De hecho una de ellas tiene unos hierros colgando que no sé el riesgo que tienen de caer al suelo (no soy ingeniero así que no puedo aseverar nada), pero con esa especie de “protección ante la duda” que parece haber en los últimos años es sorprendente que se quitasen. No son las peores de Lugo, ni mucho menos, aunque sí están en una zona muy transitada, lo que hace que si cae algo sea más probable que pille a alguien debajo.
Los hierrajos esos no dan precisamente sensación de tranquilidad. No veo qué se ha mejorado para retirar las vallas. |
Durante este último mandato no veo que se haya hecho absolutamente nada para evitar la degradación y el feismo de Lugo en el tema de las casas en aparente u obvia ruina. Bueno, tampoco se hizo nada en los anteriores, pero ahora que estamos a unas semanas de elegir a los nuevos representantes públicos hay que hacer balance de lo que se hizo en este último periodo.
Un esqueleto junto a una casa en ruinas, ya son parte de nuestro paisaje desde el Patrimonio de la Humanidad. Foto: La Voz de Galicia |
A la cabeza se nos vienen a todos las casas en ruinas de la Ronda de la Muralla, tanto las que están en la esquina de Nicomedes Pastor Díaz como las que vemos desde el tramo entre la Mosquera y la puerta de San Pedro, o la de la calle Montevideo con Ruanova, o el Pazo de Doña Urraca (este caso más sangrante por ser una propiedad pública, concretamente de la Xunta de Galicia que la tiene ahí, criando helechos, en vez de intervenir en ella de una vez)… podríamos seguir haciendo un largo, larguísimo listado que afecta a toda la ciudad.
La de años que lleva esta casa así... Yo ya casi no la recuerdo completa. Foto: El Progreso |
Hay muchas herramientas que un municipio puede utilizar para evitar estas situaciones, sobre todo en los casos sangrantes en que hay riesgo de que un desprendimiento afecte a los viandantes. La casa de la Ronda con Pastor Díaz, por ejemplo, afecta notablemente a los peatones, que tienen que soslayar una zona vallada por el propio Ayuntamiento, que por cierto anula de esta forma un par de plazas de aparcamiento para discapacitados. Esa especie de “ocupación de vía pública por el morro” lleva ahí años, y más años seguirá.
Desde la multa coercitiva hasta la ejecución subsidiaria, la administración puede proteger a sus ciudadanos de estas barbaridades, y sin tirar del talonario común de todos, ya que en el caso de esta última medida, que consiste en que el Ayuntamiento ejecuta las obras necesarias y luego pasa la factura al propietario incumplidor, se recupera lo invertido. Pero hay que hacerlo.
No sé si recuerdan la campaña electoral de 1999, la que dio la entrada en la alcaldía a Orozco. En aquella ocasión fue clave el estado ruinoso de una casa en la Plaza del Campo, la que hoy es oficina de turismo municipal y centro de interpretación de la Muralla (siempre me ha llamado la atención que no esté en uno de los edificios adosados al monumento, que sería lo lógico). Pues ya ven, hoy podrían repetir a la inversa dicha campaña con muchos más ejemplos, pero claro, la pereza del Gobierno también afecta a buena parte de la oposición, que parece convencida de que con dos maquetas y tres frases ingeniosas van a lograr el favor del público.
Andar por la calle en Lugo tiene sus peligros. Entre las baldosas móviles, que hay que ir esquivando como si estuvieras en un campo de minas para no dar con tus huesos en el suelo o, como mínimo, llegar a casa con los pantalones empapados, y las casas ruinosas que te pueden hacer un agujero en el cráneo, lo más básico se convierte en opcional.
Y mientras tanto, en los plenos, se pasan el rato hablando de cosas que no tienen nada que ver con Lugo. Luego nos quejamos.
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