viernes, 14 de julio de 2017

Cuidar el Patrimonio no es hacer un concierto anual


Vistas desde la Muralla junto a la Catedral, otro Patrimonio de la Humanidad
 ¿Qué clase de Patrimonio de la Humanidad enseñamos a nuestros visitantes? Y lo que es más importante, ¿qué clase de Patrimonio de la Humanidad disfrutamos los lucenses?

Que la Muralla de Lugo esté bien cuidada es algo que afortunadamente ya no es una preocupación grave. Se limpia cada cierto tiempo y ya no presenta aquellos matorrales en la parte superior que se veían cada pocos meses, en eso se ha mejorado notablemente. El adarve solo tiene un problema reiterado que es la falta de papeleras, que se niegan a instalar con el pretexto de que se daña el monumento, como si no hubiera formas y maneras de poner, por ejemplo, bloques de hormigón en que anclar las papeleras sin tocar la Muralla. Querer es poder.

En fin, a lo que iba, el problema más grave que presenta la Muralla de Lugo es Lugo, lamentablemente. La vista de nuestro anillo de piedra no tiene duda, pero la que hay desde el propio monumento… eso es otro cantar. Casas abandonadas, derruidas, pintadas, destrozadas, descuidadas… un paisaje absurdo en una ciudad que afirma cuidar su patrimonio.

El otro día se cayó el tejado de una casa en Camiño Real y se ha anunciado su demolición. Correcto, me parece fantástico, pero ¿qué pasa con todas las casas que están en un estado similar o incluso peor y que encima afean nuestro principal atractivo? ¿Es que esas no se pueden tocar por algún motivo? Y si ese motivo es el puñetero PEPRI, ¿no va siendo hora de actualizarlo?

En esta época de mejor clima hay más gente paseando por la Muralla, y tanto lucenses como sobre todo forasteros se quedan mirando estas vergüenzas, la mayor parte de las mismas con soluciones razonablemente sencillas porque muchos de los inmuebles son de propiedad pública. Y los que no lo son… pues que al menos den una imagen digna, que al final están comprometiéndonos a todos.

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