lunes, 12 de septiembre de 2022

Lugo y el reto de volver a tener unas terrazas razonables

 

Magnífica terraza con publicidad a la que no veo ningún problema en el casco histórico

Cuando leemos que el Ayuntamiento no quiere mesas y sillas “de publicidad” en el casco histórico a todos se nos va la cabeza inmediatamente a las sillas coloradas de marcas de refrescos o a las amarillas de otras de cerveza, pero hay vida más allá de los colores chillones.

Este fin de semana en un hotel de Foz estuve disfrutando de una preciosa terraza en un hotel cuyo mobiliario tenía una parte importante de mesas y sillas de madera y metal negro de una marca de cervezas, concretamente de Alhambra. Es difícil casi distinguir los logotipos de la compañía en el, en mi opinión, sencillo y bonito mobiliario y resulta chocante que ese tipo de elementos no se permitan en un casco histórico.

Puedo compartir, y de hecho comparto, que huyamos de ciertos elementos chocantes en la zona más noble de la ciudad. No pegan ni con cola los plásticos neón ni los tonos exagerados, y la zona es cierto que pide mesura en los contrastes… pero de ahí a convertir en norma algo tan arbitrario como que un local no pueda estampar su logotipo en sus mesas y sillas o, puestos a elegir, el de una marca comercial que le regala dichos elementos… hay un abismo.

En Lugo hay una normativa obsoleta que obliga a casi todos a tener muebles idénticos, lo que hace difícil incluso saber en qué terraza te estás sentando, y cierra la puerta a personalizar terrazas. Bien es cierto que durante la pandemia esto se abandonó, pero la Alcaldesa ya ha anunciado que en enero habrá fin a esa bula y que intentará meter el genio de nuevo en la botella, algo recomendable porque se les ha ido un poco (bastante) de las manos.

Las terrazas no pueden invadir zonas de paso mínimas, es decir, que tienen que dejar que carritos, sillas de ruedas y peatones circulen con tranquilidad en aceras y calles peatonales, eso no creo que haya nadie que lo dude. Tampoco me convencen esos campamentos de plásticos mal montados en que se han convertido algunas de las terrazas que han proliferado en Lugo en un momento de necesidad que ya se ha superado.

Lo que sí sería recomendable es que estas reformas se adopten con el consenso y participación de los implicados, porque para normativas metidas con calzador ya tenemos varios ejemplos que no acabaron bien y que los juzgados han acabado tumbando. Esperemos que en este caso se abra a la participación, ese mantra sagrado que a veces parece que sólo se usa cuando interesa.

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