El mago timador en plena acción |
Tener un comercio no es sencillo. A los habituales problemas a que se enfrenta cualquier empresa se suman los hurtos y los timos, como el que hoy recoge la Voz de Galicia en la portada de su edición de Lugo.
Un “mago”, una de esas personas cuya habilidad con las manos quizá le podría hacer ganarse la vida en los escenarios, ha optado por dedicarse a una profesión mucho menos recomendable, la del robo.
Hizo su “función” en un establecimiento del casco histórico, donde este hombre preguntó por un artículo que compró pagando con un billete auténtico de 200 euros (tras intentarlo en la Plaza de Abastos, donde nadie se fió de su billete aunque, insisto, es de curso legal). Antes de salir aparentó cambiar de idea y devolvió ese artículo con la excusa de que le gustaba más otra cosa, que pidió que se le preparase para regalo mientras iba a otro recado. Hasta ahí bien… el problema estuvo con la devolución del dinero previamente pagado.
Cuatro veces tuvieron que ver las grabaciones de las cámaras de seguridad para entender cómo había hecho para distraerles 100 euros en dos billetes de 50 que, con una habilidad propia de un profesional del ilusionismo, escamoteó ante las mismas narices de la persona que lo atendió, guardándoselos en la palma de la mano después de enseñarlos.
Hay que decir que a pesar de que considera que no es una buena publicidad y que por ello la persona estafada no quiere dar a conocer el negocio en que ocurrió, tuvo la suficiente valentía como para denunciar en un medio de comunicación esta situación intentando alertar a los compañeros de otras empresas para que no les ocurra lo mismo. Algo digno de aplauso, por lo que yo, personalmente, reconocería su generosidad. En ocasiones la primera piedra en el camino de una investigación es el silencio de la víctima por un mal entendido sentido de la vergüenza o del ridículo. No es el caso, esta persona ha dado toda la información que se le ha pedido.
Es triste ver que quien es habilidoso dedique sus dotes para esto en lugar de hacer una competencia más legal a los profesionales del ilusionismo. Siempre he pensado que lo que separa a prestidigitadores de esos que te quitan el reloj o la cartera sin que te enteres de una vida dedicada al crimen es únicamente su moral.
Ya decía Conan Doyle en boca de su archiconocido Sherlock Holmes algo por el estilo: que si dedicase sus dotes al mal en lugar de al bien, habría sido el mayor delincuente de la historia (de ficción, claro está). En el mundo real tenemos buenos ejemplos.
He visto a Juan Tamariz, al Mago Antón o, de forma más reiterada, cercana y, por lo tanto mucho menos comprensible para mí, al Mago Rafa hacer cosas que desafían toda explicación lógica. La tendrá, no les digo que no, pero igual que te hacen una bondadosa estafa para dejarte con la boca abierta serían perfectamente capaces de robarte lo que llevas, o de vaciar las cámaras acorazadas del Banco de España (si es que aún existen) sin que se entendiera ni cómo lo hicieron.
El truco clásico del cambio, a mi me lo intentarion hacer ya un par de veces, y curiosamente siempre señoras de etnia gitana, uno ya lleva mucho tiempo en este negocio y siempre usamos el mismo sistema, "si hay un error en el cambio hasta el final del día que se haga caja no podemos hacer nada, si al hacer caja sobra se lo apartamos, venga mañana" y por supuesto nunca vuelven.
ResponderEliminarPues en este caso era payo...
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