viernes, 12 de agosto de 2016

En Lugo toca seguir aguantándose las ganas

En una entidad del tamaño del Ayuntamiento de Lugo evidentemente hay circunstancias incontrolables. Por ejemplo, se puede idear un sistema de kioscos en que se integren los únicos baños públicos de la ciudad y pensar en que su gestión esté a cargo de una empresa cuyo personal esté formado por gente con alguna discapacidad, y así ayudar en su integración.

La idea por supuesto no es mala. Un puesto de trabajo sedentario no es lo más recomendable para muchas personas, pero precisamente para otras que puedan tener su movilidad reducida es perfecto, y además se colabora en la normalización de la vida de quienes tienen dificultades para acceder a otros empleos.

Los kioscos, que además tienen una acertada estética con reminiscencias de principios del siglo pasado, cuentan con baños públicos, los únicos existentes en su zona en algunos casos, de cuyo mantenimiento se encargaba el personal del chiringuito. Como encima son baños adaptados pueden prestar su función a gente que tiene más complicado ir a otros. Recuerdo siempre a mi abuela, que tenía ciertos problemas de movilidad repetir “Dios bendiga a quien puso aquí estos baños”.

Hasta ahí bien, el problema es que la empresa que se creó para este asunto se fue al tacho hace ya un par de años o tres (no recuerdo la fecha ahora mismo y si les soy sincero me da pereza buscarlo), lo que supuso cerrar tanto los kioscos como los baños anexos, y así llevamos una buena temporada.

En la Plaza de España hay una alternativa (no señalizada y por lo tanto bastante desconocida) con un horario concreto: el Ayuntamiento. El edificio municipal alberga la alcaldía y algunas dependencias más, entre las que están unos baños de acceso público que casi nadie sabe que existen. Sin embargo en Santo Domingo y la Plaza de la Milagrosa, ubicación de los otros dos kioscos existentes, no hay alternativa salvo la de acudir a los bares de la zona y colarse para usar sus baños.

Puede parecer un tema menor, no se lo discuto, pero oigan, si estamos debatiendo que el recientemente remodelado callejón de Santo Domingo es una cochiquera en que la gente va a vaciar la vejiga y que hay que multar a los guarros que hacen eso (cosa que me parecería lógica), lo suyo es dar alguna alternativa. “Váyase a su casa” no parece una de ellas.

Creo que tendría lógica pensar que si un servicio público (nunca mejor dicho) se pone en manos de una empresa privada, cosa que jamás discutiré, hay que poner cláusulas de rescate del mismo. Por ejemplo, una de las más obvias es que si por cualquier causa el servicio deja de prestarse durante x días el Ayuntamiento automáticamente pueda rescatar la concesión sin coste alguno y volver a adjudicarla o incluso poner personal propio a atenderla. De esta forma una contingencia como la que nos ocupa sería subsanada en cuestión de semanas en lugar de años.

También hay opciones alternativas. En Coruña, sin ir más lejos, hay unos baños automáticos que están muy bien y que no necesitan personal que los atienda. Los que les digo los vi instalados en el paseo marítimo, en un lugar bastante apartado y que imagino que no sería rentable para poner un kiosco o algo por el estilo. Son una especie de cabinas, como es tradicional en esas cosas, pero estos tienen la peculiaridad de que a pesar de ser automáticos y autolimpiables son gratuitos.

Evidentemente se pierde el servicio de venta de prensa y chucherías pero entiendo que si realmente hay demanda no habrá problema para que surjan puntos de negocio en la zona, como de hecho ya hay.

Es uno de los melones heredados por la alcaldesa. El año pasado se puso el tema sobre la mesa y el Ayuntamiento gobernado por su antecesor y compañero de partido (lo cual dificulta seriamente hablar de la “mala herencia recibida” aunque sea cierto) aseguró firmemente que “estaban nelo” y que esto estaba en vías de solución. La afirmación se hizo en marzo de 2015. Estamos en agosto de 2016 y seguimos esperando… salvo alguno que no puede aguantarse las ganas y nos ensucia las calles.

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