miércoles, 8 de julio de 2020

¿Es posible combinar descanso y ocio?

Dos de los bares latinos clausurados en Camiño Real. Si  se fijan en el cartel de "terraza abierta 2:00 - 2:30" verán el problema... en una zona residencial.
Foto: El Progreso


Estos días las noticias sobre los problemas que generan las alteraciones de convivencia son el pan nuestro de cada día. Estamos más en casa (incluso a pesar de que podamos salir) y eso se nota, hay más roces con los vecinos y la tensión, que no se acaba de disipar del ambiente, se traduce en que vayamos a peor. El cierre de un bar de Camiño Real, que tenía la música a la calle a todo trapo y unos jaleos de padre y muy señor mío, y la huelga de hambre de un lucense al que sus vecinos le hacen la vida imposible, con ruidos hasta altas horas de la noche todos los días, son los dos ejemplos de cabecera que tenemos hoy mismo en la prensa. Sobre el segundo caso poco les puedo decir, solo los que hemos tenido vecinos molestos sabemos lo que es la desesperación de tener que madrugar y no poder dormir por su culpa… Es un caso tan problemático que lo dejo para otro día y hablaré solo de los primeros.

Hace unas semanas la alcaldesa de Lugo, Lara Méndez, publicó un bando que permite a todos los bares montar terrazas frente a sus negocios, una medida que personalmente me parece un acierto y algo muy oportuno en este momento ya que por mucho que nos digan que podemos entrar en los locales a todos nos da yuyu, así que es la única opción para que sobrevivan esos bares. Pero claro, esto está generando quejas porque algunos locales no se conforman con sacar mesas a la calle, ponen los bafles a toda pastilla a lo que se añade que muchas veces los clientes hablan con un tono de voz tan discreto que sigues su conversación cómodamente tumbado en tu cama a dos manzanas de distancia (en eso el hostelero no tiene la culpa, claro está). Y si llamas a la policía local te dicen, por lo que me cuentan, que “es que tienen permiso”. Matizan que no para la música (aunque tampoco van para que la apaguen), pero sí para usar la terraza en su horario normal, que es hasta las tantas de la mañana por la semana y media hora más los fines de semana. ¿Cómo casamos eso con el descanso de los vecinos?

Son situaciones complejas en que chocan los derechos de unos y otros: el del descanso y el de divertirse, y se añade a este último el de trabajar para quien vive de esas terrazas. Difíciles de combinar, sobre todo porque aunque parece que lo lógico es optar por el descanso todos pensamos que hay “excepciones”. Precisamente esas excepciones son el problema, ya que cada cual aplica las suyas. Por ejemplo, durante las fiestas patronales medio Lugo se echó encima de los vecinos del parque de Rosalía, que recurrieron al juzgado para que el ayuntamiento aplique sus propias ordenanzas (que se saltaban a la torera) y poder dormir. Se les criticó principalmente por dos motivos: el primero es que “ya sabían dónde se metían cuando se fueron a vivir allí” y el segundo que son unos días al año y que no tendría sentido que el San Froilán pareciese la procesión de Os Caladiños. Ahí no vemos derecho al descanso y más en una zona de viviendas caras. “¡Que se jodan, que son unos días!” es el mantra cuando quien se quiere divertir es uno mismo. Del botellón ya ni hablamos, una costumbre bastante extendida pero que en Lugo no solo no se atajó sino que se promocionó socialmente (todos recordamos a un exalcalde “visitando a los jóvenes”), y que es difícil de cortar pero no imposible.

Pero si le damos la vuelta a la tortilla también es exagerado. ¿Acabamos con toda fiesta? ¿Todo concierto? ¿Toda verbena?... ¿Convertimos la ciudad en un monasterio? Quizá la búsqueda de un punto medio razonable sea la piedra filosofal, tan deseable como complicada de obtener. Yo mismo he organizado fiestas en la calle Obispo Basulto y me ha disgustado que un sábado nos obligasen a pararla a las 23:59, mientras veía que la Diputación Provincial de Lugo organizaba conciertos que empezaban a las dos de la mañana a la semana siguiente… Insisto, es difícil, incluso contradictorio, y también comprendo al técnico que nos redujo el horario con el argumento de que “si todos los sábados tenemos fiestas hasta las tres de la mañana…” aunque ahora las tengamos todos los días de la semana.

Hoy no les ofrezco soluciones, solo les planteo reflexiones. Quizá sea uno de esos problemas sin salida, en que hagas lo que hagas fastidias a unos u otros. Pienso en los asociados de Lugo Monumental que tienen pubs y en las limitaciones a la apertura que sufren mientras ven cómo otros locales exceden sus permisos sin problema. También veo a los bares que intentan sobrevivir como pueden en un momento terrible para ellos, pero que cumplen escrupulosamente con las ordenanzas y que están siendo criticados sin motivo… Es muy complejo.

Tal vez el camino sea sentarse a dar una pensada conjuntamente ¿Y si hacemos responsables a las personas que gritan de sus gritos? ¿Y si sancionamos a los que ponen la música en la calle hasta altas horas sin permiso? ¿Y si se deja que reabran en condiciones los pubs que están aislados convenientemente y que son los lugares donde se pueden montar las fiestas sin molestar a nadie? ¿Y si establecemos horarios razonables y los cumplimos?

Una reflexión conjunta es necesaria, hoy más que nunca, porque los nervios están a flor de piel y esto acabará mal.


3 comentarios:

  1. Creo que na túa reflexión xa das a solución, así que pouco máis podo facer que resumila:
    - Normas razoables e xustas. (Ademais, no tema do son a solución é doada xa que os valores son medibles)
    - Facer que se cumpran esas normas; aplicándollas a todos por igual.

    E agora pregunto eu... ¿Ata cando seguiremos sen querer abordar isto? (porque eu xa participei nunha comisión sobre a Ordenanza de Ruído fai case unha década e nada se fixo dende aquela)

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    Respuestas
    1. Aquella ordenanza era un disparate. De hecho desde Lugo Monumental hicimos tantísimas alegaciones y tan bien argumentadas que acabaron metiéndola en un cajón.

      Craso error, porque no se pretendía eso, sino hacerles reflexionar sobre que las normas no pueden ser una enciclopedia, sino de mínimos... y que se cumplan. Creo que en eso usted también estará de acuerdo por lo que ha puesto.

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    2. Sí, era un disparate. Nos tamén fixemos un montón de alegacións, que non serviron para nada ó quedar o tema conxelado.

      Pero á vista do desleixo e dos problemas recorrentes neste tema, se cadra vai sendo hora de facer unha Ordenanza con sentido e aplicala.

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