El Camino Primitivo de Santiago ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, y por si esto fuera poco incluye en el lote a varios puntos clave entre los que está nuestra Catedral, además de otros sitios como la de Mondoñedo, que ahora está de moda porque su alcaldesa rige los destinos de la Diputación Provincial.
En Lugo el Camino Primitivo es como Santa Eulalia de Bóveda: la mayoría no sabe que está por ahí, ni lo disfruta, ni le importa demasiado lo que le pase. Son esas cosas que los que vienen de visita valoran más que la mayoría de nuestros conciudadanos que entienden que estas cosas son “para los turistas”. Craso error.
Si esa percepción proviene de vecinos de la ciudad me parece grave, pero que los que tienen que tomar las decisiones y administrar nuestros dineros y otros recursos mantengan esa desidia respecto a temas de tal importancia es de juzgado de guardia. Bueno, cambiemos la expresión que en Lugo lo de la Plaza de Avilés mejor no mentarlo no sea que les dé por imputarnos a todos. Dejémoslo en que es inconcebible.
Lugo vive de espaldas al Camino Primitivo como vivió muchísimos años de espaldas al Miño, con la excepción en esto último de los socios del Fluvial y los usuarios de ese gran Parque del Miño que hizo Joaquín García Díez en sus cuatro años de alcalde, que cundieron mucho más que los 16 de otros.
La mayoría de la ciudad no sabe ni que pasa por aquí no solo uno de los múltiples caminos que se dirigen a la tumba del Apóstol Santiago, sino el primero de todos ellos, el original, el “primitivo”. Explicarles que entra por la puerta de San Pedro (donde hay un monolito que lo indica, puesto también por García Díez en su memorable mandato) y sube por la calle del mismo nombre, sigue por la Plaza de España y la Calle de la Cruz, bajando por las calles Miño y Tinería para salir por el Carmen es contarles algo de lo que no han escuchado hablar, lo que es triste.
Ya si a alguien se le ocurre hacer el recorrido en el municipio, donde lo más digno quizás sea el tramo del casco histórico (sin contar a las putas de la Tinería, que le dan un punto pintoresco para algunos) o el trozo de Castelo, que también está bien, se echa a llorar. No se trata de que esté mal señalizado, es que está casi impracticable por momentos y donde se puede pasar casi era mejor que no se pudiera. Particularmente me llama la atención la zona de Fontiñas, donde hay que subir unas escaleras dignas de la casa de los horrores, para luego meterse por la calle que va a dar a la ronda de la Muralla por debajo del Carrefour Express (creo que se llama Carril das Frores).
¿Supondrá esta Declaración de Patrimonio de la Humanidad que las administraciones cuidarán un poquito más de nuestro Camino? Tengo mis serias dudas. Hace quince años de la de la Muralla (si les menciono que el expediente y el trabajo de dicha declaración lo hizo García Díez esto empieza a parecer un publirreportaje, pero oigan, es lo que hay) y aún estamos esperando por algo decente y razonable para nuestro principal monumento. No hay ni un puesto de atención turística en verano en un fielato de la Muralla, que sería lo suyo, ni una campaña decente de promoción, ni se ha notado la declaración más que para que venga algún turista más. Y no se trata de eso, o no solo de eso al menos.
El revulsivo que se suponía que iba a implicar aquella gran noticia se quedó en lo que se queda todo en Lugo, en un titular cortoplacista y una medalla que se saca del cajón cada cierto tiempo para presumir en los actos sociales… pero que luego se mete en un estuche porque estamos muy ocupados gastando 10 millones de euros en el MIHL, 700.000 en una cafetería, o 900.000 en un centro de energías alternativas que no genera energías alternativas. Para eso sí hay dinero, como también para comprar unas piezas de oro por tres millones de euros descuidando el gran anillo de piedra que le da carácter a la ciudad.
Confiemos en que los nuevos gobiernos del Ayuntamiento y la Diputación, junto a los de Xunta y Estado se pongan de acuerdo en que hay cosas por las que merece la pena dejar las rencillas políticas y los ataques de importancia. El Camino Primitivo de Santiago es una de ellas, y el impacto que puede suponer para Lugo debería ser suficiente argumento para trabajar sobre ello de buena fe.
No olvidemos que Lugo es el Sarria del Camino Primitivo: somos la primera población desde la que se cumplen los míticos 100 kilómetros necesarios para que te den la Compostela si haces el camino a pie o en montura (en bici te exigen 200 kilómetros) y eso nos puede poner en el mapa, e incluso darnos una ventaja competitiva sobre cualquier otra ciudad, hasta sobre el mismísimo Oviedo.
Aprovechemos esa suerte y trabajemos lo que tenemos al alcance de la mano.
A raíz de un comentario que me han hecho en Facebook, he de añadir un anexo en reconocimiento a Ricardo Polín, Elías Valiñas y Juan José Molina, los "redescubridores" e impulsores del Camino Primitivo.
ResponderEliminarPor absoluto desconocimiento de sus logros no los mencioné, pero creo que es de sentido común aplaudir púlbicamente su tarea. En La Voz de Galicia de hoy les hacen un merecido homenaje.