jueves, 8 de enero de 2015

¿Cómo pretenden que reaccionemos a algo así?

Ser racional, templado y moderado cuando tres hijos de puta en nombre de su dios entran en la redacción de una revista humorística y se cargan a doce personas es muy complicado. Vaya, creo que yo ya he sido políticamente incorrecto, pero en días como hoy hasta el más tranquilo pone en duda sus convicciones contra la pena de muerte, si es que las tiene.

El gran delito de las víctimas fue ir a trabajar a una redacción en la que osaron publicar caricaturas de Mahoma o de cuestiones religiosas musulmanas. Y les condenaron a muerte, sin juicio ni ley, sólo en nombre de un Alá que, si realmente existe, espero que esté encabronado porque no le entienden lo que dice.

Como liberal respecto a la religión defiendo dos cosas: la libertad de cada uno de creer lo que le venga en gana y la libertad de cada uno de no creer en lo que no le apetezca.

Ambos derechos suelen tener relaciones complicadas, porque los religiosos tienen la machacona costumbre de querer hacer que los demás se comporten de acuerdo a “sus” normas, mientras que los ateos suelen hacer campañas absurdas para “despertar” a los que creen en algo y traerlos a “la realidad”. ¡Qué difícil!

Evidentemente nadie, salvo Willy Toledo por supuesto, puede justificar lo de ayer. Lo malo es que ese “nadie” exceptúa a demasiada gente además de a Willy Toledo. Todo occidente, salvo Willy Toledo (no sé si lo había mencionado) está horrorizado, pero me temo que en otros lugares del mundo estarán dando palmas con las orejas porque han castigado a unos “herejes”.

Todas las religiones fueron satirizadas.
Sólo unos locos reaccionaron matando.
Las portadas del famoso Charlie Hebdo son de dudoso gusto, pero aunque han atacado con graves blasfemias a la Iglesia Católica la reacción de los más fanáticos se limitó a protestar o, como mucho, ir a los juzgados, pero no a coger una metralleta y lanzarse a asesinar gente.

Pero no se equivoquen, esto no es un problema de religión por mucho que lo pueda parecer, sino de Historia. De la Historia que ha avanzado unos cuantos siglos en una parte del mundo mientras que se ha estancado en otras.

En nombre de otro dios también se asesinaba gente en nuestras ciudades, en las mismas calles que hoy pisamos los modernos europeos que nos asustamos con este tema, salvo uno que ya he mencionado. Y lo mismo con prácticamente todas las religiones del mundo, que por mucho que pregonen la paz y la hermandad tienen la curiosa costumbre de acabar con gente torturada y asesinada de las formas más variopintas, que en eso el ser humano es más creativo que en cualquier arte clásica.

¿Estoy diciendo que es comparable? Sí. Es perfectamente comparable lo que pasaba en la Europa medieval con la mentalidad de otras áreas del mundo hoy día. Y eso a corto plazo se ataja con medidas de seguridad, controles en los aeropuertos y agencias de inteligencia, pero a largo plazo sólo se podrá solventar definitivamente haciendo que ciertos países avancen en la Historia hasta alcanzar ese punto en que la religión se convierte en algo íntimo y personal y no en una lucha social. En España casi casi estamos llegando.

Personalmente me importa un cuerno que mi vecino vaya a misa los domingos, o se ponga de cara a la Meca nosecuantas veces al día. Por mí como si se tatúa la biblia en la espalda (sí, iba a poner otra cosa). Pero siempre que lo haga como un acto de fe personal y que se ciña a su propia casa. Fuera de ahí no tengo por qué aguantar las neuras de nadie ni nadie las mías (oiga, si está leyendo esto es porque usted quiere así que no me venga por ahí).

No creo que sea lógico combatir la religión, ninguna religión, porque todas tienen sus pros y sus contras y entran en la esfera de lo estrictamente personal… hasta que se salen de ahí y entonces ya se trata de un problema político, entendido como algo del conjunto de la ciudadanía.

Mucha gente está deseando atacar a los islamistas y les están dando motivos. Me parece tan acertado o equivocado como cuando la gente condena a la Iglesia porque salgan curas pederastas. Igual de ridículo o igual de razonable, porque si bien es cierto que hay una sospechosa resistencia por parte de la Iglesia a la hora de denunciar los temas de curas que entendieron mal lo de “dejar que los niños se acerquen a mí” (al menos hasta que llegó el Papa Francisco) también lo es que las mezquitas tienen la dudosa virtud de convertirse en sedes del terrorismo con una facilidad pasmosa.

Si alguien interpreta en estas líneas la más mínima tibieza a la hora de condenar estas cosas es que no me he explicado bien o que me ha leído mal. Lo que intento decirles es que quienes matan en nombre de Alá lo habrían hecho hace 500 años en nombre de Dios, así que el problema no está en el titular del grito sino en la época en que nos movemos. Eso sí, tan hijos de puta son los de ayer como los de la Inquisición.

Mientras tanto, este tipo de cosas no hacen más que aumentar la brecha que nos separa y cuantos más muertos haya más insalvable será el muro, y siempre habrá quien pretenda derribarlo usando tanques. Y quien lo aplauda. Y quienes no sepamos cómo decirles que no lo hagan porque nos van a contestar con argumentos tan poderosos como los doce muertos de ayer, que sólo publicaron una viñetas.

¿Cómo pretenden que reaccionemos a algo así? Las tripas nos piden venganza, cortar toda relación con países musulmanes, ahogarlos económicamente incluso aunque sepamos que caerán inocentes porque ese es el camino de que sus propios pueblos se rebelen contra la locura... pero el cerebro nos dice que eso no suele funcionar y que lo único que se hace es generar más locos. ¡Qué complicado!

Lo que sí tiene que quedar claro es que los que defendemos las libertades individuales lucharemos contra las imposiciones vengan de donde vengan. Si eso implica luchar contra el islamismo, lo haremos, y no entiendan que es por atacar una religión, sino por defender los derechos que tantos siglos de avance nos han reconocido. No hay vuelta atrás, y si no les gusta que se queden en sus lugares de origen.

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