A la izquierda, la ubicación elegida para el monumento, sustituyendo esa fuente del Parque Rosalía Foto: El Progreso |
Volvemos de las vacaciones y vamos a empezar a retomar la actividad hablando de un tema polémico, que por cuestiones derivadas de la naturaleza humana son los que más nos gustan a todos.
La semana pasada el gobierno local anunció que iban a construir un monumento a Paula Alvarellos, nuestra anterior alcaldesa, fallecida este año, y justifican la decisión por la “demanda social” que hay para tal dedicatoria. No sé muy bien quién lo ha pedido, pero francamente, no lo veo.
No me entiendan mal, creo que Paula era una persona dinámica y muy trabajadora. Tenía una buena relación con ella y tuvimos varios encuentros a solas en que dejaba ver la persona tras el cargo y nos entendíamos razonablemente bien a pesar de las críticas que, como es lo suyo, le dirigía. Creo que heredó un papelón terrible de su antecesora, y que hizo todo lo que pudo para reconducir las cosas dentro de lo que podía, que no era mucho porque los contratos y los proyectos no son fáciles de reformar. Por ejemplo, en Santo Domingo logró ampliar la zona verde modificando el proyecto original que se cargaba los árboles y metía un carril por allí, aceptando el punto de vista que muchas organizaciones como Adega, el Colegio de Arquitectos y Lugo Monumental expusieron y defendieron. Con otras cosas como las Caldas o el carril bici no pudo hacer nada porque ya estaban ahí, pero sinceramente creo que intentó hacerlo bien. Quizá no eligió bien a personas de su equipo (las que podía elegir, que otras también las “heredó”), pero ella tenía disposición y actitud.
La muerte de Paula fue traumática por muchos motivos: por ser sorprendente, por las circunstancias (en un acto público), por su juventud… Nadie se lo esperaba y nos dejó a todos durante mucho tiempo descolocadísimos.
Sin embargo, y a pesar de lo dicho y el gran respeto que siento por su memoria, no entiendo el tema del monumento. Paula sólo pudo estar poco más de un año en la Alcaldía y durante este tiempo no pudo desarrollar gran cosa porque la administración es lenta y acepta mal los cambios.
Si su fallecimiento hubiera sido a causa de su actividad me parecería razonable, como un bombero que fallece rescatando a una persona de un incendio o un policía al que matan evitando un atraco. Se podría argumentar que la presión del cargo colaboró con el infarto que nos la quitó, pero es difícil de asumir esa explicación porque por esa regla de tres a cualquier persona que fallezca tras ejercer un cargo de responsabilidad se le podría aplicar la misma lógica.
Orozco, que fue alcalde quince años, no tiene ni placa, ni calle ni monumento. No soy yo su mayor fan ni mucho menos, pero creo que de hacer un monumento a un alcalde lo merece más él o, por supuesto, Tomás Notario, Vicente Quiroga o, sobre todo, Joaquín García Díez. Sin embargo viven, y en esta extraña sociedad nuestra es un demérito insalvable para hacerles homenajes.
La política es una realidad paralela en que se da más importancia a los colegas de profesión que al resto. No me cabe en la cabeza, por ejemplo, que Conchita Teijeiro tenga una estatua por iniciativa privada en la sede de ASPNAIS pero que no tenga un reconocimiento público que, lamentablemente, también llegaría tarde aunque aún viva.
Estamos en una surrealista dinámica que confunde los conceptos de “desgracia” y “mérito”. Paula falleció como Alcaldesa y eso fue un terrible acontecimiento que nos creó un trauma colectivo, pero no le otorga automáticamente la categoría de “monumentable”, e insisto, con todo el cariño y el respeto que le tengo, me parece una cuestión más política que otra cosa.
Comparto plenamente tu pensamiento. La crítica no va contra “el sujeto paciente”, en este caso, la difunta alcaldesa. Mi desacuerdo total y absoluto va, contra esa supuesta demanda pública. No pongo en duda la capacidad de gestión de Paula en el Concello, pero, en el poco tiempo que ejerció, imposible que pudiera llevar a buen puerto, cualquier proyecto. No tuvo tiempo.
ResponderEliminarMi voto por todo lo que suponga embellecimiento o simple mejora de estructuras, que son muy necesarias, mi rechazo a ponerles una etiqueta que polarice más la ya difícil convivencia partidista. No voy a entrar por tanto en establecer un ranking de posibles(y pendientes) reconocimientos . Pido simplemente apagar fuegos y, sobretodo, no encenderlos.
Completamente de acuerdo contigo, Luis. Lugo es deudor de muchas personas cuya labor edtá en vias del olvido. Bueno sería recordarlas. En cuando a esta respetable señora, haces un buen balance de su gestión, y nada más. Yo no formo parte de ese clamor popular.
ResponderEliminar