miércoles, 1 de diciembre de 2021

¿Hemos aprovechado los 21 años de Patrimonio de la Humanidad?

La Muralla de Lugo, esa gran desconocida

Ayer fue el día de la Muralla. No le llaman así, sino que le dan el nombre indio: “Aniversario de la declaración de la Muralla como Patrimonio de la Humanidad”, que es algo menos pegadizo y que, aunque vale para hacer camisetas, gasta más tinta.

Los actos fueron discretos por no decir otra cosa y por si fuera poco el Ayuntamiento inexplicablemente se contraprogramó a sí mismo, así que hoy imagino que las portadas de los periódicos no hablarán del aniversario sino de la entrega de las medallas de la ciudad. ¿No habrá más fechas en el año para hacer eso sin hacer pasar más desapercibido el aniversario del monumento?

Un año más hemos de echar la vista atrás y ver de qué nos ha servido la declaración como Patrimonio de la Humanidad, algo que se logró tras un arduo trabajo de la ciudad, encabezada por García Díez y, en la última fase, por Orozco. ¿Hemos rentabilizado ese reconocimiento? ¿Nos ha ayudado a promocionar en su justa medida a la Muralla y, por extensión, a Lugo? Lo dudo.

Si hablan con los turistas que vienen a Lugo verán que hay dos tipos. Los primeros son los que aman el patrimonio y se cogen el listado de la UNESCO y visitan todos y cada uno de los lugares recogidos en esa relación. Es un turismo muy interesante para Lugo porque suele ser gente de un nivel adquisitivo alto o medio alto y, seamos sinceros, es lo que económicamente nos viene bien. El segundo grupo es el del turista que recala en Lugo y, cuando ve la Muralla, se lleva una grata sorpresa. Este último colectivo son la mayoría, tristemente.

Mi tristeza no es porque se lleven esa maravillosa sorpresa, sino porque son la prueba de que nuestra ciudad no ha sabido hacer campañas que impulsen el conocimiento del más significativo de nuestros monumentos y, a pesar de haberse pedido reiteradamente, ni tan siquiera está señalizada en las Autovías que circunvalan Lugo. Ni siquiera algo tan básico.

Ayer fue un día demasiado normal para todos. Personalmente mi única actividad extraordinaria fue acudir a la visita guiada organizada por la Xunta de Galicia y en la que Guido Guía nos hizo un recorrido por el adarve. Fue muy agradable y lo pasamos muy bien.

No les diré que tuviéramos que hacer el 30 de noviembre festivo, pero no sé, se me antoja que esta fecha cada vez es menos relevante para los lucenses porque, a fin de cuentas, las cosas han cambiado relativamente poco desde el punto de vista del día a día.

Tenemos ya no sólo uno sino tres patrimonios de la humanidad, y aquí estamos, viendo las caras de asombro de los turistas que se encuentran con algo que debería ser uno de los grandes iconos de la arqueología española.

Quizá si fuera de madera…

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