miércoles, 10 de abril de 2019

Lo bueno y lo malo de la reformada plaza de la Milagrosa

Para mi gusto demasiado cemento, demasiada losa, mucha escasez de verde y de columpios.
La peatonalización y reforma de la Plaza de la Milagrosa es una acción que, en mi opinión, va en la dirección correcta. Probablemente sea la única actuación propia de la que podemos hablar en los cuatro años de gobierno de Lara Méndez, lo cual no es que sea un balance para tirar bombas, pero vamos a centrarnos en el tema por partes:

1.- La peatonalización y el tráfico:

En primer lugar hay que decir que lo más importante de todo, que es la peatonalización de la plaza, me parece un grandísimo acierto. Llevo años diciendo que la peatonalización es algo que tiene que llevarse más allá de las Murallas, que es una política que humaniza y recupera espacios para la gente en todas partes y que lo lógico es que sea una tendencia en la que hay que profundizar. En eso han dado en la diana, sin duda alguna.

El problema es que han dejado la reorganización del tráfico para después, volteando el orden lógico. Lo normal, creo yo, es primero cambiar el sentido de las calles que se vayan a readaptar, señalizarlo, aislar la zona a peatonalizar del tráfico y después hacer las obras. Han hecho al contrario, con esa forma chapucera y cortoplacista de actuar que nos tiene donde nos tiene. No hay más que ver el cartel que tenían, en que anunciaban alegremente que el tráfico estaba cortado “provisionalmente” por obras. Si vas a peatonalizar, no es “provisional”.

Por si eso fuera poco, son muy conocidos los trastornos que se crearon para los usuarios de la línea 5 de autobús, que se encontraron un buen día con que su habitual parada ya no existía sin más información que un “búscate la vida”. Se entiende que una obra ha de tener una planificación global, que permita anunciar en las paradas afectadas algo como “a partir del día xx esta parada será suprimida por la peatonalización de la Plaza de la Milagrosa. Será sustituida por la situada en tal sitio”. Quizá sea mucho pedir.


2.- La estética:

Desde hace ya unos años en Lugo se está implantando una forma de hacer obras que se aleja muchísimo de mis criterios, aunque reconozco que eso es cuestión de gustos obviamente. La plaza inútil, la de San Marcos, o Cantiño, Augas Férreas, la rocalla de detrás de San Fernando y ahora la Milagrosa son espacios duros, sin apenas verde, y sin uso aparente. No hay una pequeña cancha de nada, unos columpios o una zona que se pueda aprovechar apara gran cosa, salvo para poner escenarios en las contadas ocasiones en que se celebran fiestas.

Al menos aquí han puesto bancos en abundancia, lo que se agradece porque en otros lugares escasean, y no por falta de espacio sino por razones que se me escapan. También se agradece que haya algún arbol, si bien creo que no compensan la falta de césped.

Destaca también, en cuanto al tema de imagen, el cajón viejo que se dejó en medio de la acera, que supongo que es de cuadros eléctricos o algo por el estilo. Es como cuando tienes la casa recogida y limpia y dejas tirado el pijama en medio de la sala, que destaca más aún. No entiendo muy bien que no lo hayan reubicado (que sería lo suyo) o, en caso de dificultad técnica para eso, al menos “disimulado”, con una cubierta de madera o algo así.




3.- Lo que echamos de menos:

¿Dónde está el kiosco? Vale que llevaba años cerrado, pero se suponía que era algo “provisional” (me da que como el desvío del tráfico). ¿Qué han hecho con él? ¿Lo han tirado a la basura o piensan volver a ponerlo? Y de ser el caso ¿dónde lo van a ubicar? Porque les recuerdo que además de vender prensa y chucherías contaba con baños públicos, los únicos de la zona, así que no estaría de más que volviera a su lugar, y a poder ser en funcionamiento.

¿Dónde está el acueducto? Acertaron con las baldosas negras, que destacan en medio de la plaza aunque les falta un cartelito que indique que es el lugar donde, debajo, hay restos del acueducto romano. Es extraño que con la obsesión que tienen con las “ventanas arqueológicas” hayan decidido enterrar esos restos en lugar de darle al barrio una prestancia y una dimensión histórica que recibiría con un elemento de esa categoría en su principal plaza. No sé el estado en que está (no he visto imágenes) pero dudo mucho que esté peor que otras cosas que se enseñan como si fueran la Gioconda.

Esas losas negras marcan el lugar por donde hay restos del acueducto. ¿Por qué no hay una ventana arqueológica?

¿Dónde están los juegos infantiles? Había pocos, pero había, junto a la puerta de la Iglesia. Un pequeño parque infantil que daba vidilla a la plaza y que se echa de menos porque es una de las pocas zonas en donde se ven bastantes chavales por la calle.

Conclusión:

La peatonalización es un gran acierto, pero no tanto ni cómo se ha ejecutado la obra ni cómo se han desatendido los detalles. Confío en que esta plaza, de uno de los principales barrios de Lugo, recupere su esplendor a partir de ahora. Una frutería, una librería y una pastelería son tres víctimas que cayeron durante las obras de peatonalización (no sé si por causa de dichas obras o simplemente coincidió que les dieron la puntilla). Tal vez regresen otras actividades a esos locales, está por ver, pero seguro que para el barrio en su conjunto esta obra marcará una diferencia, y será positiva.

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