Los años pasan. Los problemas permanecen. Los ciudadanos esperan. |
El BNG hizo divulgó ayer su demanda de que se haga público el proyecto de transporte que la empresa adjudicataria de los autobuses urbanos tendría que haber presentado al gobierno municipal. Supongo que el corolario lógico sería decir “o que se haga público que se incumplió ese compromiso ante el silencio del gobierno local”, pero esto es de mi cosecha.
Rubén Arroxo recuerda que la empresa tenía un plazo de un año desde la firma del contrato, que se produjo a principios de 2016, y a día de hoy no se ha hecho público. Añade que su grupo tiene propuestas y sugerencias para el transporte urbano y que por eso necesitan que se conozca el proyecto que la empresa adjudicataria tenía la obligación de presentar.
El BNG pone el dedo en la llaga. Su postura relativa al tema de movilidad y humanización de la ciudad es más que razonable y coherente, teniendo como faro el exitoso modelo de Pontevedra y su incuestionable defensa del peatón, la bicicleta, el transporte público y la racionalización del vehículo privado (por ese orden). Arroxo nos recuerda acertadamente que el año ya ha pasado y que seguimos pendientes de saber por dónde y en qué horarios van a pasar los autobuses de Lugo.
Como suele suceder en Lugo con tantos y tantos temas, el problema del transporte no se ha enfocado utilizando el sentido común, sino el oportunismo y la propaganda política. Bandazos, acelerones y frenazos en el diseño del tráfico en Lugo no ayudan a que se pueda pensar en una verdadera red de transporte urbano pública, que adolece de muchísimos fallos que se podrían corregir prestándoles algo de atención.
La base para esto sería tener un plan de movilidad como Dios manda. Lo había y se pagaron por él bastantes miles de nuestros euros, pero está guardado en un cajón cogiendo polvo y no se le hace ni caso porque de hecho ya está desfasado por la realidad. Ni siquiera contempla las más recientes peatonalizaciones, que descoyuntan todo el sistema planteado en el documento, que ya tiene unos añitos (es de 2009 si mal no recuerdo).
Si no tenemos esa base, si no contamos con una primera visión general de cómo queremos que funcione el tráfico en Lugo, malamente podemos adaptar a dicha perspectiva la circulación de autobuses, y precisamente por eso no tiene el más mínimo sentido que hayan sacado a concurso el contrato de los buses urbanos sin una planificación ni un proyecto, que le han encasquetado a la empresa concesionaria para sacarse de encima el marrón de hacerlo ellos.
Curiosamente, y a pesar de que como les digo es la empresa la que tiene que hacer el proyecto, se desarrolló una gran campaña publicitaria en que la alcaldesa iba de barrio en barrio “recogiendo las demandas de los usuarios” para, una vez impresas y encuadernaditas, remitirlas a la empresa. Vamos, una forma de hacer ver que se hace sin hacer, táctica maestra que puede colar en alguna ocasión pero menos si se utiliza en todas. Aquí no se trata de coger un plano de Lugo y dibujar con rotuladores de colores, la cosa es bastante más compleja y me parece que no se afronta con la debida seriedad.
Incluso a un liberal como yo le sorprende que esas decisiones descansen sobre los hombros de quienes intentarán economizar lo más posible sus obligaciones, y creo que se ha partido de un mal concepto de “liberalizar”, que no significa “que la empresa haga lo que le apetezca”. Lo lógico habría sido sacar a concurso un servicio de transporte urbano ya diseñado, con sus paradas, sus frecuencias y sus horarios bien explicados para que las empresas puedan “pujar” por gestionar ese servicio con cierta garantía de saber con qué se van a encontrar. No es el caso.
Veamos qué pasa, aunque mi instinto me dice que las líneas serán parecidas a las de ahora solo que vendidas con más eficacia. Total, los anuncios los pagamos nosotros...
Rubén Arroxo recuerda que la empresa tenía un plazo de un año desde la firma del contrato, que se produjo a principios de 2016, y a día de hoy no se ha hecho público. Añade que su grupo tiene propuestas y sugerencias para el transporte urbano y que por eso necesitan que se conozca el proyecto que la empresa adjudicataria tenía la obligación de presentar.
El BNG pone el dedo en la llaga. Su postura relativa al tema de movilidad y humanización de la ciudad es más que razonable y coherente, teniendo como faro el exitoso modelo de Pontevedra y su incuestionable defensa del peatón, la bicicleta, el transporte público y la racionalización del vehículo privado (por ese orden). Arroxo nos recuerda acertadamente que el año ya ha pasado y que seguimos pendientes de saber por dónde y en qué horarios van a pasar los autobuses de Lugo.
Como suele suceder en Lugo con tantos y tantos temas, el problema del transporte no se ha enfocado utilizando el sentido común, sino el oportunismo y la propaganda política. Bandazos, acelerones y frenazos en el diseño del tráfico en Lugo no ayudan a que se pueda pensar en una verdadera red de transporte urbano pública, que adolece de muchísimos fallos que se podrían corregir prestándoles algo de atención.
La base para esto sería tener un plan de movilidad como Dios manda. Lo había y se pagaron por él bastantes miles de nuestros euros, pero está guardado en un cajón cogiendo polvo y no se le hace ni caso porque de hecho ya está desfasado por la realidad. Ni siquiera contempla las más recientes peatonalizaciones, que descoyuntan todo el sistema planteado en el documento, que ya tiene unos añitos (es de 2009 si mal no recuerdo).
Si no tenemos esa base, si no contamos con una primera visión general de cómo queremos que funcione el tráfico en Lugo, malamente podemos adaptar a dicha perspectiva la circulación de autobuses, y precisamente por eso no tiene el más mínimo sentido que hayan sacado a concurso el contrato de los buses urbanos sin una planificación ni un proyecto, que le han encasquetado a la empresa concesionaria para sacarse de encima el marrón de hacerlo ellos.
Curiosamente, y a pesar de que como les digo es la empresa la que tiene que hacer el proyecto, se desarrolló una gran campaña publicitaria en que la alcaldesa iba de barrio en barrio “recogiendo las demandas de los usuarios” para, una vez impresas y encuadernaditas, remitirlas a la empresa. Vamos, una forma de hacer ver que se hace sin hacer, táctica maestra que puede colar en alguna ocasión pero menos si se utiliza en todas. Aquí no se trata de coger un plano de Lugo y dibujar con rotuladores de colores, la cosa es bastante más compleja y me parece que no se afronta con la debida seriedad.
Incluso a un liberal como yo le sorprende que esas decisiones descansen sobre los hombros de quienes intentarán economizar lo más posible sus obligaciones, y creo que se ha partido de un mal concepto de “liberalizar”, que no significa “que la empresa haga lo que le apetezca”. Lo lógico habría sido sacar a concurso un servicio de transporte urbano ya diseñado, con sus paradas, sus frecuencias y sus horarios bien explicados para que las empresas puedan “pujar” por gestionar ese servicio con cierta garantía de saber con qué se van a encontrar. No es el caso.
Veamos qué pasa, aunque mi instinto me dice que las líneas serán parecidas a las de ahora solo que vendidas con más eficacia. Total, los anuncios los pagamos nosotros...
Vergüenza de ciudad:
ResponderEliminarhttp://www.lavozdegalicia.es/video/lugo/2016/05/24/estado-abandono-parques-infantiles-lugo/0031_2016054908029104001.htm
Es lo que nos queda. Pandilla de vagos. Hasta una cosa tan sencilla como los relojes de la pz de España y de la pz. de la Constitución siguen sin funcionar, y en uno de los casos lleva más de un año. Eso si, con la publicidad puesta.
ResponderEliminarY lo de los parques infantiles, pues otro tanto. Los van a arreglar a partir de julio, la mejor época, cuando los niños están en su casa a cubierto del frio y de la lluvia, y ningún padre los llevará a jugar.
De verdad que lo de este ayuntamiento es triste.
Alberto Lugilde