lunes, 28 de septiembre de 2015

Un cumpleaños con ayuda

Aunque hoy tocaría hablar de las elecciones catalanas y la supuesta derrota del independentismo (derrota que yo no veo por ningún lado, mal que me pese), les voy a hablar de otra cosa, porque alguno de ustedes quizás esté cansado, como yo, de lo de Cataluña (y lo que nos queda).

Hoy voy a dedicar este modesto artículo a dar las gracias. Verán, ayer celebramos el cumpleaños de mi madre que realmente es hoy (así que ya saben, pueden felicitarla) y legalmente el miércoles (ya saben, hace años la gente “registraba” a los niños con una fecha diferente de la del nacimiento porque si lo hacían con retraso les multaban). Lo hicimos en fecha diferente porque venían mi hermana, mi cuñado y mis sobrinas desde Madrid para la ocasión, y lo de los lunes es complicado cuando trabajas.

Es un cumpleaños fuera de lo ordinario, porque es el último que podremos celebrar en el Verruga, el negocio familiar, que precisamente por esa jubilación que tendrá lugar el 31 de diciembre (gracias al colega Zapatero, que le obliga a currar unos meses más) y que implicará el cierre de un local que para nosotros es mucho más que una empresa.

El sábado por la mañana fui con mi hermana a Tous, que aunque es una cadena en Lugo es una empresa local (lo de las franquicias, ya saben) y se nota por la atención al público que tienen: te conocen por el nombre si vas de vez en cuando, saben qué le gusta al cliente y se alejan de esa falta de personalidad que suelen tener los grandes monstruos de las empresas grandes.

Elegimos unos pendientes para el regalo, y amablemente nos ofrecieron preparar un paquetito para regalo. Como íbamos con prisa mi hermana quedó de recogerlo por la tarde… y se le pasó.

Ahí empezó el problema: ¿cómo hacemos? Pues la única opción era fastidiarnos y esperar al lunes… o intentar a la desesperada algo como lo que hicimos: publicar en Facebook una nota (bloqueada para que no la viera mi madre) preguntando si alguien conocía a alguien de la tienda, y como esto es Lugo me llegaron tres mensajes de tres amigos dándome pistas. Uno de ellos me facilitó el teléfono de Rafael, el propietario de la tienda.

Me daba un apuro tremendo, pero insisto en que era una fecha especial así que contacté con él. No se imaginan la amabilidad. Le quitó importancia al tema y, aunque no estaba en Lugo, avisó a su mujer que vino a abrirnos para darnos el paquete.

Les puede parecer una tontería, pero que te molesten en tu día de descanso para resolver un tema que fue exclusivamente culpa nuestra es un detallazo, y encima la forma de hacerlo, como si no fuera nada. Ya tenían una clienta que hablaba maravillas de ellos, mi madre, pero ahora tienen unos cuantos más.

Gracias Andrés, Álvaro y Gus por ayudarnos a localizarlos, y gracias Rafa y Elena por vuestra amabilidad y elegancia. Ayer habría sido un día especial en cualquier caso, pero gracias a vosotros fue redondo.

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