viernes, 30 de octubre de 2020

El problema no es la frase, es el voto

A este paso el futuro de la Plaza y el Mercado es éste: el cierre.

De empatía andamos justitos, ya lo llevamos diciendo una temporada larga, y aquel rollo de que “saldremos más fuertes de esto” se demostró como uno de esos eslóganes del estilo de “el trabajo os hará libres”, un sarcasmo que no sólo oculta la realidad sino que la intenta invertir en una vergonzosa tomadura de pelo colectiva.

Siguiendo esa línea, en el Pleno de ayer del Ayuntamiento de Lugo escuchamos cómo la concejala encargada de la Plaza y el Mercado, Cristina López, no sólo se negó a reconocer los daños que las obras están causando a los empresarios de ambos espacios municipales sino que tuvo la osadía de decir justo lo contrario, que las obras lo que habían traído es “un incremento de flujo de gente ingente hasta el punto de que hay un incremento muy importante tanto de público como de ventas”. Y no contenta con ello remató con la frase lapidaria que tanto gusta a los políticos y que tanto saca de quicio a los ciudadanos: “No venden si no quieren”.


Lo grande es que a pesar de que sí es cierto que hay mucho tránsito de paso (que no de ventas) por la Plaza porque la gente cruza por allí para atajar por las obras, en lugar de aumentar las medidas de seguridad las han retirado. Antes había personal para organizar el tránsito de clientes y “gente de paso” y ahora no, porque se ve que salía “muy caro”. Eso sí, en el edificio de la Plaza de España hay una garita para blindar el edificio porque es muy sencillo jugar con la salud ajena pero cuando el pellejo a arriesgar es el propio la cosa cambia. Si son conscientes de que hay un montón de gente pasando por allí (repito, que no comprando allí, que no es lo mismo) es curioso que quiten la seguridad que, según la ordenanza municipal, es competencia del Ayuntamiento.

Pero es que además no es cierto que hayan aumentado las ventas. Puede haber algún puesto que puntualmente lo haya hecho, no se lo niego porque son bastantes y habrá de todo, pero generalizar eso es un disparate, sobre todo cuando hay gente que está al borde de la quiebra y que recibió esa frase como una bofetada con la mano abierta en toda la cara. Con familias cuyo sustento está en riesgo, en la situación actual no se puede decir ese despropósito y pretender que no haya reacción por parte de gente que ve cómo no puede pagar sus facturas porque no hay ventas.

Estoy totalmente seguro de que en el momento en que dijo semejante barbaridad se dio cuenta del disparate. De hecho, cuando los placeros bramaban pidiendo su dimisión, cosa que me parece más que razonable y no por esta frase sino por una larga lista de problemas de Plaza y Mercado que siguen sin solventarse, le trasladé el malestar personalmente, ya que Lugo Monumental es la asociación más representativa de ambos espacios municipales. Su contestación fue pedir disculpas y que no sabía cómo trasladar a los industriales su pesar por todo esto. Si les digo la verdad, me pareció sincera, pero lamentablemente el mal está hecho, y no por la frase sino por el voto que vino a continuación.

Porque el problema no está en que durante el calentón del debate una concejala se dejase llevar y dijese algo que no debería. Eso, siendo grave, me parece un mal menor. El problema real es que se votó contra la proposición, presentada por Olga Louzao de Ciudadanos, en que se pedían cosas de tan puro sentido común como eximir del pago de la cuota mensual a los placeros mientras durasen las obras, garantizar la accesibilidad de los espacios públicos o señalizar correctamente los accesos.

Si la concejala responsable del Mercado y la Plaza y el resto del Gobierno hubieran votado a favor de la propuesta el cabreo de la gente habría sido menor y simplemente hablaríamos de una ofensa gratuita, pero es que encima se opusieron a echarles una mano con unas medidas que son de puro sentido común y que, encima, se comprometieron con los placeros a estudiar. Se ve que les mintieron o que la conclusión de su “estudio” fue denegar las peticiones.

Los problemas de la Plaza y el Mercado comienzan por una ordenanza disparatada que exige imposibles a los industriales, que impone condiciones insostenibles y que, por razones que se me ocultan, se niegan a querer modificar a pesar de que se les ha dicho reiteradamente y hasta se les ha pasado un listado de los artículos problemáticos.

Pero es que a mayores de eso seguimos arrastrando temas desde hace años como la inexistente climatización del edificio (en que te hielas en invierno y te asas en verano), los problemas de accesibilidad, o que ni siquiera sean capaces de resolver la concesión de puestos cuyo plazo terminó el 20 de enero, hace casi un año. Cualquiera de esos puntos es más preocupante que una frase desafortunada en un Pleno por grave que ésta sea.

Empatía, les falta empatía. A final de mes los concejales reciben puntualmente sus salarios, muy superiores a lo que estaban acostumbrados algunos de ellos, y se han venido arriba. Han perdido el sentido de la realidad y en lugar de defender a sus ciudadanos o a las áreas bajo su responsabilidad se han convertido en lo que antes denostaban. Han pasado del “no sé cómo se pueden hacer las cosas tan mal” al “ahora me toca a mí”. Ese es el problema, no una frase que, por grave que sea, no deja de ser una salida de tono por la que se ha pedido una disculpa, aunque fuera en privado.


jueves, 29 de octubre de 2020

Samaín en el casco histórico (con ''sentidiño'', claro)


Viernes por la tarde y sábado todo el día, celebramos Samaín

Como digo siempre, este blog es mío, no de ninguna organización, pero sería un poco absurdo no comentar las cuestiones que atañen a una asociación que yo mismo presido, ¿no les parece?

Desde Lugo Monumental hemos organizado unas actividades de Samaín para mañana y pasado que esperamos que sean un equilibrio entre el disfrute de los niños y la más evidente de las prudencias en la situación que vivimos. Se han eliminado todas las actividades que pudieran suponer una concentración de gente, y sólo se han mantenido tres que no entrañan riesgo alguno.

  • La primera son unas visitas nocturnas con la guía oficial de Turismo Ana Quintas. Son para grupos de 5 personas nada más, y serán el viernes y el sábado a las 20:00 horas haciendo un paseo por el casco histórico e incluyendo, por supuesto, la Muralla y el exterior de la Catedral y haciendo también un repaso por la tradición del Samaín. El coste es de 10 euros por persona (es la única actividad con coste), el aforo es extremadamente limitado y el teléfono para más información y reservas es el 617 254 976.
  • La segunda actividad es el “escenario del terror”. El año pasado fue con un diseño de Jesús Crende y con un ataúd real, en que sorprendentemente los niños hacían cola para meterse. Este año no parecía razonable hacer algo así y se optó por instalar el croma en el escaparate de un local (Cortinajes Carlos, en la calle San Froilán, que nos cedió generosamente su espacio) para que quien quiera se haga una foto frente al cristal sin contacto alguno. Crende hizo un nuevo diseño y realmente se ha superado. El autor de Lugo Apocalíptico ha creado una pasada de gráfico con la catedral derruida y llena de detalles. No se lo pierdan.
  • Por último, 57 locales repartirán caramelos a los niños con el “Truco o trato”, una actividad que, seamos francos, los americanos han puesto de moda a través del cine por mucho que le busquemos ahora un origen supuestamente gallego. En el fondo es lo de menos, lo interesante es que los críos se diviertan y puedan salir a la calle, al aire libre, y recorrer los locales para recibir sus chuches disfrazados de lo que les apetezca. El listado de locales lo pueden ver en www.lugomonumental.es donde también hay un mapa en que figuran todos.

El fondo diseñado por Jesús Crende

Una vez explicado lo que se va a hacer, les confieso que no ha sido una decisión fácil, ni mucho menos. Entiendo que mantener actividades de Samaín con la que está cayendo va a levantar muchas críticas, y estoy convencido de que yo mismo sería uno de los que verían con desconfianza esto si quien lo organizase fuera otro porque, aunque a todos nos gusta pensar que somos objetivos, por definición nadie lo es. Cada cual depende de su situación, de sus circunstancias, para valorar cualquier cosa. Es la condición humana.

Entonces, ¿para qué nos metemos en este fregado? Pues si les digo la verdad, se ha pensado en los niños. En este momento en que andamos tan escasos de empatía, quizás haya que intentar hacer un esfuerzo y ponerse en su lugar. Piensen en los críos más pequeños, que llevan todo el año viviendo una situación caótica, viendo a sus padres preocupados, pasando un verano extraño, sin fiestas patronales, con la perspectiva de una Navidad incierta… Si podemos hacer una actividad que no tenga riesgo alguno (y aquí no lo hay) ¿por qué no hacerla?

Juzguen ustedes mismos, a la vista de las actividades que se proponen, si alguna entraña el menor riesgo para alguien. La respuesta es obvia: no. Bueno, matizo, tienen el mismo riesgo que pueda haber al ir al supermercado, al salir a tomar un café o al ir al trabajo o al cole o incluso menos.

Además, no sé si se han fijado pero los niños respetan más las distancias de seguridad, las normas y las limitaciones que los adultos. Por las mañanas ves a los críos guardando rigurosamente sus distancias mientras los adultos se apiñan dándoles un mensaje confuso.

En fin, que si tienen niños pequeños en casa anímense. Búsquenles un disfraz y sáquenlos a la calle. Al aire libre no hay problema alguno y si cuando lleguen a por caramelos a un local ven que hay gente esperen turno tranquilamente en el exterior y disfruten de la tranquilidad que da respirar en una zona peatonal sin apenas tráfico rodado.


miércoles, 28 de octubre de 2020

Sí, se ríen de nosotros. Y mucho.

No es un botellón ni una fiesta "pirata" en un bar. Es una reunión con ministros y gente de "alto nivel" que se ve que, ellos sí, pueden reunirse como y cuando quieran sin problema.


Nunca he sido partidario de esa idea de que la gente que se dedica a la política tenga que ser perfecta, principalmente porque si exigimos ese nivel lo único que vamos a lograr es que nos engañen (más aún, quiero decir) porque el ser humano, por definición, es falible.

Pero una cosa es que puedan coger vacaciones, liarse con un compañero del Ministerio o tener un problema por un desacuerdo en el pago de la reparación de su coche, y otra muy diferente es que en plena crisis sanitaria se vayan todos de cuchipanda a un palacio (concretamente en el Casino de Madrid) a reírse de nosotros a mandíbula batiente.

Los ministros de Justicia, Cultura, Defensa y, lo que es más grave, Sanidad (Juan Carlos Campo, José Manuel Rodríguez Uribes, Margarita Robles y Salvador Illa) fueron algunos de los muchos invitados, a los que se unen varios presidentes autonómicos, el alcalde de Madrid, Pablo Casado, Inés Arrimadas… y por supuesto militares de rango, empresarios de los niveles más altos… Ahí, dando ejemplo todos juntos en pandilla.

Cuando se está sancionando a la gente que hace reuniones, se reúnen unas 150 personas sin mascarillas, servidas por camareros que, esos sí, pueden trabajar sea la hora que sea sin que se puedan preocupar por su propio bienestar…

Nos dicen que en Navidad nos veamos por Zoom, que no nos reunamos, que dejemos de ver a nuestros amigos y de estar con nuestros familiares… El sábado fui a ver a mis padres y no pude darle un abrazo a mi madre porque me preocupa que eso la pueda matar… pero si eres ministro o de la élite nacional se ve que estás a salvo de todo mal.

En cualquier país civilizado esto supondría una cascada de dimisiones. Me da exactamente igual las medidas que se tomasen de seguridad, porque si todos los invitados, el personal y demás pasaron por pruebas PCR nos estarían demostrando que esos test que a la población le racanean se hacen por centenares cuando les interesa.

Hace unos días veíamos al Presidente del Gobierno poco menos que sentado en el regazo del Papa, en una imagen carca como pocas en que, una vez más sin mascarillas ni distancias, nos demostraron que aquí hay algo que no encaja en el relato oficial. Y no, no soy negacionista, sólo digo que me da que nos están tomando el pelo.

Se ve que a falta de mascarillas tienen la protección divina.

No es ético, no es aceptable, no es razonable y no es asumible. Y culpar al director de El Español es quedarse muy corto, porque nadie va a una fiesta a punta de pistola aunque lo inviten. Dimisión para todos, desde el señor Alcalde de Madrid a todos los cargos públicos, el Presidente del Partido Popular, la de Ciudadanos y cualquiera que esté cobrando un sueldo por representarnos. Y al ministro de Sanidad, además, debería caerle una multa por reírse de nosotros en todas esas comparecencias en las que nos advierte de las duras semanas y meses que se nos vienen encima y que seamos muy prudentes.

Culpan a los jóvenes, al botellón, a los pubs, a los bares, a las fiestas populares, a las reuniones familiares... pero ellos hacen justo lo contrario de lo que nos obligan al resto. Y nuestra reacción es... ninguna.

Hay que destacar que los únicos que rechazaron sus invitaciones fueron los representantes de Podemos y de Vox, que manda carallo. Los únicos que han mostrado “algo”, sea vergüenza torera, cálculo electoral, coherencia o algo tan sencillo como el puro sentido común son los partidos extremistas de derecha e izquierda, lo que nos hace pensar en qué manos estamos y si la alternativa es caer en las suyas, lo que es para echarse a temblar independientemente de que sean de un lado o de otro.

Me estoy conteniendo mucho y creo que he conseguido evitar todos los insultos que se me vienen a la cabeza, pero cuando lo estamos pasando todos tan mal es indignante que esta gente haga lo contrario de lo que nos obligan a sufrir a todos.

martes, 27 de octubre de 2020

Las pintadas a la Catedral, el enésimo acto vandálico

 

Las pintadas, eliminadas con un proceso que erosiona la piedra, son el problema real.
Foto: La Voz de Galicia

El ataque vandálico sufrido por la Catedral de Lugo es uno más en la larguísima lista de sucesos preocupantes que, en pocos años, dañan patrimonio que lleva siglos siendo parte de nuestra ciudad. Podemos recordar las agresiones al pobre San Vicente, que literalmente perdió la cabeza, las continuas meadas contra la puerta de la Catedral – con herrajes del siglo XII que se están deteriorando -, las pintadas continuadas en todo el casco histórico e incluso en la propia Muralla de Lugo…

Todo esto es lamentable, no tanto por lo que se gasta en reparar los daños (que también) como por el hecho de que un objeto “arreglado” no es lo mismo que uno que no haya tenido que ser restaurado. Revela un pobre cariño por nuestra ciudad y por la Historia que esos muros recogen.

La Asociación en Defensa del Patrimonio Gallego ha llamado la atención al Ayuntamiento de Lugo por la forma de limpiar las pintadas de la Catedral, usando productos químicos y agua a presión, algo vedado por Patrimonio porque probablemente haga más daño a la piedra que la propia pintada. Restaurar un daño siempre es más complejo que provocarlo, y cuando hablamos de elementos de tanta entidad no vale cualquier sistema.

¿Cuál es entonces la solución? La lógica indica que es más importante evitar el daño que buscar formas de repararlo. Sin embargo, el Gobierno Local se resiste a la instalación de cámaras de vigilancia como reiteradamente se les ha solicitado. Incluso tras el atropello mortal en la Plaza del Campo quedó sin resolver por no tener forma de localizar al vehículo, lo que nos da idea del poco control de accesos que hay a la zona supuestamente peatonal.

Pero tampoco seamos injustos. Nadie puede culpar de aquella desgracia al hecho de no haber cámaras, y es igual de grave un atropello en el alto de Garabolos que en el casco histórico, lo que haría que siguiendo esa lógica tuviéramos que llenar de cámaras todos los rincones de la ciudad, algo que no me resulta especialmente apetecible.

Entonces ¿por qué en el casco histórico es más prioritario poner cámaras? Pues porque una pintada en una pared normal se puede borrar, se puede pintar por encima o se puede incluso picar la fachada y volver a remozarla… pero en una piedra que lleva siglos ahí es más peliagudo como se ha demostrado estos días.

No se engañen, ya hay cámaras, muchas muchísimas cámaras. Detrás de San Fernando, por ejemplo, hay una apuntando hacia Amor Meilán aunque nunca he sabido el motivo de esa “prioridad” en una calle en que prácticamente sólo hay garajes. Hay en la Ronda unas cuantas, pero destinadas a controlar el tráfico y a multar a los conductores. Hay en los edificios públicos (no tienen más que darse una vuelta por Hacienda, la Subdelegación del Gobierno o por el antiguo Banco de España, ahora Catastro, para verlo)… Tenemos cámaras apuntado a todo menos a nuestro Patrimonio, a nuestra Historia.

¿Les preocupa su intimidad? Pues que no les quite el sueño. No hablamos de cámaras en que haya un señor mirando unas pantallas, sino de circuitos cerrados de grabación que vayan “pisando” las imágenes cada mes, borrando con las nuevas las antiguas. Y sólo se accedería a ellas si pasa algo, de forma que podamos aclarar quién es el mendrugo que se dedica a pintarrajear nuestra ciudad.

Bueno, una patrullas andando tampoco serían mala cosa…

lunes, 26 de octubre de 2020

No comprendo el toque de queda

 

Un control durante el confinamiento. Ahora toca lo mismo pero de noche.

Empezaré diciéndoles que, de entrada, a mí personalmente el toque de queda no me afecta en absoluto. A las once de la noche invariablemente estoy en casa y antes de las seis tampoco salgo, así que mis dudas sobre esta medida no vienen de una problemática personal ni mucho menos.

Una vez aclarado esto, me pregunto qué se pretende lograr con este toque de queda, porque en serio que no lo consigo entender. ¿A quién afecta? ¿Se supone que es para acabar con los botellones y las fiestas en pisos? ¿Eso no se supone que ya estaba prohibido? ¿Si van a la fiesta en un piso a las 22:50 y se quedan hasta las 6:05 no estamos en las mismas?

Una vez más resulta complicado entender el porqué de las normas que se aprueban, encima, con la inmediatez del “lo publico hoy y entra en vigor hoy”, lo que ayuda aún más a confundir a todo el mundo.

Pienso en la gente que llega a casa del trabajo pasadas las diez de la noche y que tiene que sacar a pasear al perro. Pues tiene que salir poco menos que corriendo para no entrar en el horario límite, lo que no tiene el menor sentido porque va a ir solo con su mascota. ¿Qué peligro entraña? ¿Qué riesgo obliga a correr a los demás?

No me entiendan mal, creo que hay que tomar medidas, pero me choca esa reducción de horarios estando toda la mañana trabajando codo con codo, encerrados en ocasiones en edificios sin ventilación con cientos de personas (la administración, dando ejemplo), y, si eres papá, llevando a tus hijos al cole en aulas de 25 niños. No soy capaz de entender el criterio que se sigue.

Las normas hay que cumplirlas, no entenderlas, pero francamente lo segundo ayuda enormemente a lo primero. Si en una carretera fuera de la ciudad, sin peatones, tienes dos carriles en una dirección en plan autovía nadie comprende que tengas la velocidad limitada a 30 y por eso es bastante más complicado que lo respetes, y eso ocurre por ejemplo en el acceso al aeropuerto de Santiago, donde no he visto jamás a un coche que respete ese límite. En cambio todos podemos entender que en una zona escolar el límite sea es y, aunque alguno se lo salte, la lógica ayuda al cumplimiento.

A veces parece que el BOE recoge la mentalidad funcionarial del que trabaja de 8 a 15, y no me lo entiendan como un ataque a los trabajadores públicos porque, entre otras cosas, yo lo soy. Me refiero a que las normas han de tener sentido y objetivos y en este caso ambas cuestiones parecen brillar por su ausencia.

Cada vez tengo más claro que las reuniones en que se deciden estas cosas deberían ser retransmitidas en directo para poder escuchar lo que dice cada cual. Ya sé que los Consejos de Ministros son secretos, pero oigan, ya que estamos reduciendo derechos quizá sería interesante saber los motivos reales. Si el objetivo es, como decía antes, acabar con botellones y fiestas en pisos, ya prohibidas anteriormente, que lo digan en voz alta. Que sepamos todos que debemos estas prohibiciones a los descerebrados que anteponen sus copas y su ocio al bienestar de la mayoría.

viernes, 23 de octubre de 2020

Toca plegar velas

Aunque la provincia de Lugo (no así la capital) es una de las zonas menos graves dentro de Galicia, otra de las menos afectadas de Europa por el Coronavirus, está en nuestras manos que siga siendo así.

La segunda ola está siendo peor que la primera en incremento de contagios, como era previsible viendo antecedentes como los de la gripe española y otras pandemias. Curiosamente no es igual de agresiva en cuanto a fallecimientos, al menos por el momento, y no me atrevo a dar un motivo de eso porque no tengo ni idea, ni veo criterio fiable alguno al que agarrarme para ver una razón objetiva.

En cualquier caso no pinta bien y toca plegar velas, reducir en la medida de lo posible los riesgos e incluso intentar transmitir un mensaje de prudencia que nunca se debió abandonar pero que sí es cierto que todos relajamos un poquito porque las cosas parecían mejorar en esa calma que precede a la tormenta.

Quedarse en casa en la medida de lo posible parece razonable, pero también lo es hacer actividades que no supongan un peligro para nadie. Salir a pasear, guardando distancias y tomando precauciones, no tiene nada de malo e incluso creo que es favorable para la salud física y mental de todos. No estamos confinados, al menos por el momento, pero sí advertidos de lo que puede pasar si no tenemos un mínimo de precaución.

Los comercios siguen abiertos, y es bueno acudir a ellos siempre que se haga con prudencia. Todos sabemos lo que tenemos que hacer, y antes de sacar la flamígera espada de la justicia y convertirnos en esa policía de balcón tan en boga desde que empezó todo este tema, cuidemos de nosotros mismos. Si vemos que en una tienda hay bastante gente y no nos sentimos cómodos, esperemos a que salga alguien para entrar. Si en un local la terraza tiene las mesas demasiado juntas (en esto veo cierta relajación, la verdad) nadie nos obliga a sentarnos, seamos prudentes y vayamos a la de al lado si las tiene más separadas.

El Ayuntamiento de Lugo organizó en el casco histórico dos series de conciertos de pequeña envergadura para los sábados en la Plaza del Campo (con los Tardeos de San Vicente) y los domingos en las calles Cruz y Obispo Basulto (en forma de Sesiones vermú) en colaboración con Lugo Monumental y los locales de la zona. Se han aplazado siguiendo un elemental criterio de sentido común y de prudencia. No necesitamos que las cifras suban en Lugo para tomar precauciones, hemos de hacerlo para evitar que suban.

Esto no quiere decir que no se haga nada, ni mucho menos, sólo que el formato ha de ser diferente y evitar toda reunión innecesaria. De hecho para Samaín se está preparando una actividad para los niños pero con todas las garantías posibles.

Permítanme un consejo, tómense todo esto con calma. Estamos todos nerviosos y saltamos a la mínima. La situación nos tiene hartos y está haciendo mella en nuestra empatía, paciencia e incluso educación. Tomen aire, a través de sus mascarillas, y sonrían. Hay muchas cosas por las que estar de mala leche pero con eso no vamos a arreglar nada. Antes de juzgar lo que ven pregúntense si es posible ponerlo en perspectiva, porque no todo es lo que parece a primera vista.

Así que recuerden: sentidiño, es la palabra clave.

jueves, 22 de octubre de 2020

Salir a la calle puede salvar muchos negocios

Las terrazas de Lugo, un servicio público que permite salvar muchos negocios. Foto: El Progreso


Una de las medidas más efectivas para ayudar a la hostelería a sobrevivir económicamente a la situación actual fue el permiso extraordinario para instalación de nuevas terrazas y ampliación de las existentes que concedió el Gobierno del Ayuntamiento de Lugo. Esta excepcional medida está vigente, según las noticias publicadas, hasta el próximo día 1 de noviembre.

Sin embargo, el invierno que se avecina no permite ser optimistas, y parece lógico que se amplíe esta medida hasta, al menos, el próximo 31 de enero, fecha en que también finalizan los expedientes de regulación de empleo que el Gobierno de España ha prorrogado. El Gobierno de España, se supone, ha hecho esa prórroga porque tienen una estimación de los efectos económicos de la pandemia a medio plazo y por lo tanto parece una fecha objetiva a la que extender los efectos de la medida aprobada por el Ayuntamiento.

De la misma forma, sería interesante extender automáticamente esa medida si se producen futuras prórrogas de los expedientes de regulación de empleo, que son actualmente unos plazos conocidos por todos y muy publicitados por la prensa de todos los ámbitos. 

Dado que lo que viene ahora es mal tiempo, y que va a quedar así durante una buena temporada, parecería razonable que se permita la instalación de paraguas, toldos provisionales y demás elementos para proteger a los clientes de la lluvia, siempre que no supongan el cierre total del espacio (lo que convertiría esas terrazas en espacios equiparables al interior de los locales, lo que no tendría sentido desde un punto de vista sanitario y mucho menos estético) y que todos los elementos sean instalados sin dañar solados o fachadas. 

Es lógico valorar muy positivamente las medidas que tomó en su momento la Alcaldesa de Lugo, Lara Méndez, tolerando temporalmente la instalación de estas terrazas en lugares donde hasta el momento no se permitían, pero el plazo dado se agota y no tenemos noticias de una prórroga, por lo que es necesario aprobarla y publicitarla cuanto antes para que los negocios puedan hacer sus previsiones. 

Pero no sólo hablamos de hostelería. El comercio también debería poder salir a la calle y ocupar una parte de la vía pública (siempre que la disposición física lo permita, lo que será más sencillo en calles peatonales) para la instalación de cualquier elemento que considere oportuno. El comercio local necesita revitalizarse y la instalación de puestos de venta externos, publicidad o incluso pequeñas atracciones para niños podría ser una de las claves de esa recuperación. 

Confiemos en que el Ayuntamiento, que en esto ha hecho las cosas razonablemente bien, acceda a estas peticiones que fueron presentada oficialmente ayer (aunque ya se habían enviado unos días antes de forma menos “formal”) y eche un cable en la medida de sus capacidades.

miércoles, 21 de octubre de 2020

La segunda ola ya está aquí

La segunda ola ya está aquí. Foto: La Voz de Galicia

La cosa no pinta bien. Cada día que pasa vemos que se aprueban nuevas restricciones pero que, aun así, los contagios siguen subiendo… y las muertes también. Nos enfrentamos al dilema que hubo en marzo entre salud y economía, teniendo en cuenta que sin la primera no hay la segunda… pero que sin la segunda tampoco hay la primera.

Hagamos memoria: cuando todo esto empezó leíamos cosas contradictorias. La OMS nos decía que las mascarillas eran innecesarias y personas de reconocido prestigio nos decían que no exagerásemos y que las dejásemos para quienes las necesitaban. Yo mismo me hice eco de aquellas recomendaciones. Pero pronto las cosas fueron cuesta abajo, y de repente lo que antes era un disparate se convirtió en una obligación, probablemente no porque al principio tuviesen dudas fundadas sino porque no había máscaras para todo el mundo y hacerlas obligatorias habría sembrado un pánico total entre la población.

En marzo vivimos una situación como jamás habíamos experimentado: el confinamiento. Las calles desiertas, las plazas vacías, la gente encerrada en sus casas como en la época de la peste… fue un duro, durísimo golpe del que vamos a tardar mucho tiempo en recuperarnos. Desde el punto de vista psicológico todos estamos alterados desde aquella, con una inquietud permanente, un terror colectivo que no nos sacamos de encima porque esto no ha terminado, y que nos hace estar más susceptibles con cualquier cosa. No me quiero imaginar cómo están psicólogos y psiquiatras de desbordados, porque la cosa no es para menos.

Pero el problema más grave es que aún no sabemos cómo va a evolucionar la situación, y seguimos viendo las contradicciones de que hablábamos antes pero casi un año después de que la palabra “coronavirus” entrara en nuestras vidas.

Ayer se publicaron nuevas restricciones en Galicia, prohibiendo las reuniones de más de 5 personas. Sin embargo, en los centros de trabajo o en las aulas se pueden juntar 25 sin problema alguno. Se nos dice que los edificios han de ventilarse continuamente, pero los grandes mamotretos administrativos (empezando por el de la Xunta) son herméticos y no tienen aire fresco porque no hay ventanas que abrir. Se obliga a cerrar en algunos lugares las tiendas de 24 horas para evitar los botellones, pero se puede comprar alcohol hasta las 21:59 y después irse al parque en manada a hacer el ganso porque no hay policía que se atreva a meterse en esa multitud. Nos cuentan que el IVA de los productos de primera necesidad es del 4%, pero las mascarillas tributan con el 21% a pesar no ser opcionales. No podemos juntarnos salvo en el autobús urbano, donde la gente va apilada y se ve que no pasa nada… y así todo.

El más grave de los problemas que tenemos es el coronavirus, pero le sigue de cerca la confusión que están creando entre todos. En el sainete de Madrid, por ejemplo, tenemos por un lado a un Gobierno de España que toma medidas allí que no adopta en otros territorios con la misma situación, lo que parece una especie de “vendetta” mal disimulada, y por otro a un Gobierno de la Comunidad de Madrid emperrado en levantar unas restricciones que son de puro sentido común porque pintan bastos. Pues no, peleas de colegio, caprichitos a nivel institucional y rabietas infantiles que pagamos todos.

Nos hace falta “sentidiño”, porque si esta crisis nos ha de servir para algo (que lo dudo) es para saber que llevábamos viviendo de eslóganes mucho tiempo. El peor, el de que “tenemos la mejor sanidad del mundo”, nos decían hasta que vimos que no era cierto y que el personal sanitario, escaso en comparación con otros países, se tenía que “proteger” (es un decir) con bolsas de basura y que no se les hacían PCR para no dales la baja. Eso sí, futbolistas y ministros se hacían pruebas día sí y día también porque son mucho más importantes para la marcha del país. Y así todo.

Mientras tanto, vemos pasmados cómo en China, donde empezó todo, la gente ya no lleva mascarilla y hacen vida normal. ¿Qué saben que no nos cuentan? ¿Lo controlan, como lleva sugiriendo el puro sentido común, con pruebas masivas cada vez que aparece un positivo? Hay algo que no encaja.

En España, en Europa, la segunda ola no viene, está aquí. Tenemos el agua por la rodilla y subiendo. No creo que haya otro confinamiento porque la economía no lo resistiría, pero recuerden que eso no quiere decir que la situación no sea gravísima. Cuídense, cuiden de los suyos, eviten situaciones de riesgo gratuito… Por favor, tengan mucha precaución.

martes, 20 de octubre de 2020

Fantástico proyecto para el barrio del Carmen

Infografía de cómo quedarán los caminos del barrio del Carmen. A mi entender, precioso y respetuoso con su historia y configuración.

Da gusto poder decir que algo que se proyecta en Lugo está bien pensado, tiene sentido y hasta es bonito. Lamentablemente suele ser excepcional, pero en esta ocasión el Gobierno Local ha acertado de pleno con el proyecto del barrio del Carmen, cuyos caminos se van a rehabilitar pero, a pesar de la costumbre en Lugo, se hará de forma razonable y poco invasiva.

El magnífico estudio del arquitecto Ramón Cabarcos, del que La Voz de Galicia publicó una generosa porción en varios extractos hace unos meses, es el guion a seguir para entender la película del Carmen. Un repaso al urbanismo, la sociedad, la economía y la vida de una burbuja residual de lo que Lugo debió ser hace decenios… e incluso durante siglos. Tengo el placer de contar con un ejemplar del estudio, si bien tengo que reconocer que todavía no lo he podido leer (entre otras cosas porque estoy con reformas en casa y quedó allí encerrado con los demás libros, esperando volver a ver la luz) pero sí me encantaron los artículos que salieron en el periódico y cuya filosofía comparto plenamente.

Me preocupa enormemente este barrio. Creo que puede ser la mejor zona de Lugo para vivir, por ubicación, por vistas, por ese ambiente rural que todavía tiene a pesar de estar a un tiro de piedra de la Muralla, pero precisamente por eso mismo entiendo que los grandes promotores tienen su vista puesta en él.

He visto planes para “urbanizar” el Carmen que son un auténtico atentado al buen gusto, convirtiéndolo en una zona anodina, en una avenida más de las que puedes encontrar en cualquier ciudad, y a la que sólo le faltaría plantar palmeras para ser lo más anodino e impersonal del mundo. Se ideó una gran avenida que atravesaría lo que hoy son huertas y zonas verdes, flanqueada por edificios de viviendas de nueva planta. Una sosería que no me parece razonable para la última zona con personalidad propia que nos queda por cargarnos.

En cambio la propuesta que presentó Lara Méndez es, a falta de otra palabra mejor para definirla, perfecta. Una intervención mínima en los caminos tradicionales, una iluminación a ras de suelo elegante y que genera poca contaminación lumínica, una rehabilitación de muros perimetrales que respeta los trazados tradicionales, construcción de cercas de madera para enlazar con el Camino Primitivo… Vamos, lo que viene a ser una actuación conservadora que mantiene la personalidad de la zona y la puede convertir en el homenaje al campo que, como ciudad rural que somos, se le debe.

Hay que felicitar a la Alcaldesa y desearle que en el futuro este proyecto cristalice y que sea ejemplo para muchas otras intervenciones en la ciudad, a ver si nos quitamos ese complejo paleto de necesitar “haigas” y que destrozó maravillosos lugares como San Marcos o la plaza de O Cantiño para convertirlas en… bueno, en lo que son ahora.

lunes, 19 de octubre de 2020

Cada vez menos trenes

 

Los escasos trenes que llegan a Lugo son cada vez menos que antes. Vamos hacia atrás.

Hay noticias que, si las relacionas, te dan una perspectiva más realista de lo que sucede. Con la cuestión del tren en Lugo pasa lo mismo.

Por un lado vemos que RENFE no hace más que suprimir servicios al haber “poca demanda”, claro que si para ir de Lugo a Coruña sólo hay dos trenes (uno a las 8:24 y otro a las 21:34) que tardan casi dos horas (1:52 el primero y 1:41 el segundo), y para hacer el trayecto inverso también existen únicamente dos opciones (uno, para madrugadores, a las 6:38 y otro por la tarde a las 19:30) y son más lentos aún (1:47 y 1:56 respectivamente) uno se explica con cierta facilidad el motivo de la “baja demanda”.

A Madrid pasamos de tener cuatro trenes diarios a uno solo, el Alvia de las 11:10 que llega allí a las 17:56 partiéndote la mañana y la tarde en ambos sitios. Para hacer el recorrido inverso hay dos (será que viene más gente de la que va) a las 13:00 y a las 14:57.

Y luego les extraña que usemos el coche o vayamos en el autobús.

En Lugo habíamos vivido un atisbo de esperanza cuando se lograron los aumentos de frecuencia con la capital de España, aunque siempre estuvo pendiente el tema de las cercanías, que aquí son casi inexistentes, y ahora más.

Pero les hablaba de más noticias. El señor Losada, delegado del Gobierno en Galicia, afirma que el AVE llegará en el plazo fijado (le quedan dos meses y medio porque dijeron 2020), pero a Lugo ya no lo mencionan. Hablan de “Galicia”, como también hicieron desde los gobiernos de Rajoy, que dieron por perdida la conexión con Lugo algo que, si les soy sincero, me preocupa bastante poco porque ni voy tanto a Madrid ni creo que necesitemos un tren tan caro para hacer ese trayecto mientras seguimos sin poder optar a viajar a Santiago en ese medio.

El tercer titular es el de los avances para la Intermodal, en que se van a sacar de la manga una modificación por la puerta de atrás de la normativa urbanística para desproteger un edificio que habían clasificado “por equivocación” (¿se lo cree alguien?, ¿en serio?) para poder perpetrar el disparate mayúsculo de construir una mega estación de trenes a la que no llegarán trenes, el típico proyecto para entretenernos mientras nos toman el pelo descaradamente.

Estas tres noticias, vinculadas, hacen una foto realmente absurda: no hay viajeros, por lo que no hay trenes, pero habrá un mamotreto de hormigón para… nadie. Cifrar las esperanzas de que llegue el AVE o que vengan más frecuencias de trenes porque tenemos una gran estación es como construir un garaje climatizado para ver si se llena solito de coches clásicos y deportivos de alta gama: una necedad, de la que además somos cómplices.

Las entidades que aseguran velar por el futuro ferroviario de la provincia, y más concretamente la vergonzosa plataforma “Lugo, non perdas o tren”, calla como una meretriz (vamos a ser finos) mientras las administraciones se ríen en nuestra cara. Es lo que tiene vivir de subvenciones y patronazgos políticos, que cuando los que gobiernan son los mismos que te financian tienes que callarte o, como mucho, publicar tímidas notitas de prensa en que pides, con la gorra en la mano, si serían tan amables de ponernos algún tren, que ahora no tenemos casi ninguno. Eso sí, cuando le toca a “los otros” te rasgas las vestiduras y montas manifestaciones porque es un engaño a los lucenses. Y así todo. Aún recuerdo la “reunión” que mantuvieron con el responsable de Renfe tras la que anunciaron que se “mantendrían los servicios”. Pues ni eso, pero la respuesta es un clamoroso silencio.

Y así todo. Nos quedamos sin trenes pero nos harán “una gran estación”, con esa mentalidad paleta que hizo que construyeran el absurdo puente blanco, el MIHL o tantas otras obras públicas en que se han despilfarrado millones y millones de euros que nos venían muy bien para convertir esta ciudad en lo que debiera ser pero que, por ineptitud, por ignorancia o por maldad no han sabido o no han querido hacer.

Y seguimos para bingo, con más proyectos absurdos que no servirán para nada pero que quedan muy bien en los titulares (o eso parece, al menos) como el edificio de madera en casa de Cristo, las caldas “ecológicas” de agua del grifo calentada con una caldera, la reconversión en perrera de un matadero en que ni siquiera hay terreno para que los pobres animales salgan a pasear, o la construcción de nuevas urbanizaciones en una ciudad con barrios enteros que se caen en pedazos semiabandonados.

Alegría, paga Juan Pueblo. Y no sólo paga sino que aplaude con las orejas.


viernes, 16 de octubre de 2020

No todos son ''okupas''

En un país como el nuestro, que funciona a golpe de titular y de palabras grandilocuentes que no siempre están respaldadas por la realidad, se nos traslada cada poco tiempo un nuevo caso de “okupación”, un “palabro” milenial de esos que viene a reflejar una difícil realidad: la de que hay gente sin vivienda que entra en la ajena para poder sobrevivir… a veces.

El primer punto que hay que aclarar antes de entrar en materia es que no todas las ocupaciones son “okupaciones”. Sé que suena raro, pero de la confusión nacen muchos problemas. Para centrar el debate, ocupar una vivienda es exactamente eso: entrar ilegalmente a vivir en un hogar ajeno, independientemente de que sea primera, segunda o decimoquinta vivienda de los propietarios, que para eso lo son.

Pero hay otras situaciones que se nos venden con el mismo titular pero que no son tales. Cuando hay un problema de un alquiler que se deja de pagar entiendo yo que no podemos hablar de ocupación, sino de impago de rentas que, aunque para el propietario la consecuencia es similar, en realidad es un caso diferente. Para empezar porque el destino del inmueble ya no era el uso y disfrute del dueño, que lo tenía puesto en alquiler, y para seguir porque no hay una violencia en la entrada a la vivienda. Con esto no pretendo justificar el tema ni muchísimo menos, no me entiendan mal (ya estoy oyendo los respingos de “pero éste qué dice, ¿le parece bien que se deje de pagar el alquiler?”), sólo estoy diciendo que no es lo mismo eso que una ocupación.

Incluso dentro de estas últimas podemos establecer categorías también. No es lo mismo violentar la puerta de una vivienda de una persona que está hospitalizada (todos hemos visto casos de estos en el telediario) y, además de robarle sus enseres, quedarse allí a residir por las bravas, que entrar en una casa abandonada y usarla como vivienda. Vuelvo a lo de antes, no estoy apoyando lo segundo, sólo estoy situando un poco las cosas.

El desalojo de viviendas ocupadas, las de verdad, tiene que ser inmediato. Es inadmisible que una persona no pueda entrar en su propia casa porque alguien se la ha robado, literalmente hablando. Un simple título de propiedad ha de ser respaldo suficiente para disponer de tu casa y hacer con ella lo que te venga en gana, que para eso es tuya. Y no, no creo que “es que es una segunda vivienda” valga como excusa, que si la ha comprado es porque ha podido y ha querido (otros que también podían quizá se lo han gastado en tabaco o en irse a Cancún de vacaciones).

Evidentemente no es tan fácil. Los profesionales de la ocupación suelen ser muy listos. Se inventan un contrato de alquiler, que tienen allí guardado para sacar cuando viene la policía a echarlos, con lo que al propietario sólo le queda la vía judicial: denunciar que el contrato es falso, ir a juicio… y esperar los meses (o años) que la lenta, lentísima justicia de este país tarda en resolver cualquier cosa. Esta táctica es muy sencilla de resolver, pero nadie está muy por la labor.  Es tan simple como modificar la ley para decir algo como que “se considerará que no tienen efectos los contratos de alquiler que no estén registrados con el consentimiento fehaciente de propietario e inquilino, y cuyas fianzas no estén depositadas en la Cámara de Comercio”. Esto tendría dos efectos positivos: el primero es que daría seguridad jurídica a las partes, ya que ambos tendrían pruebas de las condiciones del contrato, y la segunda es que afloraría mucha economía sumergida en forma de alquileres no declarados, que nos conocemos.

Con esa sencilla medida evitaríamos tener que demostrar la invalidez de un contrato falso porque si no está registrado lo es automáticamente, así que nos quedaría ver qué hacemos con los demás casos. El de la persona que está de alquiler, pero por circunstancias no puede pagar la renta es el que más me preocupa, porque si bien entiendo que a todos nos puede pasar algo así (la vida da muchas vueltas) también es cierto que quien está percibiendo la mensualidad a lo mejor depende de ella para vivir o para pagar los gastos de esa misma vivienda, así que no es tan sencillo. No todos los propietarios son fondos buitre y malvados especuladores. El seguro de inquilinato es una de las opciones, ya que, aunque sube algo el precio de la renta, da garantías al propietario de que va a cobrar al menos una parte importante de la deuda. Por ahí podríamos tener una solución, o en un tipo de “fondo público de garantía” para las rentas siempre que la vivienda cumpla con unos mínimos de habitabilidad y unos precios máximos de alquiler por metro cuadrado… haber hay vías.

¿Todo esto es una justificación de las “okupaciones” pata negra? ¿Estoy diciendo que si una persona sin recursos puede entrar alegremente en una casa abandonada a vivir? Pues sinceramente, aunque no apoyo que esa sea la solución, sí es cierto que no lo puedo condenar tajantemente. Recuerden que hablamos de casas abandonadas, no simplemente “vacías”. Tal vez en esto soy más comprensivo porque conocí el caso de un hombre que vivió muchos años en una casa abandonada. No molestaba a nadie, tenía la casa razonablemente cuidada y nadie le dijo nunca nada, quizá porque ni siquiera se sabe a día de hoy de quién era el inmueble. Nada que ver con otros casos que vemos de gente que está cobrando sus prestaciones, que utiliza coches de alta gama y tiene móviles de 400 euros, que crean problemas de convivencia en toda la zona, y que están metidos en casa ajena porque les es más cómodo que pagar un alquiler…

En fin, es un tema complicado, con muchas variables, y hoy sólo pretendía transmitirles una idea: que no todos los casos son iguales y que, si bien es lógico defender la propiedad del dueño del inmueble que para eso lo ha pagado, no se puede tratar de la misma manera a quien rompe una cerradura para entrar en casa ajena que al que se retrasa dos meses en el pago del alquiler porque se ha quedado en paro. Las circunstancias son diferentes y las soluciones también.


jueves, 15 de octubre de 2020

¿El viejo matadero como protectora? No lo veo, la verdad

Más allá de las pintadas, el espacio no parece el más adecuado para una Protectora y además está hecho polvo...

El viejo matadero, situado en Nadela cerca de la EDAR, no vale para nada. Sé que suena radical e incluso extraño viniendo de alguien que está obsesionado con el reciclaje de edificios, pero es lo que hay. Se cae en pedazos y estamos hablando de un edificio que realmente no tiene valor alguno, una nave de fábrica corriente y moliente cuyo mejor destino puede ser la piqueta.

El estado del edificio es lamentable. Está arruinado, lleno de pintadas (por cierto, algunas me parecen preciosas pero ese es otro tema) y lo que es peor, con las instalaciones hechas polvo.

En una ciudad que deja caerse en pedazos el Cuartel de San Fernando se nos dice que el viejo matadero será rehabilitado para albergar a la Protectora de Animales, cuya actual ubicación es insostenible porque por lo visto afecta a un regato o algo por el estilo.

No soy yo sospechoso de ser contrario al bienestar de los pobres animales que la perrera alberga, comiéndose uno de los marrones más vergonzosos que, como sociedad, generamos, pero sinceramente el traslado al viejo matadero no me parece solución por varios motivos.


El primero es que el espacio es ciertamente limitado, además de que la distribución no es la más acertada para una instalación como esa. Por grande que nos parezca el matadero, no crean que lo es tanto si hablamos de cientos de canes que tienen que vivir allí. Por otra parte, no tengo muy claro que la cercanía a la EDAR sea el mejor ambiente del mundo, entre otras cosas porque hace un ruido bastante considerable como para estar allí todo el santo día. El tercer argumento sería el económico. Antes de meterse a comprometerse a ideas que pueden resultar peregrinas (como las muy anunciadas y comprometidas ampliaciones de la actual Protectora que jamás se pudieron llevar a cabo a pesar de haberse rentabilizado políticamente una y otra vez) lo suyo sería hacer un estudio técnico que nos diga si sale más rentable aprovechar el edificio o tirarlo y hacer uno nuevo.

En el caso de que, como sospecho, sea menos costoso empezar de cero que aprovechar un espacio sin valor intrínseco alguno, tal vez la ubicación no sea la más acertada. A eso es a lo que hay que dar una vuelta.

Por último, aunque sé que suena raro sobre todo viniendo de alguien tan poco dado a estas cosas como yo, lo de llevar a los perros a un sitio donde se sacrificó a tantos animales me da un poco de reparo. Sí, ya sé que se puede interpretar como lo contrario, como que se lleva la vida a un sitio donde hubo mucha muerte, pero no lo veo… No soy de “energías” ni esas cosas, ni pienso que vaya a haber un poltergeist perruno que nos toque las narices, pero francamente, siento inquietud por esa acción. No es explicable, no es lógico e incluso les diré que me resulta un pelín vergonzoso reconocerlo públicamente, pero estamos en confianza ustedes y yo después de tanto tiempo.

Creo que deberían darle una vuelta a la idea.

miércoles, 14 de octubre de 2020

La (inexistente) transparencia de las (muy subvencionadas) asociaciones lucenses

Por no variar el gran Forges ilustró la triste realidad

La Ley de Transparencia, vigente desde el año 2013, es probablemente una de las menos cumplidas de este país, en que la diarrea normativa se ciñe a la emisión de textos bienintencionados pero a los que casi nadie hace caso.

Aunque nació pensada para las administraciones públicas, también se aplica a las entidades privadas que perciban durante el ejercicio determinadas ayudas o subvenciones, estableciéndose dos baremos: que dichas ayudas (sumadas) pasen de 100.000 euros o que, sin llegar a esa cifra, sean de más de 5.000 y supongan al menos el 40% del presupuesto de la entidad.

¿Qué obligaciones tienen estas entidades? Pues bastantes. Desde la publicación de datos institucionales como organigramas y demás, hasta los económicos, que suelen ser los más jugosos, donde han de reflejar contratos, convenios… y las cuentas anuales de la entidad con cierto grado de detalle. Ahí es donde está la madre del cordero.

Se han de detallar las cuentas, y, específicamente, “las subvenciones y ayudas públicas concedidas con indicación de su importe, objeto o finalidad y beneficiarios”. Esto, que se puede interpretar como que incluye únicamente el dinero, también puede entenderse que abarca cualquier tipo de colaboración, sea económica o en especie (todos tenemos en la cabeza asociaciones de Lugo que reciben ingentes recursos públicos en forma de cartelería, material, carpas, sillas…). En cualquier caso no se cumple ni para una ni para otra cosa.

El resultado habitual en las asociaciones de Lugo

Si partimos de la base de que casi ninguna administración pública respeta esta normativa, es complicado que se pueda exigir a los particulares, sean asociaciones o no, que sigan esa ley, pero precisamente creo que es al revés. La sociedad civil, a la que tanto se nos llena la boca diciendo que “los políticos” son tal cosa y tal otra, debemos ser los primeros en dar ejemplo y servir de contrapeso a ese poder, y ponerlos colorados diciéndoles “oigan, yo con pocos recursos tengo las cuentas publicadas en la página web y ustedes pasan de todo”.

¿Qué tienen que ocultar? ¿Dónde están esas grandes cantidades de dinero que se mueven a través de “colaboraciones” públicas? Ya no les digo que entremos a ver al detalle dónde va cada euro (aunque entendiendo que son nuestros euros sería lo suyo) pero al menos podían tener la decencia de que podamos saber cuánto reciben de nuestros impuestos. Es un comienzo.

He visitado las páginas de varias organizaciones de todo tipo y sólo he visto una que ponga sus cuentas en la web: ASPNAIS. Sí, podrían estar más detalladas, es cierto, pero al menos podemos saber que de sus 1.960.093,83 euros de ingresos del año 2018 recibieron de subvenciones 84.517,68, que la verdad es que no es gran cosa. Tienen a mayores plazas concertadas con la Xunta, que son otra forma de sostener a la organización, pero insisto todos podemos ver esta información.

ASPNAIS, una honrosa excepción que sí publica sus cuentas.

La transparencia se ha convertido en uno de esos términos fetiche que todo el mundo asegura que respeta y sigue pero que en realidad nadie cumple. ¿Para qué? Si les encanta hacer justo lo contrario de lo que predican y nadie les pide cuentas ni les echa en cara sus contradicciones… Así nos luce el pelo, y todos somos cómplices.

Es vergonzosa la inacción privada y la pública. Es intolerable que las normas sólo las cumplan cuando les apetece. La información es la primera piedra para construir una sociedad libre porque sin saber de qué hablamos es complicado que podamos trabajar más que sobre supuestos. Y eso sin mencionar que es una verdadera fuente de corrupción y de desvío de dinero público a los bolsillos de los receptores finales.


martes, 13 de octubre de 2020

Un buen San Froilán (dadas las circunstancias)

Algunos de los grupos que participaron en las fiestas de este extraño 2020

Se acabaron estas extrañas fiestas de San Froilán, en las que el irregular tiempo otoñal hizo que hubiera afluencia en las calles día sí, día no, pero que mantuvieran cierto ambiente festivo.

Hay que felicitar al Gobierno Local, y especialmente a la Concejala de Cultura, Maite Ferreiro, por el resultado. Si les digo la verdad, no me lo esperaba, y una mala interpretación por mi parte del anuncio de los conciertos hizo que pensara que iban a concentrar a 1.000 personas por espectáculo pero en realidad esa cifra era la que calculaban diariamente para los seis escenarios. Cuando uno se equivoca creo que debe reconocerlo, y ella tenía razón y yo no al organizar esos conciertos.

No me convence esa idea de desperdigar los escenarios por toda la ciudad, pero incluso ahí creo que, a la vista de la situación que vivimos, tampoco fue una mala idea porque se evitaba que la gente se aglomerase en un área concreta, así que, siempre que se entienda como algo excepcional y no como un precedente para convertir el San Froilán en una serie de actos repartidos por todas partes, me parece que han acertado.

Las fiestas han sido extrañas, claro que sí, pero es que el día a día también es extraño. Sin embargo las cosas se han hecho bien. ¿Ha habido fallos? Sí, claro que sí, por ejemplo con el sistema de reservar las entradas por internet y después dejar entrar a los que estuvieran en la puerta en los últimos 15 minutos. En mi opinión la idea no es mala en sí misma, porque no tendría lógica mantener sillas vacías con gente queriendo entrar, pero ya sabemos que el “gratis total” hace que algunos desaprensivos reserven las entradas “por si acaso” y luego no vayan, haciendo la pascua a quienes sí tenían intención de acudir. Ahí es donde puede estar el fallo... pero no deja de ser un error bastante menor así que simplemente tomemos nota para futuras ocasiones.

En todo caso, si hacemos caso de lo que dijo el Doctor Cavadas el otro día en la tele, nos quedan un par de años de San Froilán extraño, así que como andanada inicial no ha estado nada mal. El esquema parece razonable y quizá sea el que hay que adoptar de aquí en adelante, hasta que acabe toda esta situación o al menos se controle hasta cierto punto, en todas las fiestas que nos vienen: actuaciones de aforo reducido, en pequeñas dosis.

Por cierto, la crítica de “ya veremos dentro de diez o quince días las cifras de contagiados para ver si es verdad que se hicieron bien las cosas” no me vale. Si a estas alturas necesitamos que venga la policía a hacer que nos separemos a una distancia razonable o que usemos mascarilla es que no nos hemos enterado todavía de gran cosa. Vale que sí, que hay mucho desaprensivo y que es normal que la autoridad vele por el cumplimiento de las normas, pero oigan, empecemos por nosotros mismos.

Dicho de otra forma, tenemos que asumir cierta responsabilidad particular, aunque eso no impide reclamar presencia policial y sanciones a quienes incumplen. Lo de retirar la licencia a los bares que se salten las restricciones me sorprende viniendo del presidente de una asociación de hostelería, no porque tenga que defender a sus asociados incluso cuando no tienen razón (que no debe hacerlo) sino porque debería saber que si no hay una norma que respalde esa retirada de licencia no se puede hacer tal cosa. Hay, hasta donde yo sé, sanciones e incluso podrían obligarse a llevar a cabo clausuras temporales, pero la licencia… eso es otro tema. Quizá lo entendí mal y propone cambiar la normativa.

En resumen, para la situación que vivimos han sido unas buenas fiestas. Ha habido música por las calles, ha habido pulpo, hemos tenido cabezudos y trajes regionales. Hasta hemos disfrutado de buen tiempo algún día suelto y se vio una razonable animación. Con la que está cayendo, no está nada mal. Reitero mi felicitación al Gobierno Local.

viernes, 9 de octubre de 2020

¿Otra ordenanza cívica? No, no vale de nada

Manifestación de Lugo sen Mordazas (Foto de Óscar Bernárdez), una plataforma con la que sorprendentemente estoy de acuerdo en los fines (no tanto en otros aspectos).


¡Hay que hacer algo!”, es el grito de guerra cuando hay un suceso que llama la atención, y últimamente estamos servidos en Lugo, tanto en el casco histórico como en otras zonas de la ciudad, si bien es cierto que en el centro llama más la atención porque es el barrio de todos.

La agresión que sufrió un trabajador del Círculo de las Artes el otro día se suma a la lista de problemas que vivimos en el día a día, y aunque quizá no han aumentado en número sí se han trasladado de horario. Lo que antes pasaba a las tres de la mañana, cuando mucha gente duerme y no se entera de nada, ahora sucede a plena luz del día y claro, canta más.

La reacción no se ha hecho esperar, y ya hay quien plantea retomar la “ordenanza cívica” que afortunadamente quedó aparcada en un cajón porque era un disparate mayúsculo y una aberración normativa de la que escapamos por un pelo. Pensar en volver a las andadas es una sandez, principalmente porque no hace falta.

Para quienes piensen que es necesaria, ¿acaso creen que agredir a un empleado del Círculo es “legal” si no lo prohíbe el Ayuntamiento? ¿Piensan que saltarse las precauciones sanitarias, obligatorias para todos, ha de ser recogido en una Ordenanza para que sea “más efectivo”? ¿Pretenden impedir que la gente joven se siente en las escaleras de la Plaza de España? Si les parece después aprobamos un código de vestimenta y un peinado estándar para los lucenses y así nadie va con “malas pintas”.

No soy anarquista, ni de lejos, soy liberal que no es lo mismo. Eso quiere decir que respeto la libertad de cada cual con el límite que impone el respeto a la de quien está a tu lado. Esto se traduce en que me parece bien que existan normativas de obligado cumplimiento que ordenen razonablemente el comportamiento personal porque al final vivimos en sociedad y hay que adaptarse a eso… pero esas normas han de ser de mínimos, y han de cumplirse, que es lo importante.

De nada nos sirve aprobar larguísimas parrafadas si no se respetan. La diarrea normativa que vivimos, contando además con varios niveles de poderes con capacidad de organizar nuestras vidas (municipal, autonómico, nacional e incluso europeo) no se convierte automáticamente en un mayor “orden social”, sino todo lo contrario. Hay semejante lío montado que nadie tiene muy claro lo que se puede y no se puede hacer, y todos tenemos la sensación de que en cualquier aspecto de nuestras vidas nos pueden sancionar por hacer una cosa o por la contraria agarrándose a una línea poco clara de un farragoso artículo de una norma medio olvidada. Y si no miren la que se ha liado en Madrid, donde están como pollos sin cabeza y la parafernalia del encuentro entre Sánchez y Ayuso, en que había más banderas que en la ONU, sólo era una patraña parecida a esas que representan algunos matrimonios que se venden como felices y exitosos pero que, una vez cerrada la puerta de casa, se odian.

En Lugo pasa algo parecido. Hay normas, a punta pala, tantas que las hay contradictorias. Apenas hay comportamiento que no esté regulado y tasado por la todopoderosa administración, pero no se hacen cumplir, y así estamos, bramando que “hace falta hacer algo” pero cifrando ese “hay que hacer” a lo que sale políticamente rentable: proponer una Ordenanza, una nueva norma, otra más.

Es una idiotez. Lo que necesitamos es que la Policía patrulle, y a poder ser a pie. Que estén por la calle y que cuando se vea un comportamiento sancionable se sancione, y no se mire para otro lado porque “eran muchos en el botellón y nosotros sólo éramos 2”, cosa que ya ha pasado en esta ciudad.

Ah, y por cierto, no sean melones, no sean racistas, no me vengan con que la culpa es de “los de fuera” (que es como se llama a los mulatos, negros y demás razas no caucásicas) porque sentarnos en las escaleras de la Plaza de España y hacer ruido lo hicimos todos en la adolescencia. No confundan churras con merinas ni agresiones con simples reuniones, por mucho que haya gente de países de “ritmos caribeños”. El racismo siempre se ha ocultado tras un manto de supuesta “racionalidad” que no es más que eso, racismo.

jueves, 8 de octubre de 2020

''Paseando por Lugo'', un magnífico blog sobre nuestra ciudad

 

Cabecera del blog "Paseando por Lugo" de Emilio Valadé del Río

Hoy les voy a hablar de otro blog, firmado por Emilio Valadé del Rio, una persona a la que no tengo el placer de conocer pero que a través de los artículos que dedica a nuestra ciudad en el diario lucense El Progreso se me antoja alguien muy interesante.

El señor Valadé ha recopilado en su página “Paseando por Lugo” los artículos con los que nos deleita periódicamente, y que son un compendio de curiosidades, información y una relación de amor con nuestro Lugo que se ve a veces tintada de sentimientos que van de la… no sé si decir “decepción” o “pena” en casos puntuales, a la esperanza, siendo más positivo que negativo.

El blog mezcla datos históricos con sensaciones personales, dándole un toque tan personal y tan íntimo que, sin haber cruzado palabra con Don Emilio en el mundo real, hace que uno se sienta cercano a su forma de ver la ciudad, con un agradable prisma.

Lugo necesita mucho de esto. De gente que vaya más allá de la actualidad diaria y corrija los puntos de vista, muchas veces excesivamente negativos o críticos que mantenemos algunos (y me incluyo, por no decir que me pongo el primero en la lista). Nuestra ciudad es una gran ciudad, y leer los Paseos por Lugo de Emilio Valadé hace que uno se reconcilie con una urbe llena de encanto y de historia.

Creo que los dos sentimos una pasión por Lugo similar, pero que enfocamos de forma diferente. Mientras Don Emilio es más positivo, y glosa sus virtudes y su pasado, con una mirada que en ocasiones echo de menos en mí mismo, yo me pongo del hígado viendo lo que se hace mal… pero no como una crítica a mi Lugo del alma, sino como la desesperación que me causa ver lo que podríamos ser y no somos por una terrorífica gestión que llevamos décadas padeciendo. ¿Qué habría podido ser de Lugo si estuviéramos en buenas manos? Probablemente sería la ciudad ejemplar que merece ser y que no es.

Tenemos un patrimonio histórico envidiable, un tamaño de ciudad perfecto que no necesita crecer en tamaño, sino en calidad, una situación estratégica fantástica para muchos ámbitos, una zona rural que otros matarían por poder disfrutar… y sin embargo no acabamos de despegar porque las metas políticas no son las acertadas y los proyectos se cifran a titulares cortoplacistas que no tienen una cohesión razonable.

Pero vuelvo a donde empecé, recomendándoles este blog de “Paseando por Lugo” para aprender más sobre nuestra ciudad, nuestro hábitat, nuestra historia y dando valor a todas y cada una de las piedras que durante siglos la han conformado. Es un ejercicio muy sano que nos permite apreciar más si cabe lo que tenemos.


miércoles, 7 de octubre de 2020

Novedades sobre los ERE-ERTE: ¿Se prorrogan? ¿Hay que hacer algo?...


Una vez más lo han logrado. Con la publicación del Real Decreto Ley 30/2020 han confundido todavía más a la gente introduciendo “nuevos tipos” de expedientes y liando las cosas hasta límites insospechados, aunque es cierto que esta vez el lenguaje es algo menos farragoso que anteriores capítulos de este apasionante culebrón por entregas. Las dudas con los EREs (“ERTEs”) son recurrentes y vamos a intentar abordarlas de forma sencilla y clara.

1.- ¿Qué expedientes se prorrogan?

Todos los de fuerza mayor que estén vigentes a día 30 de septiembre, es decir, aquellos a los que no se renunció incluso aunque todos los trabajadores hayan sido recuperados, quedan automáticamente prorrogados hasta el 31 de enero. No hay que hacer una solicitud nueva ni nada por el estilo salvo lo que veremos en el punto 3. Solamente hay que volver a pedir las prestaciones en el SEPE, pero ante la Autoridad Laboral (la Xunta) no hay que presentar nada.

2.- ¿Se pueden presentar nuevos expedientes?

Sí, y el procedimiento es exactamente el mismo que antes para los expedientes que se llamaban “por rebrote”. Si hay una obligación de cerrar o de reducir la actividad (por ejemplo con limitaciones de aforo) se puede tramitar un expediente por impedimento o por limitación, durante la duración de esas medidas. Es decir, estos expedientes no durarían hasta el 31 de enero sino sólo mientras haya esas restricciones.

Estos nuevos expedientes pueden referirse a cualquier actividad cancelada o limitada por la administración. Nada más… y nada menos.

3.- ¿Qué es la pertenencia a la “cadena de valor”?

Los expedientes prorrogados de que hablábamos en el primer punto ven reducidas o anuladas sus exoneraciones en las cotizaciones, salvo que pertenezcan a uno de los sectores que el Gobierno de España ha considerado que tienen una “elevada tasa de cobertura” y una “reducida tasa de recuperación”. Esas empresas mantendrán una serie de reducciones que se aplicarán automáticamente sin necesidad de solicitud ni trámite por su parte.

Para las empresas que no estén en esos CNAE pero sí dependan directa o indirectamente de las anteriores, dichas reducciones no son automáticas, y hay que solicitar a la Autoridad Laboral (la Xunta de Galicia) el reconocimiento de estar en ese caso entre los días 5 y 19 de octubre de 2020. Para eso se ha habilitado un procedimiento en la sede electrónica (el TR820Y), pero ojo, no hablamos de nuevos expedientes, sino solamente de los que ya estaban vigentes el 30 de septiembre y estaban en vigor, por lo que han sido prorrogados.

4.- ¿Se puede prorrogar un expediente ETOP?

Ésta es una de las novedades que introduce el Real Decreto Ley 30/2020. Hasta ahora no era posible prorrogar los expedientes por causas económicas, técnicas, organizativas o de producción (llamados ETOP) pero los que finalicen a partir del 30 de septiembre sí pueden “estirar” sus efectos siempre y cuando haya acuerdo entre empresa y trabajadores.

Para tramitar estos casos también se ha habilitado un procedimiento administrativo en la sede electrónica, el TR820Z.

martes, 6 de octubre de 2020

Luces festivas... ¿sí o no?

Magnífica foto de Jesús Burgo de uno de los árboles de luces instalados en Lugo por Navidad.
¿Qué pasará este año?
 

Es raro que escriba sobre algo sobre lo que no tengo una opinión firme, y más cuando se trata de un tema tan crítico como el del alumbrado festivo de nuestra ciudad, tanto en San Froilán como en Navidad. En estas fiestas patronales (o “no fiestas”) no se ha instalado luz alguna y no me veo con ánimos de criticar una decisión que ha debido de ser difícil.

Por una parte me parece que es una pena no ponerlas porque aunque no tengamos fiestas comprendo que hay quien desea tener una iluminación a modo de recordatorio, y por otro me parece un despilfarro y una invitación a la imprudencia que no debemos hacer. En todos estos temas el mensaje es contradictorio y la estrategia confusa. ¿Podemos hacer conciertos? ¿Ponemos luces? ¿Vamos de pulpada a los locales? Quizá la clave no sea si podemos hacer todas esas cosas sino cómo las hacemos.

Lo que tenemos que evitar a toda costa es la masa, el gentío, la aglomeración… La lógica parece indicar que se pueden hacer pequeñas actividades en grupos razonablemente controlables… hasta que recordamos que las reuniones familiares son uno de los focos que más preocupan a los expertos, probablemente porque dentro de la intimidad del hogar se violan todas las precauciones habidas y por haber. Pero en el día a día, en la actividad cultural, comercial y hostelera, en el momento de buscar el sustento de las familias, ¿qué opciones tenemos? Pues parece, con toda la precaución, que hay que hacer las cosas en grupos pequeños y aun así no bajar la guardia: mascarillas, geles, distancias…

¿Volveremos a confinarnos y acabaremos definitivamente con toda posibilidad de supervivencia económica? Pues por lo que se ve esa solución se va a restringir a los lugares donde haya más incidencia, donde el riesgo sea más grande, y el resto iremos tirando como buenamente podamos, cifrando nuestro futuro a la prudencia que cada cual tenga. Es una situación sin solución, o al menos sin una sencilla.

Entonces, y volviendo al principio, con este panorama ¿luces festivas sí o no? Pues en mi opinión el Ayuntamiento ha acertado no poniéndolas en San Froilán, ya que ese alumbrado sólo tiene lógica en un escenario de fiestas patronales “normales”.

La Navidad, sin embargo es diferente. El alumbrado de esas fechas ayuda a vencer la oscuridad natural de un horario de invierno más cerrado, en que a las seis de la tarde ya no hay luz natural, y además anima las compras en el comercio de las calles lucenses. Si en San Froilán tiene lógica olvidarse de las luces porque son sólo “decoración” sin más, en Navidad su objetivo se complementa con el comercial, y tal y como están las cosas cualquier ayuda es poca.

Habrá que valorar, eso sí, la situación económica del Ayuntamiento, las necesidades que hay de ayudar a quienes van a verse más perjudicados por esta situación y hacer una previsión a medio plazo, porque esto no se va a terminar en dos meses ni en tres. El dinero del alumbrado tal vez pueda necesitarse para otras cosas, pero también es posible que puestos a priorizar haya partidas de las que sacar esa financiación sin tocar unas luces que benefician a los pequeños negocios de Lugo.

Termino como empecé, sin una postura firme porque no lo tengo muy claro. En este momento es muy difícil tomar esa decisión y le deseo buen criterio a nuestro Gobierno Local. Nos hace falta a todos que acierten.