jueves, 22 de septiembre de 2016

Todos podemos ser héroes, y todos podemos necesitarlos

Pablo Ráez es un chico de 20 años de Marbella del que quizás han oído hablar aunque no le pongan nombre. Es el andaluz que fue diagnosticado de leucemia y que retransmitió al mundo su lucha contra la enfermedad y colaboró enormemente a que el número de personas que se ofrecen a ser donantes de médula aumentase espectacularmente. Yo entre ellos.

Los humanos somos así. Tenemos una conciencia adormecida en muchos temas porque es inabarcable colaborar con todo y sufrir por todos. Por mucho que lo intentemos nadie puede ser Superman y estar a todo, así que necesitamos estos toques de atención cada cierto tiempo para poner las cosas un poco en su sitio.

Siempre he sido contrario a los “días de”. El “día de la madre”, el “día del árbol”, el “día de la lucha contra la discriminación”... me parecían tonterías porque son actitudes que hay que mantener los 365 días del año y no solamente cuando lo manda una organización de acuerdo con las administraciones. Sin embargo reflexionando sobre el asunto te das cuenta de que no sobran, porque son recordatorios puntuales que a quienes están concienciados con los temas no les hacen falta, pero al resto sí.

No nos queremos más en Navidad, pero sí que nos gusta estar juntos en las fechas señaladas. ¿Es arbitrario? Por supuesto que lo es, pero no necesariamente malo siempre que te lo tomes con cierta dosis de proporcionalidad, como un toque de aviso de lo que es importante en el día a día.

Pablo Ráez ha puesto sobre la mesa un tema que es importante. La donación de médula no es ninguna tontería. El donante puede sufrir molestias de cierta consideración porque hay casos en que incluso te tienen que aplicar anestesia general para la extracción. No es lo habitual, por supuesto, pero en los casos más “benévolos” supone un trastorno de alguna importancia.

Sin embargo, ¿qué es sufrir un par de días de molestias si puedes salvarle la vida a alguien? De hecho, imaginen que una persona querida tiene un problema como el de Pablo... ¿No les parecería proporcional que una persona de Tarragona esté dispuesta a pasar un pequeño mal trago si supone salvar la vida de alguien a quien queremos? Pues esto funciona así, y si queremos que sean generosos con nosotros lo lógico es hacer lo propio.

La fundación del tenor José Carreras, quien sufrió en sus propias carnes la desesperación de no saber si aparecería alguien compatible o no, es, llamativamente, la que tramita el alta en el sistema nacional de donación de médula, y te lo ponen muy crudo. Nadie que lea la documentación que envían puede decir que no sabía que la cosa era complicada, pero insisto en que la posibilidad de devolver la salud a alguien bien merece la pena.

Además, hay que tener en cuenta algo muy importante. Para darte de alta solo te piden que escupas en un frasco. Con eso tienen material suficiente para conocer tu perfil genético o lo que sea que necesitan, y meterte en el ordenador. Solamente te llamarán para donar médula si eres compatible. Esto no es como lo de las transfusiones, en que donas y se guarda hasta que hace falta, aquí solo requieren tu pequeño sacrificio si hay alguien que necesita tus células, con lo que la donación es 100% útil.

Les invito a pensárselo seriamente. No les supone ningún esfuerzo apuntarse, y si les llaman, aunque no les haga mucha gracia el tema de las agujas (y a quién sí) tienen que pensar en que si han cogido el teléfono para contactar con usted es porque alguien es compatible y le puede salvar la vida. Literalmente hablando. Todos podemos ser héroes, y todos podemos necesitar héroes. Ésta es una forma de hacerlo.

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