miércoles, 7 de septiembre de 2022

Patrullas ciudadanas contra la ocupación o el fracaso de lo público

 Vecinos de Albeiros organizan patrullas ciudadanas.
Foto: La Voz de Galicia

Recoge La Voz de Galicia de hoy que los vecinos de Albeiros se movilizan y organizan patrullas ciudadanas para vigilar las calles contra la ocupación… una noticia tan escandalosa como preocupante, no por su iniciativa, que es más que comprensible, sino por su significado: no confían en las fuerzas del orden y, visto lo visto, puede que tengan algo de razón.

El problema de esa iniciativa es que es el caldo de cultivo de un problema más gordo. Supongo que serán inteligentes y que si pasa cualquier cosa se limitarán a llamar inmediatamente a la policía en lugar de intervenir ellos personalmente, porque de lo contrario el cristo que se puede montar puede ser importante.

La pérdida de la confianza en la administración es posiblemente el problema más grave a que se enfrenta nuestra sociedad. Las continuas noticias sobre arbitrariedades, delitos, corruptelas y demás hacen que la fe en lo público sea difícil de sostener, y achacamos al sistema lo que es un mero problema de utilización del mismo.

Que un concejal, un alcalde, un diputado o un ministro hagan lo que no deben no es excusa para poner en duda que necesitamos una estructura que organice la cuestiones comunes. Alguien tiene que hacer las carreteras y mantener abiertos colegios, hospitales y bomberos. El problema es que el sistema, en nuestro caso, parece diseñado para ser controlado desde las manos de unos pocos “elegidos”, que son los que llevan las riendas de los partidos políticos.

Esto hace que la política sea más relevante incluso que la realidad. Si un gobierno local, como ocurre en Lugo, niega la existencia de un problema como el de la ocupación, los afectados pierden toda su posible confianza no sólo en la organización que defiende tal disparate, sino en el sistema completo, que es lo que está pasando.

Eso explica que, entre una legislación de efectividad más que discutible, una actitud pasota (salvo cuando la casa ocupada es propiedad municipal, que, ahí sí, las gestiones vuelan) y una sensación de impotencia e indefensión los ciudadanos se organicen para tomar medidas por su cuenta.

Lo explica pero no lo justifica. Me parece terriblemente peligroso, pero espero sinceramente que no pase nada grave porque las consecuencias pueden ser muy dolorosas. No me entiendan mal, seguro que si fuera mi zona yo sería el primero en tomar algún tipo de medida de este estilo... pero eso no quita que el peligro exista.

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