viernes, 4 de noviembre de 2022

La reforma de la carga y descarga, un reto conjunto

Esta imagen, habitual hasta bien entrado el mediodía, no es aceptable. En eso estamos todos de acuerdo. Otra cosa es cómo se solventa. Foto: La Voz de Galicia.

Que la empatía es un recurso cada vez más escaso parece algo difícilmente rebatible. Anteayer mismo, en una reunión a la que me invitaron para hablar de los graves problemas que se avecinan con el reparto de mercancías en el casco histórico, salieron a la palestra las palabras de un importante representante sectorial que decía que “no es nuestro problema, sino de los transportistas” si no se pueden distribuir las mercancías a tiempo. Que se apañen. Una torpe visión que revela una terrible inconsciencia, una ceguera que impide ver que realmente sí es problema de todos y cada uno de los que vivimos en esta ciudad.

El problema sale de una decisión tomada por el Gobierno Local con la que estoy de acuerdo: el adelanto de los horarios de reparto durante la mañana. No es de recibo tener el casco histórico lleno de camiones de reparto hasta mediodía, y la propuesta de fijarlo de 7:00 a 11:00 de la mañana y de 15:30 a 17:30 por la tarde parece razonable. Si alguien no tiene abierto su negocio en esas franjas horarias para que le repartan la mercancía, lo lógico es que sea adapte a la norma, y no al revés.

Se pueden buscar infinidad de soluciones. La más obvia es la contratación conjunta de un “sereno”, una persona que se encargue de recibir las mercancías en determinados locales cuando éstos están cerrados. Además haría las labores de comprobación de los albaranes e incluso el pago de los productos que se paguen a contado, algo cada vez más escaso a día de hoy.

Hay otros locales que han optado por alquilar bajos para usar de almacén en pleno centro. Esa solución me convence menos porque si se extiende llenaría la zona de locales sin uso al público y no creo que sea lo mejor para el conjunto, si bien hay que reconocer que a corto plazo es una medida práctica para los interesados.

La tercera, que se planteó ayer, es la de fijar unas dársenas de carga y descarga más o menos permanentes en el centro, algo que no suena mal siempre que sea en zonas no muy visibles (obviamente a nadie se le ocurre plantar eso en Armañá, por ejemplo, que es una de las áreas más problemáticas) y que no estorbe a otras actividades, difícil cuestión en el recinto amurallado. También se habló de la posibilidad de alquilar un local grande entre todos para poder meter los camiones fuera del horario de carga y descarga, lo que no es ninguna tontería.

Soluciones hay muchas, pero también hay muchos problemas. Uno del que no parecen ser conscientes es de que si se eliminan todas las zonas de carga y descarga al peatonalizar lo que queda del centro, los servicios de paquetería van a tener muchísimos problemas para repartir. Hablamos de agencias tipo GLS, SEUR, MRW y demás, que actualmente usan esas zonas de 8 de la mañana a 8 de la tarde y, aún así, les llega bien porque muchas veces están ocupadas por quienes no deberían estar ahí.

Es un tema realmente peliagudo, y aunque es fácil de plantear es más difícil de resolver. De hecho anteayer se hicieron muchas preguntas pero se dieron pocas respuestas, porque la cosa no es sencilla en una ciudad como Lugo, y aunque ayer la prensa recogía parte de la cuestión, el debate sólo acaba de empezar.

Lo que está claro es que el centro no puede estar plagado de camiones todo el día, y en eso estamos todos de acuerdo. Cómo solventemos lo que eso significa, es harina de otro costal.

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