viernes, 24 de julio de 2020

La Muralla volverá a oler a pizza

La Muralla con sus inquilinos, los vencejos

En esta época en que el buen tiempo hace que levantarse temprano dé menos pereza me gusta salir de casa a primera hora (bueno, tampoco es que me quede otra, que hay que ir a currar) porque el aire está más respirable y el ambiente es muy agradable. Y por los vencejos. De camino al trabajo me alegra la mañana verlos volar a toda velocidad, haciendo quiebros en el aire y hasta sus sonidos, que no son estridentes, dan sensación de naturaleza y de satisfacción.

La anidación de vencejos en la Muralla abre todos los años el mismo debate: el Ayuntamiento sale a protestar porque el monumento está lleno de hierbajos (en lo que tiene toda la razón) y la Xunta, propietaria de la construcción, responde que no se puede limpiar en el momento en que lo dicen porque los pájaros están de inquilinos y es un disparate medioambiental echarlos de allí. Todos los años la misma historia. Cansina de hecho.

Pero puede que todo esto se termine, por fin, y cambien el sistema de limpieza de la Muralla, utilizando productos naturales que en lugar de obligar a arrancar las hierbas, en un proceso que siempre he visto más que discutible (no veo sostenible estar arrancando raíces con tierra año tras año, eso tiene que afectar a la estabilidad del conjunto tarde o temprano) evitan que nazcan las malas hierbas. Son derivados de aceites esenciales de romero y tomillo, lo que hacen que la Muralla huela a pizza recién horneada, lo que no solo no tiene nada de malo sino que la puede convertir en el primer monumento con aroma propio.

Hace algún tiempo les propuse en este mismo blog lo que alguna gente se tomó como una ironía y otra como un disparate: encalar la Muralla. Revestirla de mortero y después pintarla de blanco, como hicieron los romanos cuando la construyeron, no era una broma sino algo totalmente serio, que no solo evitaría el deterioro del monumento sino que daría una imagen mucho más acorde con la original. Pero bueno, se ve que nadie se lo plantea en serio (quizá por lo “atrevido” de poner las cosas como estaban, no lo sé, o tal vez porque cuesta ver un cambio tan radical) así que seguiremos debatiendo año tras año si hay que arrancar los hierbajos y si los vencejos son más importantes que la foto, que lo son.

Con algo hay que entretenerse en los meses de verano.



5 comentarios:

  1. En cuanto a la idea de encalar la muralla, existen numerosas teorías acerca de la conservación y/o restauración de monumentos a lo largo de la Historia del Arte. Uno de los teóricos de más renombre, y cuya lectura recomiendo, es Ruskin, que venía a decir que las obras de arte tenían una vida y no era respetable devolverlas a su estado prístino, porque estaríamos cometiendo un falso histórico. En el lado contrario, está Viollet-le-Duc, cuyas chapuzas en las catedrales francesas son sobradamente populares.

    Si bien Ruskin llega a resultar algo extremista, actualmente, organismos como la UNESCO y el ICOM recomiendan no efectuar restauraciones en estilo, debido a que podríamos llegar a perder la veracidad histórica de la obra de arte en cuestión. Es como si, por ejemplo, en Roma decidieran devolver el Coliseo o los Foros a su estado original y, para ello, realizan una reconstrucción total de los edificios, con materiales y técnicas que poco tienen que ver con las romanas. O como si se decidiera destruir la actual catedral de Santiago para devolver a la vida a la primigenia basílica de Alfonso II, poniéndonos en un caso exagerado.

    En cambio, lo que sí se permite, es la restauración mediante anastilosis, es decir, utilizando partes del monumento original en su lugar primigenio, ya que no se está alterando en ningún momento la verdad histórica. De ahí que en la muralla, por ejemplo, no se puedan (y no se deban) reconstruir los torreones, o, como es el caso, encalarla (aunque la propuesta no deja de tener su lógica, sin lugar a dudas).

    Dicho lo cual, el debate siempre resulta sano y necesario, y todas las opiniones son dignas de ser escuchadas. Enhorabuena por el blog, un verdadero lujo para todos aquellos que amamos a esta ciudad, la valoramos y queremos ayudar a mejorarla. Saludos cordiales.

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  2. En cuanto a la idea de encalar la muralla, existen numerosas teorías acerca de la conservación y/o restauración de monumentos a lo largo de la Historia del Arte. Uno de los teóricos de más renombre, y cuya lectura recomiendo, es Ruskin, que venía a decir que las obras de arte tenían una vida y no era respetable devolverlas a su estado prístino, porque estaríamos cometiendo un falso histórico. En el lado contrario, está Viollet-le-Duc, cuyas chapuzas en las catedrales francesas son sobradamente populares.

    Si bien Ruskin llega a resultar algo extremista, actualmente, organismos como la UNESCO y el ICOM recomiendan no efectuar restauraciones en estilo, debido a que podríamos llegar a perder la veracidad histórica de la obra de arte en cuestión. Es como si, por ejemplo, en Roma decidieran devolver el Coliseo o los Foros a su estado original y, para ello, realizan una reconstrucción total de los edificios, con materiales y técnicas que poco tienen que ver con las romanas. O como si se decidiera destruir la actual catedral de Santiago para devolver a la vida la primigenia basílica de Alfonso II.

    En cambio, lo que sí se permite, es la restauración mediante anastilosis, es decir, recolocando partes del monumento original en su lugar primigenio, ya que no se está alterando en ningún momento la verdad histórica. De ahí que en la muralla, por ejemplo, no se puedan (y no se deban) reconstruir los torreones, o, como es el caso, encalarla (aunque la propuesta no deja de tener lógica, sin lugar a dudas.

    Dicho lo cual, el debate siempre resulta sano y necesario, y todas las opiniones son dignas de ser escuchadas. Enhorabuena por el blog, un verdadero lujo para todos aquellos que amamos a esta ciudad, la valoramos y queremos ayudar a mejorarla. Saludos cordiales.

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  3. En cuanto a la idea de encalar la muralla, existen numerosas teorías acerca de la conservación y/o restauración de monumentos a lo largo de la Historia del Arte. Uno de los teóricos de más renombre, y cuya lectura recomiendo, es Ruskin, que venía a decir que las obras de arte tenían una vida y no era respetable devolverlas a su estado prístino, porque estaríamos cometiendo un falso histórico. En el lado contrario, está Viollet-le-Duc, cuyas chapuzas en las catedrales francesas son sobradamente populares.

    Si bien Ruskin llega a resultar algo extremista, actualmente, organismos como la UNESCO y el ICOM recomiendan no efectuar restauraciones en estilo, debido a que podríamos llegar a perder la veracidad histórica de la obra de arte en cuestión. Es como si, por ejemplo, en Roma decidieran devolver el Coliseo o los Foros a su estado original y, para ello, realizan una reconstrucción total de los edificios, con materiales y técnicas que poco tienen que ver con las romanas. O como si se decidiera destruir la actual catedral de Santiago para devolver a la vida la primigenia basílica de Alfonso II.

    En cambio, lo que sí se permite, es la restauración mediante anastilosis, es decir, recolocando partes del monumento original en su lugar primigenio, ya que no se está alterando en ningún momento la verdad histórica. De ahí que en la muralla, por ejemplo, no se puedan (y no se deban) reconstruir los torreones, o, como es el caso, encalarla (aunque la propuesta no deja de tener lógica, sin lugar a dudas.

    Dicho lo cual, el debate siempre resulta sano y necesario, y todas las opiniones son dignas de ser escuchadas. Enhorabuena por el blog, un verdadero lujo para todos aquellos que amamos a esta ciudad, la valoramos y queremos ayudar a mejorarla. Saludos cordiales.

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  4. En cuanto a la idea de encalar la muralla, existen numerosas teorías acerca de la conservación y/o restauración de monumentos a lo largo de la Historia del Arte. Uno de los teóricos de más renombre, y cuya lectura recomiendo, es Ruskin, que venía a decir que las obras de arte tenían una vida y no era respetable devolverlas a su estado prístino, porque estaríamos cometiendo un falso histórico. En el lado contrario, está Viollet-le-Duc, cuyas chapuzas en las catedrales francesas son sobradamente populares.

    Si bien Ruskin llega a resultar algo extremista, actualmente, organismos como la UNESCO y el ICOM recomiendan no efectuar restauraciones en estilo, debido a que podríamos llegar a perder la veracidad histórica de la obra de arte en cuestión. Es como si, por ejemplo, en Roma decidieran devolver el Coliseo o los Foros a su estado original y, para ello, realizan una reconstrucción total de los edificios, con materiales y técnicas que poco tienen que ver con las romanas. O como si se decidiera destruir la actual catedral de Santiago para devolver a la vida la primigenia basílica de Alfonso II.

    En cambio, lo que sí se permite, es la restauración mediante anastilosis, es decir, recolocando partes del monumento original en su lugar primigenio, ya que no se está alterando en ningún momento la verdad histórica. De ahí que en la muralla, por ejemplo, no se puedan (y no se deban) reconstruir los torreones, o, como es el caso, encalarla (aunque la propuesta no deja de tener lógica, sin lugar a dudas.

    Dicho lo cual, el debate siempre resulta sano y necesario, y todas las opiniones son dignas de ser escuchadas. Enhorabuena por el blog, un verdadero lujo para todos aquellos que amamos a esta ciudad, la valoramos y queremos ayudar a mejorarla. Saludos cordiales.

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  5. En cuanto a la idea de encalar la muralla, existen numerosas teorías acerca de la conservación y/o restauración de monumentos a lo largo de la Historia del Arte. Uno de los teóricos de más renombre, y cuya lectura recomiendo, es Ruskin, que venía a decir que las obras de arte tenían una vida y no era respetable devolverlas a su estado prístino, porque estaríamos cometiendo un falso histórico. En el lado contrario, está Viollet-le-Duc, cuyas chapuzas en las catedrales francesas son sobradamente populares.

    Si bien Ruskin llega a resultar algo extremista, actualmente, organismos como la UNESCO y el ICOM recomiendan no efectuar restauraciones en estilo, debido a que podríamos llegar a perder la veracidad histórica de la obra de arte en cuestión. Es como si, por ejemplo, en Roma decidieran devolver el Coliseo o los Foros a su estado original y, para ello, realizan una reconstrucción total de los edificios, con materiales y técnicas que poco tienen que ver con las romanas. O como si se decidiera destruir la actual catedral de Santiago para devolver a la vida la primigenia basílica de Alfonso II.

    En cambio, lo que sí se permite, es la restauración mediante anastilosis, es decir, recolocando partes del monumento original en su lugar primigenio, ya que no se está alterando en ningún momento la verdad histórica. De ahí que en la muralla, por ejemplo, no se puedan (y no se deban) reconstruir los torreones, o, como es el caso, encalarla (aunque la propuesta no deja de tener lógica, sin lugar a dudas.

    Dicho lo cual, el debate siempre resulta sano y necesario, y todas las opiniones son dignas de ser escuchadas. Enhorabuena por el blog, un verdadero lujo para todos aquellos que amamos a esta ciudad, la valoramos y queremos ayudar a mejorarla. Saludos cordiales.

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