lunes, 12 de diciembre de 2016

Lugo, Ciudad del Sacramento... y ahora más aún

España sigue siendo un país mayoritariamente católico, aunque personalmente estoy convencido de que la "religión" más extendida es la agnóstica o, al menos, eso de “yo creo en Dios pero no en la Iglesia”. Las meteduras de pata de la organización ayudan a que esto vaya a más.

Porcentaje de católicos en España según el CIS.
Un mercado muy apetitoso...
Como decíamos, la católica sigue siendo la religión más extendida de nuestro país por mucho que vaya perdiendo importancia. El CIS dice que entre un 70 y un 75% de los españoles se declara católico, y aunque luego solo un 14% de ese total van a misa semanalmente, eso no quiere decir que solo esas personas se puedan considerar “católicos de verdad”. Siendo muy conservadores y tomando la cifra menor como tales, esta estadística arroja que más de 4,5 millones de españoles son católicos “pata negra”. Supongo que podemos asumir sin riesgo que bastantes más sienten cercanía por esa religión.

Pues si tenemos en cuenta todo eso, y viendo este asunto desde el punto de vista puramente económico, social, cultural o como le quieran llamar ¿alguien sería capaz de explicarme por qué ni Lugo, ni nuestro Ayuntamiento, ni la mayor parte de nuestros convecinos se ha dado por enterado de la importantísima renovación del privilegio de la indulgencia plenaria perpetua de la Catedral de Lugo?

“¿Y eso qué es?” Se preguntará alguno. El “Código de derecho canónico” y el “Catecismo de la Iglesia católica”, definen la indulgencia como la “remisión ante Dios de la pena temporal por los pecados, ya perdonados, en cuanto a la culpa, que un fiel dispuesto y cumpliendo determinadas condiciones consigue por mediación de la Iglesia, la cual, como administradora de la redención, distribuye y aplica con autoridad el tesoro de las satisfacciones de Cristo y de los santos”. ¿Se han enterado? Yo tampoco.

Lo que suele deducir todo el mundo es lo de que si vas andando a Santiago te perdonan tus pecados. Esto, como casi todas las cuestiones dadas por sentadas de forma popular, es una barbaridad, aunque basada “en hechos reales”, como las películas que deforman la realidad para que sea más espectacular o más fácil de entender para el público.

Para empezar no hay que ir andando, puedes ir cómodamente sentado en tu coche o sufriendo un poco más en el Freire. Tampoco es necesario abrazar al apóstol, darse cabezazos contra el “santo dos croques” (que, por cierto, es el Maestro Mateo, autor de Pórtico de la Gloria) ni ninguna de las demás tonterías que el turismo ha convertido en “tradiciones”. Las obligaciones concretas son visitar la Catedral de Santiago, confesarse y comulgar en los quince días anteriores o posteriores a la visita (no hace falta que sea allí) y… que sea Año Jacobeo. Y aquí es donde la importancia de Lugo cobra vida y justifica todo lo que les estoy contando.

Custodia del Santísimo en Lugo
Foto de la web del Obispado de Lugo
Conseguir la indulgencia plenaria en la Catedral de Lugo no está restringido a un capricho del calendario: se puede lograr todos los días de cualquier año, y además 24 horas al día porque Lugo tiene el peculiar privilegio de tener expuesto al Santísimo día y noche.

Esto quiere decir que si esta indulgencia plenaria, que no tiene ninguna otra ciudad que yo conozca, se hubiera otorgado a la catedral de Santiago o a la de León, todos ustedes lo conocerían porque sus Ayuntamientos se habrían movilizado dejando a un lado las cuestiones ideológicas y se explotaría ese hecho como un símbolo de triunfo de la ciudad. Porque lo es.

Pero en Lugo ya sabemos que se concibe que el progresismo ha de desentenderse de hechos históricos relevantes si no son acordes al único catecismo válido, el del Partido. Eso unido a la falta de pericia en su campo de la concejala responsable (es un decir) de Cultura y Turismo, ha condenado al olvido este asunto.

Escudo de Galicia
con Lugo en el centro
Es una pena. Lugo es la Ciudad del Sacramento, hecho que está reflejado en el escudo de Galicia (el cáliz central con la hostia son los de Lugo, sí), y desde hace un mes se ha renovado el privilegio por el que superamos de largo a Santiago de Compostela en el tema de las indulgencias. Es lógico teniendo en cuenta que ellos tienen al “siervo” y nosotros al “señor”. Pero eso no “mola” y se pasa de puntillas.

Si tuviéramos un programa cultural que hiciera palidecer la importancia de este asunto hasta lo podría entender un poco, pero no es el caso. La Voz de Galicia dedicaba su portada de ayer a hacer una acertada crítica del páramo que era Lugo durante el puente de diciembre, en que otras ciudades e incluso municipios mucho menores en tamaño y presupuesto, daban opciones interesantes para atraer público. Aquí nada, como si nos gastaran la ciudad.

El Gobierno Local, y concretamente la concejala Carmen Basadre, están más pendientes de presentar chorradas para hacerse fotos y salir en el periódico luciendo el palmito que de ser prácticos y plantear una estrategia de ciudad de cara al turismo, quizá porque no son capaces. Cortoplacismo, colegueo, ideología, caprichos y estulticia son las marcas de la casa. Y la oposición… de vinos, supongo, de otra forma no se entiende.

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