La “cortesía parlamentaria” ha hecho que el PSOE le “preste” dos senadores a ERC y otros dos a Democracia i Llibertat para que puedan tener grupo propio en el Senado. Uno de los “cedidos” es el lucense Ricardo Varela. Como no están las cosas lo bastante revueltas en el PSOE de Lugo, ahora resulta que no está muy claro a qué grupo pertenece el único senador socialista de la provincia. No deja de ser llamativo pero como algo anecdótico… o casi.
El “casi” se debe al lío que hay montado con los grupos parlamentarios de Podemos, si tiene que hacer uno solo o puede romperse en cuatro como pretendían algunas de sus “marcas”, como la gallega En Marea.
El reglamento del Congreso es bastante claro al respecto, y viene a decir que no. Antes sí se permitía, pero cuando el propio PSOE hizo sus maniobras con sus delegaciones de País Vasco y Cataluña se vio que la cosa podía ser peligrosa y decidieron que un partido político solo pueda tener un grupo parlamentario, por simplificar, supongo. Esto lleva funcionando desde principios de los años ochenta.
Todo eso está muy bien, y personalmente me parece de sentido común que un partido tenga un único grupo, porque si no sería la casa de tócame Roque y nos costaría un ojo de la cara mantener a la barbaridad de grupos que podrían surgir. Además, los plenos serían interminables y la gestión inasumible. Pero entonces no parece comprensible que en Senado hagan trampas.
Sí, son trampas. Eso de “prestarse senadores” suena a tráfico de personas. Si el reglamento del Senado dice que para formar grupo hacen falta 10 senadores, ¿qué es eso de que un grupo con ocho, más dos “prestados”, formen grupo? ¿Entonces por qué Podemos no puede “prestar” diputados a IU o a AGE (o como se llamen) para formar grupo parlamentario? O cumplimos las reglas o las cambiamos, pero eso de estirarlas cuando nos conviene no lo veo nada claro.
Dice la Real Academia que un fraude es un “acto tendente a eludir una disposición legal en perjuicio del Estado o de terceros”. Obviamente si un reglamento dice que hacen falta 10 senadores y dos grupos se constituyen con ocho “de verdad” y dos “prestados”, entra en lo primero. El gasto que esto supone para las arcas del Estado, que aumenta notablemente de tener grupo a no tenerlo, cumple con el segundo requisito. Vamos, un fraude en toda regla.
Llamar “cortesía” a una forma de esquivar una disposición legal en una cámara cuando en otra se busca el cumplimiento a rajatabla del reglamento, no me parece lo más razonable. Los que hacen las normas, que curiosamente en este caso son los mismos que las tienen que cumplir, pueden alterarlas si no están conformes, pero parece más cómodo “soslayarlas”.
A lo mejor lo de que la ley está para cumplirla también es un mero eslogan publicitario. Vayan ustedes a saber.
El “casi” se debe al lío que hay montado con los grupos parlamentarios de Podemos, si tiene que hacer uno solo o puede romperse en cuatro como pretendían algunas de sus “marcas”, como la gallega En Marea.
El reglamento del Congreso es bastante claro al respecto, y viene a decir que no. Antes sí se permitía, pero cuando el propio PSOE hizo sus maniobras con sus delegaciones de País Vasco y Cataluña se vio que la cosa podía ser peligrosa y decidieron que un partido político solo pueda tener un grupo parlamentario, por simplificar, supongo. Esto lleva funcionando desde principios de los años ochenta.
Todo eso está muy bien, y personalmente me parece de sentido común que un partido tenga un único grupo, porque si no sería la casa de tócame Roque y nos costaría un ojo de la cara mantener a la barbaridad de grupos que podrían surgir. Además, los plenos serían interminables y la gestión inasumible. Pero entonces no parece comprensible que en Senado hagan trampas.
Sí, son trampas. Eso de “prestarse senadores” suena a tráfico de personas. Si el reglamento del Senado dice que para formar grupo hacen falta 10 senadores, ¿qué es eso de que un grupo con ocho, más dos “prestados”, formen grupo? ¿Entonces por qué Podemos no puede “prestar” diputados a IU o a AGE (o como se llamen) para formar grupo parlamentario? O cumplimos las reglas o las cambiamos, pero eso de estirarlas cuando nos conviene no lo veo nada claro.
Dice la Real Academia que un fraude es un “acto tendente a eludir una disposición legal en perjuicio del Estado o de terceros”. Obviamente si un reglamento dice que hacen falta 10 senadores y dos grupos se constituyen con ocho “de verdad” y dos “prestados”, entra en lo primero. El gasto que esto supone para las arcas del Estado, que aumenta notablemente de tener grupo a no tenerlo, cumple con el segundo requisito. Vamos, un fraude en toda regla.
Llamar “cortesía” a una forma de esquivar una disposición legal en una cámara cuando en otra se busca el cumplimiento a rajatabla del reglamento, no me parece lo más razonable. Los que hacen las normas, que curiosamente en este caso son los mismos que las tienen que cumplir, pueden alterarlas si no están conformes, pero parece más cómodo “soslayarlas”.
A lo mejor lo de que la ley está para cumplirla también es un mero eslogan publicitario. Vayan ustedes a saber.
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