Foto de familia de los premiados y las autoridades de la gala Lucenses del Año 2020 Foto: El Progreso |
Organizados por el grupo El Progreso, se entregaron en Lugo el viernes los premios de Lucenses del Año 2020, aplazados, como tantísimas cosas, por esta larga situación sanitaria. Los premios se entregaron en una gala presentada por Paco Rivera y Sabela Corbelle, que tuvo lugar en el Eurostars Gran Hotel Lugo y fue extraordinariamente agradable (algo a tener en cuenta porque en estos actos es fácil caer en la monotonía).
La organización fue perfecta. Tuvieron detalles como
comunicar los asientos previamente por correo electrónico, con lo que se
evitaron las habituales aglomeraciones en la entrada para consultar el plano de
las mesas y la distribución de los invitados fue muy acertada, mezclando a
gente de diversos ámbitos, pero con cosas en común que hicieron de la velada un
grato recuerdo para todos. Y eso no es nada fácil.
En cuanto a los premiados, el nivel de excelencia de los que
recibieron los premios es tan poco discutible que, aunque nos genere a algunos una
sana envidia (nada es más bonito que recibir una distinción en tu propia
tierra), no hay celos posibles porque muy pocas personas tienen méritos para entrar
en esta constelación de estrellas locales.
Los premios se otorgaron por sectores y los merecidos titulares fueron los siguientes:
- Sonia Villapol (ciencia)
- DiegoAS (arte)
- Olga Novo (letras)
- Carmen Lence (empresa)
- Guido Álvarez (turismo)
- Rubén Blanco (empresa y deporte)
- Mariluz Abella (solidaridad)
- Abraham Cupeiro (música)
- Jorge y Pepe Coira (cine)
- Antón Sanjurjo y Teresa Astorgano, de Traxandaina (etnografía).
Hubo además un premio de honor que se otorgó, como no podía
ser de otra manera en este momento, a los servicios sanitarios que nos han dado
su esfuerzo y, en ocasiones, su salud e incluso su vida para atendernos en esta
pandemia. Lo recogió el gerente del Hula, Ramón Ares, en nombre del colectivo
sanitario.
Verán que no hay ningún representante político en el listado
ya que, como nos recordó Paco Rivera, desde su creación, los gestores de estos
premios tomaron la adecuada decisión de soslayar ese sector para evitar tener
que andar con compensaciones o temer represalias, que de todo hay…
Los premios son algo muy complicado de otorgar. Algunos
reconocimientos, como el que te dediquen el Día de las Letras Gallegas o una
calle en Lugo, se hacen únicamente a título póstumo, algo que personalmente no
me ha gustado jamás. Sé que es una forma de disuadir a los demás aspirantes de
tener celos (lo de tener que morirse primero hace poco apetecibles esas
distinciones) pero también es verdad que le quita toda satisfacción a la
persona a la que se quiere agasajar.
Pero precisamente por no temer ese juego de celos de “por qué ese sí y yo no” tan egoísta y
tan humano, El Progreso ha sido acertadamente valiente recuperando estos
premios que se comenzaron a dar a mediados de los años 60 y que desde 2007 no
se habían vuelto a otorgar. Es una enorme satisfacción ver que los lucenses
volvemos a sacar pecho y que reconocemos a los convecinos que tienen una
trayectoria destacada en su campo y que hacen patria de su ciudad.
Esperemos que se mantengan año tras año y que tengan como protagonistas a nuestros vecinos más destacados, que verán reconocida así su valía y su cariño hacia Lugo.
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