La Diputación colabora con el SPAM

Ayer recibí un amable correo electrónico del Presidente de la Diputación, en que se complace en invitarme a la inauguración de una exposición. Mira que majo. Aclararé que estoy dado de alta en los avisos culturales de la Diputación, así que imagino que no me lo envió él personalmente a mi, sino que la cosa viene de la lista de correos que usan para estas cosas. Ya me siento menos importante.

Lo que me choca un poquito es que en el mismo correo ponen a mi disposición los emails particulares de otros 100 interesados en el tema. Imagino que mi correo electrónico iría en el lote con los demás, incumpliendo no sólo la legislación vigente en cuanto a protección de datos, sino el más elemental sentido común.

Nunca he sido un paranoico del tema datos. Me importa bastante poco que me manden a casa publicidad, y menos aún si es publicidad enfocada hacia mi porque tienen un perfil psicosociosanitario que yo he dado voluntariamente. Si me mandan publicidad de cosas que me interesan, y a las que me he suscrito yo, bienvenida sea. Pero eso es una cosa, y otra muy diferente es que un organismo público haga circular alegremente mi email o mis datos a quien le apetezca porque he solicitado información sobre exposiciones y conciertos.

Las normas no siempre están para ser cumplidas, o eso deben de pensar algunos de nuestros próceres cuando no tienen la precaución de mandar un vulgar email con “copia oculta”, cosa que todos los que llevamos más de dos semanas usando el correo electrónico sabemos hacer.

La Diputación colabora con el SPAM, dando alegremente nuestros correos. Luego nos quejamos de que nos llenen el correo de presentaciones con gatitos, anuncios de viagra o cosas varias. Lo malo es que a ver qué administración persigue eso si son los primeros en hacer lo que les viene en gana. Por mi parte, una comunicación a la Agencia Española de Protección de datos creo que sería lo procedente en este caso. Veremos.