La reunión de los barraquistas con Lara Méndez fue el inicio del proceso para que tengamos barracas. Fotos: La Voz de Galicia |
Lara Méndez es la Alcaldesa de Lugo, y lo acaba de recordar a propios y extraños. El golpe de timón que anunció ayer sobre el tema de las fiestas patronales era necesario, pero si les soy sincero no pensé que lo fuera a hacer. Quizá por eso no podría sentirme más orgulloso de ella de lo que lo estoy en este momento.
Es una apuesta arriesgada. Desautorizar a parte de su propio Gobierno, en concreto a la concejala de Cultura, es una acción que le puede costar la estabilidad del bipartito, lo que, por otra parte, probablemente tampoco sea tan mala idea a año y medio de las próximas municipales. Provocar, llegado el caso, la salida del BNG del equipo de dirección puede ser una manera de recuperar un gobierno monocolor, pero sin duda es un reto titánico gestionar el ayuntamiento de Lugo con siete concejales, o incluso menos.
No podía haber elegido un tema mejor. La cabezonería demostrada por el ala nacionalista poniendo como excusa una supuesta prohibición autonómica, a pesar de las aclaraciones recibidas por el Delegado de la Xunta, Javier Arias quien explicó por activa y por pasiva que no existe tal veto en la situación sanitaria actual, es un asunto en que una inmensa mayoría de la población va a apoyar el puñetazo en la mesa que da la alcaldesa.
Sólo espero que el precio a pagar por tener barracas no sea llevárselas al quinto pino, y que se mantengan en la zona en que llevan toda la vida, a pesar de las dificultades que eso conlleva porque la tramitación burocrática y técnica de este tipo de cuestiones es compleja. Pero estoy totalmente seguro de que el personal municipal y los propios barraquistas van a poner todo de su parte para poder conseguir que los niños disfruten de unas más que merecidas fiestas.
Porque de eso se trata. En el pimpampún político en que se convierte cualquier tema a veces se olvida al ciudadano, al usuario final, y en este caso los más pequeños de la ciudad han demostrado méritos más que sobrados para poder recibir esta merecida recompensa. Llevan casi dos años viviendo con unas limitaciones que cumplen bastante mejor que los adultos y muchos de ellos ni recordarán lo que es esa vida que llamábamos “normal”.
Felicidades, Alcaldesa.
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